Pocas dudas caben que Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica para buscar camorra, jugar a la guerra como quien juega a las bolitas. Su actual periplo por Europa así lo ilustra. Le gusta estar en estado de lucha contra lo que sea. Eso parece energizarlo, darle adrenalina. Se las da de matón como lo ilustran sus gestos, sus actitudes, sus decisiones, sus polémicas. Está en su salsa.
En la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) subió y bajó a sus aliados por sus escasos gastos militares, conminándolos a aumentarlos significativamente. Cabe recordar que la OTAN nace con posterioridad a la Segunda Guerra mundial, en tiempos de Guerra Fría y de un mundo bipolar, como una suerte de fuerza disuasiva, en defensa de Europa, frente a la amenaza que podía representar la Unión Soviética. Hoy, Trump desafía vía twitter a sus aliados, como un vulgar patrón de fundo. Pareciera que le será más fácil negociar con Putin que con sus socios. Mal que mal, su acceso a la presidencia en el año 2016, se explica en gran parte gracias a la intervención rusa en el proceso electoral estadounidense. No pocos estiman que Trump está debilitando la democracia, que admira a Putin, y recelan de su forma de encarar tanto la política nacional como internacional, pasando por alto protocolos e institucionalidades. Como prueba de ello citan los encuentros sostenidos con los líderes norcoreano y chino, así como sus opiniones sobre distintas personalidades que encabezan gobiernos que se asumen aliados. En concreto, se entendería mejor con quienes son sus adversarios.
De hecho, llega a Inglaterra, uno de sus amigos más fieles, disparando contra el plan para salir de la Unión Europea de la primera ministra May, el famoso Brexit, y contra el alcalde de Londres, calificando su desempeño como terrible. Sus palabras son más propias de matones que de presidentes. ¿Qué se cree? Si bien posteriormente se desdijo, lo concreto es que sus dichos son pan de cada día.
Por otra parte, Trump también se ha declarado en guerra comercial con medio mundo, empezando con China, pero que se extiende a la Unión Europea. Todo por considerar que no han tratado comercialmente en forma justa a los EEUU, arrogándose el derecho a decirle a la primera ministra May lo que debería hacer. ¿Qué se cree?
Respecto de la inmigración, sin arrugarse siquiera, consideró que es una vergüenza la aceptación de inmigrantes por parte de Europa, la que estaría perdiendo su cultura. ¿Qué se cree? ¿Con qué derecho pretende restringir la inmigración cuando él mismo es un inmigrante?
En síntesis, Trump es un peligro público que nos desafía a todos.