Te decimos una cosa con el corazón. Ante esta gran confusión, debemos tratar de permanecer lúcidos. Para razonar, para leer cuidadosamente. Estamos tratando de hacerlo.
Mucha gente aprecia esto. Otros nos critican: quizás nos llevaría ver a uno de los dos equipos sobre el terreno de juego… El del frente derecho «soberano», 5 Estrellas y Liga, la expresión del pequeño maestro italiano, racista, liberalista y violento. O el del frente «pro-europeo», de los bancos y de las instituciones financieras, de la alianza que va desde el LEU hasta casi Berlusconi: racista, liberalista y violenta.
No, no nos dejamos enlistar por estos dos equipos, que son enemigos: estamos con las clases populares de este país, con los muchos que sienten que hoy no tienen representación, con los que están disgustados con esta política.
Si muchos de ellos han votado a las 5 Estrellas como «las menos peores», bueno, es nuestro trabajo hacerles entender que han sido engañados. Si mucha gente piensa que el problema es abstractamente «la casta», «Alemania» o «inmigrantes», nuestra tarea es hacerles comprender que el problema de este país son los ricos, las mafias, los privilegiados, las instituciones financieras, la falta de un plan de negocios y de trabajo, y que la salida de todo esto es redistribuir la riqueza y aumentar los derechos sociales.
Porque el dinero está ahí y en los bolsillos de quienes se han enriquecido con tu trabajo en los últimos años. Pero ninguno de los dos equipos te dice esto, y descargas tu ira en el otro. ¿Entiendes que te están arañando?
¿Recuerdas el 2011? Berlusconi también fue enviado a casa porque con su gestión de la economía, similar al proyecto Liga y 5 Estrellas, la deuda pública era del 120%. En su lugar Napolitano, con una maniobra del palacio, puso a Monti.
En aquel momento no nos alegrábamos de la expulsión de Berlusconi y no deseábamos la llegada de Monti. Estábamos en la calle y cuestionando a Napolitano, la deuda, diciendo y justificando con análisis por qué no era necesario pagarla, por qué era necesario rechazar la tecnocracia europea.
Nadie en ese momento nos dio fascistas porque criticamos a Napolitano, ni nos dijeron amigos del PD porque no defendimos a Berlusconi.
Ahora la exasperación es mayor, y pocos están dispuestos a imaginar la construcción de una alternativa real.
Por eso sabemos que durante algún tiempo esta polarización impedirá que diferentes posiciones como la nuestra tengan visibilidad. Todo lo que digamos será aplastado de vez en cuando a favor de tal o cual partido.
Si criticamos – ¿está todavía permitido en nuestro país criticar? – a Mattarella, nos convertiremos en parásitos, nosotros que luchamos contra el fascismo todos los días, sufriendo las consecuencias.
Si criticamos a los 5 Estrellas o a la Liga, como hemos hecho verificando su incoherencia y su contrato en la práctica, nos convertiremos en amigos del PD, nosotros que nunca hemos tenido que tratar con esta gente y siempre hemos luchado en las calles.
Por otro lado, es conveniente que los medios de comunicación demuestren que sólo hay dos puntos de vista. Y la nuestra es incómoda, porque habla de otro modelo social, de cooperación, de bienestar colectivo. Incómodos de verdad, no como los que pretenden ser forasteros de las potencias fuertes y luego tienen a su disposición millones de euros, agencias de prensa y de comunicación…
Lo sabemos y precisamente por eso pensamos que debemos hacer un trabajo paciente, partiendo de los territorios, de nuestras comunidades, de hablar con todo el mundo en el bar sin resignarnos, de tomar iniciativas concretas para defender los derechos que nos hacen ganar la estima de las personas…
Verán que, si no nos desanimamos, si podemos comunicar una visión diferente, si podemos afirmarla en la práctica, si podemos mostrar las contradicciones de quienes nos gobiernan o quieren gobernarnos, si podemos cooperar con los muchos que en esta guerra entre dos falsos contendientes no quieren alistarse, las cosas cambiarán.
¡Poder para el pueblo!