Este podría ser el resumen del escenario para Italia que se desprende de la última actualización (11 de junio de 2018) de los datos recogidos por Eurostat. En primer lugar, la cifra de pobreza relativa es impresionante: personas con ingresos inferiores al 60% de la media nacional. En Italia hay más de 11 millones de ciudadanos, el 18% de la población.
Entre los 22 países más poblados de Europa (con más de 3 millones de habitantes), Italia ocupa el 6º lugar en este ranking poco edificante: los tres primeros puestos son Rumania (25%), Bulgaria (23%) y Grecia (20%). En el otro lado de la lista, es decir, los países con menos ciudadanos en riesgo de pobreza relativa, se encuentran la República Checa (9%), los Países Bajos y Noruega (10%).
Además de estos datos reales, Eurostat también calcula el porcentaje de la población en riesgo de pobreza relativa, si no hubiera intervención pública (pensiones, asistencia social, etc.). Como resultado, es posible determinar qué estados son más eficaces para reducir la tasa de pobreza. Los mejores son Irlanda (que consigue reducir la pobreza del 35 al 15%), Suecia (del 30 al 13%) y Noruega (del 26 al 10%). Los peores son Rumania (30% a 25%), Bulgaria (28% a 23%) y Grecia (25% a 20%). Italia pasó del 26% al 18%, ocupando el puesto 17 (de 22 países) por su capacidad para reducir la pobreza en términos porcentuales.
En resumen, se podría decir que en Italia hay muchos relativamente pobres, especialmente porque la intervención social pública carece de la capacidad para llevar a cabo una redistribución. De hecho, sin la ayuda estatal, la tasa de pobreza en Italia sería más baja que en Irlanda, Suecia y Noruega, pero después de la intervención estatal estamos cerca de las tasas en Grecia, Bulgaria y Rumanía.
Existe otro dato que mide la intensidad de la pobreza relativa, a saber, la distancia media entre los pobres y el umbral de pobreza. Entre los Estados miembros de la Unión Europea, en 2016 la mediana de la brecha relativa de pobreza era más baja en Finlandia (13,9 %), Francia (16,6 %) e Irlanda (18,1 %). En el otro lado nos encontramos: Rumanía (36,2%), Grecia (31,9%) e Italia (31,6%). Pero eso no es todo: la distancia que separa a Italia se amplía constantemente. Fue del 23,2% en 2008, 24,8% en 2010, 26% en 2012, 28,2% en 2014 y 31,6% en 2016.
Por lo tanto, podemos decir que en Italia hay muchas personas en riesgo de pobreza: estos ciudadanos son particularmente pobres, porque sus ingresos están lejos de la línea de pobreza relativa, y se empobrecen cada vez más con el tiempo.
Es evidente que estos datos ponen en tela de juicio las políticas fiscales, económicas y sociales de los gobiernos que se han sucedido al menos en la última década en Italia. Sobre todo, plantean una pregunta objetiva al nuevo Gobierno que acaba de tomar posesión: ¿qué decisiones piensa tomar para luchar contra la creciente pobreza que ponen de relieve las estadísticas europeas?