Barcos de papel que se hundieron, lentamente, en las hermosas fuentes de la Plaza del Pueblo en Roma, como todos los días corren el riesgo de hundirse embarcaciones de goma y botes de la costa de Libia, Italia y Malta. Barcos llenos de gente, seres humanos flotando durante días en las olas sólo esperando un destino.
Hoy, 28 de junio de 2018, los 28 Estados de la Unión Europea se reúnen para debatir cuestiones fundamentales sobre el futuro de la Unión, tales como el Brexit, seguridad y defensa, y las migraciones. Las últimas noticias han visto una sucesión de acontecimientos que han alterado profundamente el equilibrio europeo; los nombres Aquarius y Lifeline han sido el centro de acalorados debates en Italia y en el extranjero. Hasta hace unos días sólo veíamos la punta del iceberg de la migración y ahora, aparentemente, hemos impactado. El Consejo Europeo de hoy tiene la obligación moral de proponer soluciones.
Muchos piden una reforma del Reglamento Dublín III, el Reglamento «por el que se establecen los criterios y mecanismos de determinación del Estado miembro responsable del examen de una solicitud de protección internacional presentada en uno de los Estados miembros por un ciudadano de un tercer país o un apátrida». Lo que debería lograrse es un sistema que garantice el respeto de los derechos humanos, un sistema que acoja y en el que las responsabilidades se compartan por igual entre todos los Estados miembros. Esto es lo que exige la movilización de Solidaridad Europea, una iniciativa promovida por políticos, personalidades, ONG y asociaciones como Save the Children, la Comunidad de Sant’Egidio, Legambiente, Amnistía Internacional y otros.
Ayer, 27 de junio, Roma también participó en la movilización; voluntarios de toda Europa, activistas y simples transeúntes participaron en la iniciativa llevando un mensaje simple, pero inmediato, a las plazas de los barcos de papel.
Abajo, algunas fotos de la guarnición en Plaza del Pueblo esta tarde.
Aquí el enlace a la página de la iniciativa de Solidaridad Europea
Traducido del italiano por María Cristina Sánchez