El pasado 21 de abril, los militantes de un grupo neofascista y suprematista organizaron una operación para «bloquear las fronteras» entre Francia e Italia.
Al día siguiente, un grupo de habitantes de los valles vecinos, comprometidos en una solidaridad concreta con los migrantes en tránsito, cruzan simbólicamente la frontera con una cincuentena de migrantes y llegan sin ningún problema a Briancon, donde la gendarmería francesa realiza seis paradas policiales de manera totalmente arbitraria. La acusación del fiscal es tan simple como brutal en su claridad: ayudar a la inmigración ilegal con la circunstancia agravante de haber cometido el acto colectivamente («en banda organizada»). Tres de los detenidos, Eleonora, Theo y Bastien, fueron arrestados y detenidos hasta el inicio del juicio, el 31 de mayo, en la ciudad de Gap. Se arriesgan a 10 años de prisión y 750.000 euros en multas.
Somos y nos sentimos todos como montañeses, acompañamos desde hace siglos a los que tienen que cruzar las fronteras para salvarse. Las montañas nos ayudan con sus innumerables senderos. Seguiremos haciéndolo. Reivindicamos nuestra ayuda como legítima. Declaramos ilegítima la ley que nos incrimina, porque es contraria a la fraternidad. Como en el mar, así en la tierra: declaramos que seguiremos ayudando a los que necesitan nuestros caminos.
No hay inmigrantes ilegales. Hay huéspedes que pasan por nuestras montañas.
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