El pasado jueves 28, en las instalaciones radiofónicas de ALER en Quito, tuvo lugar la entrevista exclusiva del Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica (FCINA) a María Fernanda Espinosa, primera mujer latinoamericana en ser electa al cargo de Presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas para el 73° período de sesiones.
Reproducimos la transcripción íntegra de la entrevista en dos partes.
ALER: Desde los estudios de ALER iniciamos un nuevo programa del Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica. Hoy tenemos una invitada muy especial. Se trata de María Fernanda Espinosa, quien ha sido recientemente elegida presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas y con quien dialogaremos sobre temas relevantes al quehacer económico, social, político del mundo y particularmente de nuestra América Latina. Le damos la bienvenida.
MFE: Muchas gracias por esta invitación. Es un privilegio estar aquí participando en este Foro de la Comunicación y estar conectados con toda la red de ALER para poder tener un diálogo abierto, interesante sobre los temas que tienen que ver con los funcionamientos de las Naciones Unidas y de la Asamblea General de la ONU en su 73° período de sesiones que el Ecuador va a tener el honor de presidir.
ALER: Para abrir este conversatorio, una pregunta de carácter global. Ud. asume el cargo en un momento particularmente difícil, las cosas no son las más auspiciosas para las Naciones Unidas, hay muchas críticas que se le hacen al organismo, empezando por el presidente de los EEUU Trump, que ha hecho cuestionamientos. ¿Cómo recibe Ud. este cargo ante este panorama complicado?
MFE: Creo que ser la cuarta mujer en haber ocupado la presidencia de la Asamblea General en 73 años y la primera mujer de América Latina y el Caribe es una enorme responsabilidad. Efectivamente el mundo en el que vivimos es un mundo marcado por los conflictos, por las tensiones, por la desigualdad, por un déficit de derechos fundamentales.
El trabajo es enorme, el compromiso que tiene el sistema de Naciones Unidas es gigantesco. Tiene que tener la capacidad de responder a las necesidades de la gente, de acercar su gestión más al territorio y creo que desde la Asamblea General es una agenda en la que podemos avanzar.
Es verdad también que el multilateralismo necesita reinventarse, repotenciarse. El multilateralismo es la única opción que tiene el mundo para enfrentar los problemas globales como el cambio climático, las drogas, paz y seguridad, desarme. No hay otra manera de tratar esos temas si no es a través de un espacio colectivo de decisión y compromiso donde están presentes los 193 Estados. Ese espacio es precisamente la Asamblea General de las Naciones Unidas. Así es que la responsabilidad es enorme, el contexto no es el más favorable – coincido con ese análisis – pero aquí estamos, para avanzar la agenda multilateral, para posicionar y fortalecer el sistema de Naciones Unidas y hacer todo lo que esté en nuestras manos para también fomentar una acción afirmativa en favor de la igualdad de género.
Pressenza: Como Ud. sabe, hay un fuerte clamor de académicos y empleados de mega empresas del sector Inteligencia Artificial para evitar su utilización con propósitos militares. 26 países en Naciones Unidas – entre ellos Ecuador – ya expresaron la necesidad de iniciar negociaciones por un Instrumento internacional vinculante de prohibición de Armas Letales Autónomas, señalando la Convención de Ciertas Armas Convencionales en Noviembre próximo como fecha clave para dar inicio a esto. ¿Cree usted deseable y posible que estas negociaciones comiencen este año bajo su mandato como presidenta de la Asamblea? ¿Qué podría obstaculizarlo?
MFE: La agenda de desarme es una de las agendas más complejas y donde hay quizás los mayores intereses. El mercado, la economía de las armas es una de las más poderosas que existe en el mundo, eso no es un secreto. Este debate en el que personalmente participé siendo embajadora del Ecuador en Ginebra, es un debate muy complejo por los intereses en torno al tema. Yo creo que es urgente y necesario tener un marco normativo que prohíba el uso de armas letales autónomas.
Tuve el privilegio de escuchar varias explicaciones de parte de expertos sobre cómo funcionan las armas letales autónomas – llamadas en inglés «killerrobots» o robots que matan. En un momento el ser humano pierde el control sobre la operación de un arma letal autónoma. Es decir, son programadas por los seres humanos, pero una vez que están puestas a operar es imposible deshacer la programación cuando se necesita. Eso pone en riesgo la vida y la integridad de civiles inocentes en los conflictos armados. Supongamos que está planificado un bombardeo y de pronto se ve que hay una familia, una escuela, civiles, mujeres, ya no se puede deshacer la orden y la programación de este arma. Cuando la vida y la supervivencia de los seres humanos están en manos de máquinas ya programadas, eso interpela y cuestiona los derechos fundamentales, el derecho a la vida, que es el principal.
Esa es una conversación que ya se ha iniciado hace varios años en las Naciones Unidas y sería prudente y conveniente que ese debate y esa discusión sigan avanzando porque creo que tiene que haber también una conciencia crítica de la humanidad. Mucha gente piensa que eso sólo se ve en las películas de ciencia ficción. Pero ocurre que no, que esas armas efectivamente existen y están poniendo en riesgo la vida de seres humanos en el planeta.
ALAI: Desde que estuvo de embajadora de Ecuador en Ginebra, una de las prioridades que ha trabajado es la propuesta de un tratado vinculante sobre empresas transnacionales y derechos humanos. Incluso llegó a presidir el Grupo de Trabajo que estuvo trabajando en ese tratado. ¿Qué prioridad va a tener esto para su presidencia? ¿Qué puede hacer desde la presidencia de la ONU y cómo eso interactúa con el hecho de que cada vez más las fuentes de financiamiento – ante el hecho de que los gobiernos están recortando sus finanzas – muchas veces provienen de justamente empresas transnacionales?
MFE: Aquí hay dos temas. Lo primero es el tema de la transparencia en el financiamiento de las operaciones del sistema de Naciones Unidas. Creo que es fundamental apostar a la transparencia y a reglas claras en el involucramiento y en la relación de las grandes empresas con el trabajo intergubernamental porque la ONU es un aparato intergubernamental.
En cuanto a cómo opera, hay que diferenciar. Hay posiciones que hemos venido manteniendo como país, como Ecuador y es diferente el rol que tiene un presidente o presidenta de la Asamblea General. Diferente no en el sentido de renunciar a los principios ni mucho menos, sino que es un rol de facilitador, es un rol de puente, de empujar y liderar acuerdos sobre los temas principales. Me parece que es urgente y necesario tener reglas claras de cómo es el involucramiento del sector privado en el sistema de las Naciones Unidas. Eso es una cruzada que hemos venido manteniendo como país, por ejemplo para normar la participación de las grandes empresas farmacéuticas en los procesos de tomas de decisión en la OMS.
Creo que habrá un acuerdo de la comunidad internacional de que necesitamos saber y trasparentar cómo opera ese sistema y garantizar que no exista una colusión de intereses. Lo otro es los marcos normativos para regular el trabajo de las grandes empresas transnacionales y garantizar que cumplan los más altos estándares ambientales y de derechos humanos. Eso es un trabajo que lleva vigente más de cuarenta años en las Naciones Unidas, que ha sido la preocupación de muchos países, de muchas víctimas. Lo que se puede hacer desde la presidencia es alentar, conducir y acompañar a los Estados en el proceso de negociación. El proceso está en marcha, es el fruto de una resolución que se votó en el Consejo de Derechos Humanos, por lo tanto es un mandato que tiene el Consejo. Desde la presidencia lo que corresponde es acompañar y transitar con los Estados para poder cumplir el mandato del Consejo de Derechos Humanos en ese sentido.
FARCO: Muchísimas gracias a María Fernanda Espinosa por dedicar estos minutos a las radios populares de América Latina, felicitaciones por esta elección como Presidenta de la Asamblea General de la ONU. Desde Argentina quiero preguntar por dos temas muy importantes en toda América Latina. Uno es la lucha del movimiento de mujeres por lograr mayor igualdad, mayor respeto por sus derechos y también la defensa del derecho a la comunicación, siempre condicionado por esquemas mediaticos monopólicos, concentrados en muy pocas manos, que además condicionan a las propias democracias de nuestros países. La consulta es si estos dos temas son de su preocupación y en ese caso, ¿qué acciones o iniciativas podría promover Ud. desde su cargo sobre estos dos temas en particular?
MFE: Un gran saludo y también a quienes forman parte de esta red en Argentina, un abrazo cariñoso y lo mejor para Argentina en el Mundial. Todavía tenemos una esperanza puesta ahí…
Sobre la pregunta, yo decía al inicio que no es solamente un honor ser la primera mujer latinoamericana en ejercer la presidencia de la Asamblea General de la ONU sino una gran responsabilidad. ¿Qué significa esto? Pienso que la retórica de la igualdad de género, de la igualdad de oportunidades ha banalizado la discusión profunda de lo que significa igualdad para las mujeres. Es algo que todo político anota y agrega en su discurso. Es parte de la retórica y la narrativa política pero realmente creo que nos hace falta llegar al fondo de las cosas. En el momento en que recibía con gran alegría la votación mayoritaria, ese día en la Asamblea General, el 5 de Junio, decía que dedicaba ese triunfo a las mujeres y no era una cosa menor. Quiere decir que mi principal compromiso como Presidenta de la Asamblea General será garantizar que en todo el trabajo y los temas que están establecidos para el período de sesiones, exista un eje permanente y transversal de preocupación, por ejemplo, sobre la situación de las mujeres y las niñas en conflictos armados, sobre el derecho de las niñas y adolescentes a una educación de calidad, sobre la igualdad de oportunidades en materia económica, es decir sobre las mujeres como actoras de la economía mundial, como actoras principales de la economía popular y solidaria, de la seguridad y la soberanía alimentaria a nivel mundial.
El próximo años será el Año Internacional de las Mujeres Rurales y estaremos trabajando de cerca con las organizaciones de mujeres rurales.
Entre los 17 Objetivos de Desarollo Sostenible – cada año se evalúan siete de los diecisiete, hasta llegar a la Cumbre presidencial del año 2020, por lo que el año 2019 será un año crítico – uno de los objetivos que se evaluará será el tema del derecho a la educación de calidad. Ahí el rol de las mujeres, de las niñas, de las adolescentes es de capital importancia. Otro de los temas que se abordarán será el derecho al empleo decente. Nuevamente ahí el rol de las mujeres como actoras económicas es absolutamente crítico.
Es decir, en otras palabras, no podemos construir sociedades y un mundo igualitario, con igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres si dejamos la mitad de la población fuera. La mitad de la población es la población femenina, son las mujeres. Lo que quiero decir es que, más allá de la retórica, estaremos dándole contenido y trabajando de manera sistemática y permanente por la igualdad de hombres y mujeres en el Desarrollo Sostenible, en los esfuerzos por construir sociedades más pacíficas. Creo que es casi redundante decir que en los conflictos armados quienes más sufren, las víctimas más expuestas son las mujeres y las niñas y estaremos trabajando también en ese sentido.
ALER: Antes de proceder a la próxima pregunta, había quedado por señalar la otra inquietud en relación al tema de las comunicaciones, el derecho a la comunicación, la democratización de las comunicaciones en América Latina en un momento donde las corporaciones mediáticas están dominando el mundo y eso también representa un peligro para las democracias de nuestros países.
MFE: Creo que éste es uno de los temas quizás más importantes en el mundo contemporáneo. No solamente por el rol de las grandes corporaciones de comunicación sino también por el rol de las redes sociales, que a veces son constructoras de una posverdad, o de una «para-verdad» para ser más exactos. A mi modo de ver, las redes sociales pueden ser un factor de democratización y de acceso a información importante pero también pueden ser un factor absolutamente crítico en moldear la opinión pública, en crear narrativas que están totalmente fuera de la realidad. También las redes sociales son utilizadas como grandes instrumentos de ataque, de acorralamiento y de desprestigio en la política.
Hay países que están ya trabajando en marcos normativos para reglamentar el uso de las redes sociales, por ejemplo en el espacio de la política. Lo está haciendo Francia por iniciativa del presidente Macron y creo que la libertad de expresión tiene que estar marcada también por la igualdad de oportunidades, de espacios y de capacidad de generar narrativas sobre la sociedad que sean diversas. Es decir, uno empieza a dudar cuando todas las grandes empresas de la comunicación comienzan a construir ciertas narrativas para generar una «para-verdad» que puede afectar incluso, a veces, los procesos de toma de decisión al más alto nivel. Lo digo con gran responsabilidad, porque yo he sido víctima también de acoso de los medios, por mi condición de mujer, por mis posiciones de avanzada y de vanguardia en materia política y sé exactamente lo que eso significa. Así es que empujar para un proceso de democratización de la comunicación y para ver a la comunicación como un derecho es una cruzada mundial en la que se debe trabajar.
Pressenza: Cambiando un poco de tema, el proceso de paz en Colombia debía traernos tranquilidad y esperanza en la región, sin embargo los resultados recientes nos vuelven a hundir en la zozobra. La promesa de Duque de hacer trizas el acuerdo con las FARC y el ingreso de Colombia a la OTAN rompen el equilibrio regional como Zona de Paz y Zona Libre de armas nucleares. ¿Desde un organismo como las Naciones Unidas, cómo se ve esta situación y la posibilidad de una intervención militar contra Venezuela desde la frontera colombiana?
MFE: Bueno, yo diría, con toda honestidad lo digo, estos son temas más regionales que corresponden a América Latina, son temas obviamente de preocupación, pues los temas que se incluyen o no en la agenda de la Asamblea General de Naciones Unidas tienen que ser solicitados y avalados por los Estados. Es decir, si hay la voluntad, la intención política de tratar esos temas en el seno de la Asamblea General de la ONU, pues eso se hará con cuidadosa consulta con los Estados miembro.
Yo soy una creyente en la integración regional y también en el hecho de que los temas regionales tienen que ser ventilados principalmente en los espacios de integración regional. Es por eso que urge la revitalización de Unasur y de espacios como la Celac, que puedan estar al servicio del procesamiento de dificultades y de conflictos en nuestra región. Asimismo, hay que privilegiar en todas las regiones del mundo donde hay conflictos, que sean los organismos regionales los encargados de procesar y tratar las dificultades que enfrentan a los países. Si en algún momento corresponde que la Asamblea de la ONU trate o ventile estos temas, eso deberá ser una decisión que tomen los estados miembro.