Con el funesto antecedente de 2006 en el que le robaron las elecciones a Andrés Manuel López Obrador, los mexicanos y mexicanas salieron a defender los votos con uñas y dientes. Esto permite sentirse tranquilo, de que pese a que todavía solo se contabilizó el 56 % de las actas de escrutinio, la ventaja que tiene AMLO es insalvable para cualquier otro candidato.
A las 10 de la mañana, hora local, el Programa de Resultados Electorales Preliminares muestra al candidato de Morena con el 53,57 % de las preferencias, muy lejos del candidato del PAN, Ricardo Anaya con 22,61 % y de José Antonio Meade del PRI que tiene el 15,58 %, pese a haber desembolsado cifras récords en la campaña electoral.
En la noche de ayer, López Obrador habló frente a una multitud en la capitalina plaza del Zócalo para celebrar la victoria. “Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés general”, dijo, para luego citar a Vicente Guerrero: “La patria es primero”.
“La transformación que llevaremos a cabo consistirá, básicamente, en desterrar la corrupción de nuestro país. No tendremos problema en lograr este propósito porque el pueblo de México es heredero de grandes civilizaciones y, por ello, es inteligente, honrado y trabajador”, manifestó un esperanzado López Obrador.
AMLO aprovechó el discurso para formalizar un compromiso y explicar su plan de gobierno y escapando de los fáciles recursos triunfalistas. Detalló cómo se iba a utilizar el dinero de todos los mexicanos y cuáles serían sus ejes, además de desmentir todas las infamias construidas alrededor de su candidatura.
“El Estado dejará de ser un comité al servicio de una minoría y representará a todos los mexicanos: a ricos y pobres; a pobladores del campo y de la ciudad; a migrantes, a creyentes y no creyentes, a seres humanos de todas las corrientes de pensamiento y de todas las preferencias sexuales”, dijo, pero también marcó claramente las prioridades “Escucharemos a todos, atenderemos a todos, respetaremos a todos, pero daremos preferencia a los más humildes y olvidados; en especial, a los pueblos indígenas de México. Por el bien de todos, primero los pobres”.
Además de llamar a la unidad latinoamericana y a la buena relación con todos los países del planeta, Andrés Manuel, impuso una nueva conducta para con el vecino del norte “Con el gobierno de Estados Unidos de América buscaremos una relación de amistad y de cooperación para el desarrollo, siempre fincada en el respeto mutuo y en la defensa de nuestros paisanos migrantes que viven y trabajan honradamente en ese país”.