La abogada Judith Maldonado forma parte de las Voces de Paz que defienden el Acuerdo de paz que firmó el gobierno con la Farc en la cámara de senadores, en el congreso colombiano. Es especialista en derechos humanos, ha obtenido varios premios por su labor comprometida fundamentalmente en Norte Santander y como miembro de la Corporación Poder Paz.
Esta semana comenzaron oficialmente las campañas electorales para las presidenciales en Colombia y los candidatos y candidatas han tenido un primer debate televisado. Judith, por favor, ayúdanos a entender, a la audiencia y a nosotros, quiénes participan en estas elecciones, qué intereses defienden y qué posibilidades se presentan frente a este panorama de candidatos
Actualmente y luego de la constitución del 91 tenemos aproximadamente 13 partidos políticos en el escenario electoral colombiano, sin embargo, es una simulación de representación partidista porque muchos no tienen marcadas diferencias ideológicas y lo que ha concluido en ellos es la aparición de retiradas figuras políticas tradicionales y corruptas. Actualmente como candidatos están Iván Duque por el Centro Democrático, es el partido de la extrema derecha que ha representado y dirigido el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Está Germán Vargas Lleras del Cambio Radical, una expresión política que ha estado asociada, lamentablemente, a muchísimos casos de corrupción y sobre todo de criminalidad en varias regiones del país, también representa esa tendencia a la derecha. El Partido Conservador y Liberal que han sido los partidos tradicionales en Colombia, en esta tradición de casi un siglo, está aliado con la campaña de Iván Duque, del Centro Democrático; es decir hubo una consulta interpartidista el pasado 11 de marzo y se alió el Partido Conservador con el Centro Democrático.
El Partido Liberal tiene al candidato Humberto de la Calle que fue jefe negociador de la delegación de paz para el acuerdo de La Habana y se mantiene aún en solitario, está el candidato Gustavo Petro que lo acompañan varias fuerzas políticas que se unieron en una coalición que se ha llamado “Coalición por la Decencia”, ahí está el Polo Progresista, el partido MAÍS que es el movimiento alianza independiente social que surge un poco del movimiento y de la lucha indígena. También está el ASÍ, la alianza social independiente y la fuerza progresista que él ha estado acumulando desde su gobierno de la Bogotá Humana. Y también tenemos otra coalición, Coalición por Colombia que se denomina “Sí a la coalición” que lideran Sergio Fajardo y Claudia López de los partidos Polo Democrático y el Partido Verde.
Hay otros candidatos con un poco menos de visibilidad, una es Vivian Morales que viene decimos acá en Colombia de las “toldas” del partido Liberal, pero que en toda su concepción ideológica es bastante regresiva, de extrema derecha, incluso ha abanderado una discriminación legal y fáctica contra todas las expresiones de diversidad sexual. Ese es el panorama que tenemos. Las recientes encuestas que han circulado desde el mes de enero, con una fuerza bastante arrolladora ha estado punteando Gustavo Petro, sin embargo sabemos que uno de los candidatos más poderosos en cuanto a maquinaria, corrupción y alianzas criminales es Germán Vargas Lleras de Cambio Radical y esas encuestas todo el tiempo lo han dejado invisibilizado, casi en un 6 %, pero son los candidatos que llenan con mayor contundencia la plaza pública y en las dos últimas encuestas de medición, la verdad poco crédito le damos al repunte que ha tenido el candidato Iván Duque de Centro Democrático, aunque el Centro Democrático ustedes sabrán es una fuerza que se ha venido consolidando bajo la figura y el liderazgo del expresidente Álvaro Uribe, este candidato es bastante nuevo, no tiene mucha trayectoria entonces está quedando un poco sin fuerza.
Judith, una pregunta bien precisa y que nos tiene preocupados a todos. ¿La continuidad del acuerdo de paz con las Farc y el dialogo con el ELN que está manteniendo el gobierno, está garantizado gane quien gane?
Tenemos serias dificultades, se supone que el acuerdo de paz tendría ese blindaje jurídico y técnicamente lo tiene, es decir, hay un acto legislativo que le da esa relevancia, hay toda una implementación normativa que lo está garantizando. Lamentablemente, lo que hemos visto en el transcurso del último año es que bajo un supuesto de división de poderes han venido haciendo trizas el acuerdo. Yo creo que esa es una claridad que tiene que tener Latinoamérica, hacer trizas el acuerdo no es el anuncio de campaña de un partido como el Centro Democrático, es una realidad de lo que ha venido ocurriendo en la implementación del acuerdo; es decir el congreso desdibujó totalmente la Jurisdicción Especial para la Paz, el congreso se negó a aprobar las circunscripciones especiales de paz y por supuesto las altas cortes del país quieren quitarle la vigencia y la relevancia que tiene la institucionalidad que creó el acuerdo, en concreto la comisión de implementación, la verificación y el seguimiento al acuerdo y el consejo nacional de reincorporación; entonces lamentablemente no hay un respeto del Estado colombiano a lo que se firmó y se acordó.
Ese es un altísimo riesgo, es decir no estaríamos solo dependiendo de todo el manoseo legalista y jurídico que se está haciendo para hacer trizas el acuerdo sino ya de posiciones políticas complejas y sabemos que hay dos campañas que efectivamente mantienen una distancia crítica y de estigmatización sobre estos dos procesos que, como te digo, son el Centro Democrático y Cambio Radical, las otras candidaturas se muestran más proclives a respetar los acuerdos, algunos intentan moderar una revisión de los acuerdos, pero ese es el tema.
Estos acuerdos de paz no es que mágicamente han trasformado a Colombia en un territorio de paz, porque hay mucha violencia, hemos seguido muy de cerca tanto desde Pressenza como aquí, la radio pública de Ecuador Pichincha Universal los crímenes que han habido contra dirigentes sociales, dirigentes campesinos, indígenas, afrodescendientes, las mujeres. Hay realmente una violencia creciente en los territorios que incluso ha llegado con un atentado al candidato Gustavo Petro. ¿Cuál es el ambiente que se respira en Colombia en medio de todo esto?, puede ser que ustedes estén un poco más acostumbrados a estos niveles de violencia, pero la verdad desde afuera, ahora que ponemos el foco mucho más en Colombia nos resulta muy desconcertante todo esto.
Nunca nos acostumbraremos a la violencia y creo que todos los esfuerzos de la sociedad civil desde hace décadas, la asamblea permanente por la paz, el movimiento social y popular reclamó incansablemente la solución política, pacífica y negociada y celebramos por supuesto todo el proceso de paz con la Farc y que se mantenga, se declare el cese bilateral en la mesa de Quito con el ELN. Dicen los expertos que desafortunadamente los periodos más difíciles para una nación, para una sociedad y para el país, para el territorio en general viene luego de la firma del acuerdo.
Para nosotros obviamente como sociedad civil, nos sorprendió la gran polarización que se está tejiendo sobre este tema incluso ni siquiera durante los 53 años de conflicto se había sentido tan marcado, sabemos que es una campaña de odio y de mentiras que también se ha tejido muy hábilmente desde el marketing político, ustedes que son expertos en lo comunicativo saben eso que tan efectivo puede llegar a ser. Nos sorprendió esa polarización, ustedes saben los resultados del plebiscito que fue bastante marcado a pesar de que por una diferencia numérica mínima, ganó el no. El sí gano en casi todo el país y en todo el país las regiones sienten y les duelen el conflicto, estamos absolutamente preocupados por los niveles de incumplimiento del gobierno en todos los aspectos con el tema de reincorporación social, económica y política para la Farc, eso debilita el sostenimiento de todos los excombatientes en este proceso, hay algunos focos de disidencia que encuentran algunos argumentos precisamente en esa desatención y en ese incumplimiento, pero también vemos como la salida de ese control territorial que muchas veces era ambiental, social, humanitario de parte de las Farc, estaba permitiendo que se afloren otras fuentes y focos de violencia como las estructuras paramilitares que abierta y cínicamente siguen actuando con la complicidad y colaboración del Estado y, por supuesto, eso se ha reflejado lamentablemente en casi unos 200 asesinatos desde la firma del acuerdo de líderes sociales, de excombatientes.
Este año se ha reproducido esa situación en muchas regiones, para nuestro pesar la región del Catatumbo, Norte de Santander donde estamos, se me hace agua los ojos ver con mucha frustración como la situación humanitaria parece que se hubiera retrocedido 18 años hacia atrás. Es decir, allá hay un conflicto armado intenso entre la guerrilla del ELN, del EPL y esto está afectando también; hay anuncios de algunas disidencias de las Farc y es una situación muy tensa en varias regiones, entonces, las condiciones humanitarias para la implementación del acuerdo son nefastas. Ojalá hayan seguido la noticia de los últimos días, la corrupción tan creciente, la ejecución de la implementación y los recursos de la paz, creo que se da un cóctel bastante peligroso.
Alguna vez alguien de la misión de la ONU me preguntó cuáles podrían ser las recomendaciones para el éxito del proceso de paz, de la implementación y yo le di tres sugerencias que hoy veo que efectivamente no fue posible como sociedad que las lográramos hacer. 1) Es una veeduría ciudadana bastante rigurosa para evitar la corrupción, Colombia tiene unos altísimos índices de corrupción, nada nos hacía confiar o creer que la implementación de la paz no los iba a tener. 2) Que se tuvieran en cuenta factores sociales y a las organizaciones sociales claves en los territorios para la implementación, no se ha hecho, por el contrario se desconocen las expresiones de asociaciones de zonas de reserva campesina, de la coordinación cocalera. 3) Tenía que ser una efectiva pedagogía y difusión del acuerdo de paz, no solo con la sociedad sino con las entidades territoriales que lo tienen que implementar, saben que hay 167 municipios priorizados para las circunscripciones especiales y créeme que allá en región no tienen ni idea del alcance del contenido y nada de lo de política pública nacional llega a los territorios.
Judith, a mí me gusta hablar contigo para poder descifrar un poco mejor esto que nos contabas de Norte Santander, para que la audiencia también entienda un poquito más, yo no veo un conflicto allí, solamente como un problema Colombiano, es justamente esos lugares donde se genera esta sangría económica de Venezuela a través del tráfico de mercadería, de gasolina, de todas estas cuestiones que incluso ha llevado que los paramilitares colombianos estén ahora mismo, dominado parte de las zonas fronterizas de Venezuela. Hay como un temor regional al mirar también esto, que no lo estén utilizando los Estados Unidos o quien esté detrás, a este conflicto en Colombia, el Norte de Santander, en Cúcuta y alrededores, justamente para empezar una suerte de despliegue militar que permita intervenir en Venezuela. Ustedes están ahí, me imagino que viven este problema como muy propio, muy local, pero cómo ven estos intereses también externos que complican más todo.
Efectivamente, sabemos de los planes calculados y sostenidos que hay de parte de los Estados Unidos para fracturar el modelo social y económico de Venezuela, los departamentos de frontera, vamos a tener que lidiar de manera más sensible con toda esa migración social y económica que se está dando, pero en relación con la pregunta hay una particularidad en estos momentos en la región del Catatumbo y sí tiene que ver con el accionar de los grupos armados. Lamentablemente para el territorio y las comunidades hay unos intereses que tienen que ver con control de economía de guerra y control territorial y eso ha marcado unos enfrentamientos muy fuertes entre el ELN y el EPL, con la gravedad que estos grupos están ejerciendo una presión indebida sobre sectores y comunidades para participar o no de estas tensiones territoriales.
Aquí para nosotros y yo creo que para estos grupos armados de izquierda y revolucionarios, el llamado hay que hacerlo con contundencia y a la mesa de Quito porque ellos en parte están siendo altamente responsables de la situación humanitaria que se está viviendo en esos territorios, no ha pasado a lo largo de toda su historia pero tenemos antecedentes nefastos en el 2003 y 2004, se dio un conflicto similar en el departamento de Arauca que lamentablemente quien terminó afectado por esta guerra entre el ELN y las farc fue el sector y el movimiento social. Hay muchísimas tensiones, también hay una injerencia de vida de ciertos actores políticos y aquí sí el Estado y algunos organismos internacionales frente a las comunidades indígenas que también están generando, como en el Cauca, unos conflictos territoriales entre indígenas y campesinos, pero hoy la situación es bastante desoladora, la región del Catatumbo y todo lo contrario a la lectura que tú puedas concluir.
El Estado ha actuado de manera homicida durante todos estos meses porque, digamos que de manera muy conveniente no le interesa resolver el problema. O sea, allá que se maten, que se enfrenten, que afecten a la población civil, pero no ha habido una reacción.
De todas las reacciones las que menos reclaman la sociedad civil es la presencia militar, porque ya lo hemos visto es una región donde actuó abierta y cínicamente el paramilitarismo, se desmovilizo en el 2004. 1440 hombres a cargo de Mancuso y la respuesta del Estado fue llevar 11000 hombres al Catatumbo a través de la brigada 30 y la brigada 15 y el resultado creo que es ampliamente conocido, fueron las ejecuciones extrajudiciales, el asesinato de campesinos y un altísimo aumento de violaciones de derechos humanos. Para nosotros la presencia militar lamentablemente se traduce en violaciones de derechos humanos, es de todas la que menos se reclama, pero es que no hay ninguna actitud propositiva de autoridades departamentales y nacionales para atender lo que está sucediendo hoy en el Catatumbo.
De tu experiencia, ¿qué te llevas de ser legisladora de Voces de Paz en el Congreso Colombiano?
Una es que las cosas son peores de lo que nos imaginamos, es decir, la altísima burocracia, incompetencia de la clase dirigente y política, ellos están en esas instancias para defender sus intereses de clase, de grupos en el poder y dominantes, pero creo que como nunca en la historia también la sociedad colombiana se interesó en el debate legislativo en el Congreso; se hizo veeduría y como llamaron a la campaña “ojo a la paz” yo creo que eso está cambiando profundamente nuestra ciudadanía y nuestro ejercicio, hoy lo seguimos haciendo, entonces la implementación de la paz ha despertado mayor participación en la ciudadanía, más conciencia política sobre el debate legislativo y en general la política pública de paz.