En el Auditorio del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, tuvo lugar un emotivo acto de donación de la colección completa de la publicación que circulara clandestinamente en Chile durante los tiempos de dictadura, bajo el nombre de “El Humanista”.
Al recibirla el Director del Museo, Francisco Estévez, señaló que la para la institución no basta que “Nunca Más” se vuelva a producir un golpe de Estado ni se cometan los horrores de un régimen dictatorial, sino que también hoy “Más que Nunca” es necesario preservar y profundizar los derechos humanos, a fin de alcanzar una democracia plena.
Felicitó la trayectoria humanista en defensa de los derechos de la mujer, los pueblos originarios y el medio ambiente desde su mismo momento de fundación a comienzos de la década de los 80, al tiempo que recordó cuando – desde la Fundación Ideas – le tocó colaborar a la capacitación de la línea de apoderados de mesa formada para defender el NO en el Plebiscito por parte del PH.
La donación que se hizo al Museo abarcó el período 1984-1986 y consta de quince ediciones. Muchos de estos ejemplares fueron de Cristina Soto y donados por su hija, Andrea Carabantes, mientras el resto los rescató Luis Felipe García, como señaló en la presentación del evento Catalina Valenzuela.
El diputado Tomás Hirsch, junto con entregar a nombre del Partido Humanista las quince ediciones y firmar el acta correspondiente, se dirigió a los presentes haciendo mención a la función que tiene la memoria para poder proyectar el futuro: “Según cómo un individuo o un pueblo ordene e integre los contenidos de su memoria, serán las imágenes, proyectos y propósitos que podrá lanzar hacia el futuro, habilitando conductas coherentes o contradictorias”. Destacó la valentía, el humor y la irreverencia con la que la militancia humanista trabajó en los tiempos más oscuros, buscando siempre poner alegría en el hacer a fin de ayudar a otros a superar sus resistencias.
Luego se dirigió a los presentes uno de los miembros del equipo que entonces producía el periódico, Flavio Onetto, comentando que siendo un trabajo voluntario, era una labor clandestina y se debían tomar todo tipo de precauciones para no ser detenidos en pleno Estado de Sitio. No existiendo aún el internet, la resistencia a la dictadura se tenía que organizar mediante la repartición mano a mano de material impreso. El diseñador gráfico conmovió al público presente al citar las palabras de Silo en las que dice que: “Esta es la causa que vale la pena vivir. Es el intento que vale la pena vivir porque es la continuación de las mejores aspiraciones de la gente buena que nos ha precedido. Es el intento que vale la pena vivir porque es el antecedente de las futuras generaciones que transformarán al mundo”.
El presidente del PH, Octavio González, agradeció a los presentes e invitó a cantar al diputado Raúl Florcita Alarcón, quien deleitó con la interpretación de algunas de las canciones de la época y especialmente con el Vals del NO, ícono musical que así como entonces, ahora también los emocionados asistentes terminaron bailando.
La noche concluyó en un ambiente de afecto, rememoranzas e intercambios entre tantos militantes que actualmente conforman el Frente Amplio, participan de los equipos de las diputaciones o de diversos frentes de acción social, desde donde siguen – décadas después – impulsando la esperanza para llegar a construir un país de derechos.
Las fotos son de Dalia Chiu: