Por Mishell Monar
Y aquí está la segunda entrega. Yolanda Terán Magua activista y académica kichwa nos comparte su opción.
Yolanda Terán es de la nacionalidad kichwa del Ecuador. Desde el año 2006 forma parte de la Red de Mujeres Indígenas sobre la Biodiversidad para América Latina y el Caribe, cuya misión está enfocada en la biodiversidad, protocolos comunitarios, sitios sagrados, indicadores para conocimiento tradicional, derechos de los Pueblos Indígenas, derechos de la Madre Tierra, repatriación, bio-comercio, acción colectiva, cambio climático, etc.
Tomó la decisión de seguir un doctorado considerando las necesidades de los pueblos indígenas. Su objetivo fue adquirir conocimientos occidentales y construir un conocimiento intercultural integrando los distintos saberes indígenas. El choque cultural fue grande y afecto mucho a su familia y a ella misma. La invisibilidad y el racismo sufrido a diario fueron “como si una montaña me estuviera aplastando”, dice Yolanda.
Como mujer indígena de América del Sur la responsabilidad fue grande. Tuvo muchas miradas sobre ella, pendientes de su avance o su fracaso, tuvo que trabajar y estudiar con corazón, seriedad y responsabilidad para crear confianza en quienes la rodeaban. Su defensa de tesis y graduación fueron como “subir una montaña, con pasos cortos, largos, lentos y seguros, con momentos de alegría, tristeza y la gran satisfacción de haber llegado a la cima gracias al esfuerzo tuyo y de tu familia, gracias al estímulo y acompañamiento de varias mujeres indígenas del mundo y gracias a tu propia voluntad de empezar y terminar una carrera”. Fue una escalada empinada que le enseñó la calma, la paciencia, la tranquilidad y la seguridad de llegar a la meta anhelada. Mira desde la cima el recorrido en la academia y dice con un profundo agradecimiento a sus padres, a su familia y a sus ancestros, que valió la pena todo el esfuerzo y sacrificio.
En el 2008 participó en la reunión del Grupo de Trabajo 8j para abordar los temas de conocimiento tradicional y biopiratería. Le llamaron la atención dos situaciones: la reacción de desconcierto y tristeza de los y las hermanas indígenas mayores de 60 años en cuanto a la comercialización de los recursos naturales y conocimiento tradicional asociado; y la utilización de términos técnicos durante las reuniones, que fueron llevadas a cabo en inglés sin contar con la traducción necesaria.
Cumpliendo con su misión de vida y después de una reflexión profunda, Yolanda tomó la decisión de apoyar a los pueblos indígenas desde su posición. Decidió que todos sus trabajos académicos se enfocarían hacia la colaboración en el posicionamiento de los Pueblos Indígenas frente a los diversos temas del Convenio de la Diversidad Biológica principalmente los temas relacionados con el Régimen Internacional de Acceso y Reparto de Beneficios, ABS adoptado en la COP 10 en Japón como el Protocolo de Nagoya.
Dicho protocolo fue creado para evitar o parar la biopiratería, el uso indebido de recursos, tiene utilidad para todos los Pueblos Indígenas del mundo y para todos los actores sociales involucrados en procesos de acceso y reparto de beneficios; es un instrumento internacional sobre acceso a recursos genéticos y reparto justo y equitativo de beneficios provenientes del uso de estos recursos.
El Protocolo reconoce el papel de la mujer indígena, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la importancia del conocimiento tradicional, la relación intrínseca entre los recursos genéticos y el conocimiento tradicional, la importancia de los protocolos bio- comunitarios, la consulta, el consentimiento libre, previo e informado, los términos de mutuo acuerdo, etc.
Para Yolanda el rol de las mujeres indígenas dentro del Convenio de la Diversidad Biológica fue reconocido en Nairobi en la Conferencia de la Partes como guardianas de las semillas, generadoras y transmisoras de la cultura y su participación decidida en las distintas reuniones a nivel local, nacional e internacional en las cuales. Las mujeres indígenas continúan incidiendo en los temas de biodiversidad, su aporte está en el Plan de Genero del CBD, en los comités de educación, de implementación del Protocolo de Nagoya, en la revisión de pares de varios documentos, procuran estar presentes y visibles en las reuniones y talleres de capacitación. Menciona que su trabajo se concentra en compartir los resultados, decisiones de las reuniones nacionales e internacionales, el objetivo es crear conciencia de los temas que les afectan, conocerlos, entenderlos y solucionarlos utilizando instrumentos nacionales, internacionales y sus normas consuetudinarias.
Yolanda fue educada dentro de un mundo de paz, armonía y respeto. Como mujer Kichwa realiza trabajos, actividades, proyectos que cuentan con la voz y presencia de su pueblo, que apuntan al mejor trato, al reconocimiento, a la inclusión. Todo su trabajo está unido a la educación de todos para contar con elementos que les permitan reconocerse como iguales, como hermanos, que les posibiliten mirar con el corazón, sentir y practicar un verdadero respeto y sensibilidad para abrir posibilidades para crecer en armonía en una Madre Tierra saludable.