Me doy cuenta que este momento es muy importante, son las voces, miles voces de mujeres jóvenes que inundan la Alameda exigiendo su derecho a vivir en paz, a no ser violentadas, humilladas, maltratadas, acosadas, manipuladas y discriminadas. Un momento emocionante debo decirlo, podría ser la mamá de la mayoría, nunca imaginé que aquello tan bien guardado tan puertas adentro en esta larga franja de tierra iba a retumbar tan fuerte en la amplia caja de la Alameda; son nuestras hijas las que reclaman por aquello que nosotras nunca pudimos denunciar: ni al depravado ( así se les llamaba entonces) que nos persiguió de niña, ni al profesor que nos acorraló en algún laboratorio universitario ni menos al jefe acosador que nos llamó fuera del horario laboral para obligarnos a renunciar, hablo de mi experiencia personal , de lo que yo viví, otras encontraron la muerte , el maltrato físico, la tortura y la violación, el patriarcado en Chile es aberrante pero lo que más me llama la atención en este momento es cómo nunca se hizo nada o al menos, porqué se hizo tan poco.
Es difícil ser mujer en Chile, pero estamos despertando
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