«El impuesto único será progresivo, mejorará la estructura actual del Irpef y al implementarlo se respetarán las restricciones de las finanzas públicas». Así lo declaró el 17 de julio el ministro de Economía, Giovanni Tria, en un discurso ante la Comisión de Finanzas del Senado. Todos los observadores han subrayado el realismo de Tria, que no pretende poner en peligro las cuentas públicas.
Supongamos que un experto en geometría analítica dice: «la recta será una parábola, que mejorará la curva existente sin sobrepasar los límites del plano». ¿Qué podríamos decir? ¿Qué es un genio que inventó una nueva geometría? ¿Qué es un ilusionista capaz de hacer lo que no aparece? ¿Qué es un loco que dice frases contradictorias y sin sentido? ¿Qué es un equilibrio de palabras para tratar de no disgustar a nadie? ¿Qué es un incompetente?
En realidad, todos deberíamos saber que un impuesto único no puede ser progresivo en sí mismo (el propio nombre lo dice). Ciertamente la estructura actual del IRPEF (con 5 bandas) puede mejorarse, pero es imposible con un IRPEF a tanto alzado. Para mantenerse dentro de los límites de las finanzas públicas, habría que introducir un impuesto a tanto alzado a un tipo próximo a la media actual. Con los tipos actuales que oscilan entre el 23% y el 43%, ¿cómo puede un impuesto fijo del 15% (o incluso del 20%) garantizar unos ingresos adecuados para respetar las limitaciones de las finanzas públicas?
El ministro Giovanni Tria, en comparación con otros colegas de su Gobierno, parece equilibrado y moderado. Pero si las palabras tienen un significado, los números muestran que las declaraciones del ministro no tienen sentido ni lógica. No sería grave, si no fuera por el hecho de que es quien tiene la llave del fondo común…