La Copa en Rusia fue marcada por constantes casos de machismo. Los casos grotescos ilustran la necesidad de discutir el género y la sexualidad en el aula.
Machismo y fútbol
La Copa del 2018 ha sido marcada por constantes casos de machismo. Uno de los que ganaron mayor repercusión, fue el del grupo de brasileños que pidieron a una mujer rusa repetir palabras de cuño sexual. Después del incidente, una activista y jurista rusa hizo una petición para castigar a los brasileños por acoso.
Ella quiere que los brasileños pidan disculpas públicamente. Los brasileños fueron identificados y están respondiendo por sus actos.
Además de este caso, una corresponsal del portal IG sufrió acoso durante una entrevista. Un integrante de un grupo formado por 14 hombres intentó besarla. La reportera comentó después de lo ocurrido que se sintió muy mal y contrariada.
La periodista colombiana Julieth González Therán, de Deutsche Welle, fue besada sin su permiso en un enlace en vivo. Y más recientemente la reportera de la emisora brasileña Globo, Julia Guimarães, fue asediada por un hincha el pasado domingo (24).
Los casos de la Copa del Mundo en Rusia no son episódicos y aislados. En todo el mundo hay casos de machismo en los estadios de fútbol. No se circunscriben a Rusia o a Brasil.
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La educación es el camino
Los casos de machismo en la Copa de Rusia son ejemplos de que en pleno siglo 21 los hombres se sienten en el derecho de obligar a las mujeres, de intentar besarlas sin su consentimiento, y de practicar todo tipo de acoso, incluso de quitarles sus vidas.
La educación es una de las vías para mejorar esta situación. El machismo es desgraciadamente una realidad dura, que va desde «bromas idiotas», pasando por los ataques con ácido en mujeres como la India, hasta el feminicidio, cuando las mujeres son muertas por cuestión de género.
Este es uno de los motivos de la importancia de discutir el género y la sexualidad en las aulas. En Rusia tenemos graves casos de machismo y LGTBfobia, que incluye incluso leyes que prohíben «manifestaciones homosexuales» en público. Las cuestiones relativas a estas temáticas (género y sexualidad) deben ser tratadas por los profesores(as). Los docentes en todo el planeta no pueden ponerse fuera de esta realidad, en cuanto al machismo, a la LGTBfobia, al racismo y a las otras formas de prejuicio y discriminación.
Los educadores, en el sentido amplio del término, que incluyen – además de los profesores y profesoras – a madres y padres, familiares y otros agentes, deben estar atentos en lo que se refiere a la educación de sus hijos, parientes, vecinos, etc. Todos son responsables de la educación de las nuevas generaciones. Un trabajo de hormiguita, pero que ya ha dado grandes resultados. La reacción del público a los casos de machismo de los brasileños, por ejemplo, es una demostración de cómo las personas están más abiertas y sensibles a las cuestiones de género.