Por Beatriz Ramírez Abella.
Este artículo ha sido un interesante ejercicio de reflexión necesario y oportuno pues es importante abstraernos de nuestra lucha de largos años y trasmitir, compartir, cual ha sido la base conceptual y el enfoque estratégico que ha motorizado el proceso de lucha y resistencia de las mujeres afroamericanas en los últimos setenta años. Tomo como punto de partida la Declaración de los Derechos Humanos, que si bien es un recorte arbitrario nos enmarca en un momento de inflexión para la humanidad que marca un nuevo tiempo.
Es de honestidad intelectual decir que mi análisis tiene una base ideológica que es el Feminismo Negro, conjunto de ideas, creencias que se han ido construyendo a partir de la acción política de muchas mujeres afrodescendientes que toman como “ángulo”, la realidad particular, especifica de ser mujeres en un sistema patriarcal, heteronormado, capitalista, racista, e imperialista, al decir de Ángela Davis (1944). Se trata de un punto de partida donde confluyen y se interseccionan dimensiones de opresión que agravan la situación de millones de mujeres de las Américas, donde en distintos contextos algunas dimensiones tendrán mayor peso que en otras por lo tanto el escenario de lucha se torna diverso, complejo y han sido las mujeres de distintos colectivos quienes han ido encontrando los caminos, delimitando su campo de lucha, construyendo alianzas (no sin tensiones) con las organizaciones feministas, con las organizaciones de mujeres ampliadas, mujeres indígenas, mujeres sindicalizadas y realizando acuerdos coyunturales con los hombres afrodescendientes, con aquellos que han sido capaces de tener la suficiente generosidad política y coherencia ideológica para solidarizarse con nuestra realidad, no han sido muchos pero a lo largo y en el tránsito de esta lucha hemos encontrado compañeros que han caminado junto a nosotras siendo parte de nuestra causa.
El Feminismo Negro (con gran aporte de las activistas académicas), ha construido un cuerpo de análisis propio, identitario, que parte de una lectura desde la propia realidad, tanto histórica (estudios de la colonialidad), como desde distintos factores que hacen a la realidad de las mujeres afroamericanas, donde el contexto han determinado un proceso que deviene en la realidad actual.