Mayte Quintanilla, activista en defensa de una renta básica universal e incondicional, es una humanista de larga trayectoria que trabaja desde hace décadas por transformar el mundo que le rodea desde el campo político y social.
Participará en el Foro Humanista Europeo 2018 dentro del área de Una Nueva Economía para la Nación Humana Universal y como ponente en la sesión de apertura, pero también es protagonista del documental que se estrenará en este evento “RBUI, nuestro derecho a vivir”, dirigido por el cineasta Álvaro Orus.
Es evidente que el sistema económico en el que vivimos nos está llevando al desastre. Cuando hablamos de nueva economía ¿De qué estamos hablando?
Hablamos de una economía basada en nuevos valores, en la que el valor central sea el ser humano, y en la que se gestionen los recursos con eficacia y eficiencia, para que el equilibrio medioambiental deje de estar en peligro. Hablamos de una Economía que esté al servicio de las personas, y no las personas al servicio de la economía.
¿Qué características ha de tener esa economía para que facilite los caminos hacia una nación humana universal?
Ha de ser liberadora de las personas, que todas tengan sus necesidades básicas cubiertas. Y entiendo por básicas el alimento, el abrigo, el hogar, la salud, energía, comunicaciones, conocimiento… Ha de ser posible que todos los seres humanos de este planeta puedan vivir en paz y en libertad, y tengan el espacio físico y mental necesario para poder plantearse el sentido de su vida, su propósito, su aporte al mundo en el que han nacido.
¿Qué colectivos y personas participarán en esta mesa o taller?
De momento hemos confirmado asistencia HRBU (Humanistas por la Renta Básica Universal), RRB (Red Renta Básica), Maro Horta de “Faircoop-faircoin”, un grupo de activistas por la Economía Basada en Recursos del que será ponente el joven Daniel Guardiola, “Grupo de difusión Montero de Burgos”, representado por Carlos Rossique, activistas del Partido Humanista de varios países, Leopoldo Salmaso de “Moneta Bene Commune” de Italia, y estamos esperando confirmación de los “Economistes aterrés” de Francia.
¿Qué significa desde la óptica económica que defendéis “lo que nos une”?
En este caso, los colectivos que formamos parte de esta mesa estamos unidos por una aspiración común, una imagen de futuro abierto, un compromiso con esa imagen que supone la construcción de alternativas a la violencia estructural, y con ello la desobediencia civil y la insumisión al orden establecido, que en estos momentos se ha convertido en injusticia institucionalizada. Todos queremos acabar con el dolor y sufrimiento que hoy padece la humanidad, buscamos abrir caminos hacia la felicidad y la libertad.
…esas alternativas, que primero imaginamos y después realizamos, son actos de libertad, y es esa libertad que sentimos lo que nos une.
¿Qué significa para ti esa frase a nivel existencial?
Significa que hay algo grande y trascendente en el interior de todo ser humano, y que cuando las personas atendemos a esa llamada que protesta desde nuestra profundidad, creamos alternativas a “lo dado” en ese mundo al que nos soltaron sin pedirnos permiso; esas alternativas, que primero imaginamos y después realizamos, son actos de libertad, y es esa libertad que sentimos lo que nos une.
¿Qué esperáis desde HRBU del documental “RBUI, nuestro derecho a vivir”, que estáis promoviendo?
Sería bueno conseguir sembrar la duda sobre valores como la autovaloración en base a la producción, como que la dignidad depende de tener empleo, la moral del trabajo. Que las personas entiendan que la riqueza que se produce en este planeta pertenece a todos y a cada uno de nosotros. Con esta película queremos reivindicar que el ser humano es digno desde el momento de su nacimiento, que es constructor y transformador del mundo, que es pura potencialidad, intención y capacidad de cambio. Sería bueno conseguir que los pueblos se levanten y empiecen a exigir lo que es suyo.
¿Qué consecuencias ves a la implementación de una renta básica?
Veo personas que pueden poner por fin su percepción, su imaginación, y su acción en marcha para ver qué aporte hacer al mundo, en lugar del enfoque centrípeto que nos vemos empujados a vivir en el momento actual. Actualmente las personas estudian para ver qué pueden sacar del mundo, que pueden obtener a cambio de su esfuerzo. La vocación y las propias cualidades poco se pueden expresar en un mundo que nos ubica como objetos que producen… Pero ¿Qué pasaría si ya no tuvieran que mercantilizar su existencia? ¿Qué pasaría si ya no tuvieran que “vender” su acción? Por fin podrían plantearse su vida como algo expansivo, creciente, generoso y trascendente.
Sería un inicio en el reparto de la riqueza, que nos dejaría energía libre para poder construir ese mundo al que aspiramos. Un respiro, un avance hacia el empoderamiento de los pueblos, la apertura del futuro personal y social.