Los 35.000 miembros de la minoría libia tawergha, que se han visto obligados a vivir en campos de refugiados durante siete años, incluso en medio del desierto, podrían regresar pronto a sus hogares. Esta esperanza se basa en un acuerdo firmado entre los alcaldes de la ciudad homónima de Tawergha y la de Misurata, y recibido por el Primer Ministro Fayez Al-Serraj.
En 2011, los tawergas fueron perseguidos una vez que estalló la rebelión que provocó el fin del régimen de Muammar Gaddafi, porque eran leales al coronel, de quien recibieron protección.
En particular, fueron los milicianos de Misurata quienes obligaron a esta comunidad a exiliarse en los campos de refugiados, donde los defensores de los derechos humanos han denunciado desde hace mucho tiempo las condiciones de degradación y pobreza y donde sólo los organismos de las Naciones Unidas garantizan la ayuda humanitaria.
Según el gobierno de Al-Serraj, que emitió una declaración en su página de Facebook, el acuerdo para garantizar «el regreso seguro de los tawergha» es «el primer paso hacia el regreso a casa de todos los libios desplazados, que huyeron dentro o fuera del país».
Hace meses que se firmó un acuerdo, pero los milicianos de Misurata impidieron que los primeros autobuses entraran en Tawergha, obligando a los refugiados a regresar.