Luis Montes, gran defensor de la sanidad pública y abanderado por el derecho a una muerte digna, falleció la semana pasada. El que fue director médico del Hospital La Paz de Madrid, jefe del Servicio de Reanimación del Hospital Severo Ochoa de Madrid, director del Hospital Severo Ochoa de Leganés y Presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente, dará nombre a una calle en Madrid.
Tras el impacto que nos produjo la noticia del fallecimiento del doctor Luis Montes, manifestamos nuestro agradecimiento por su incansable lucha por la dignidad y enviamos todo nuestro afecto a la familia y allegados de una persona que ha dejado una huella indeleble.
La muerte de Luis Montes emociona a todas las personas que de una forma u otra nos hemos sentido cercanas a sus posturas y solidarios con su lucha. Luis nos ha enseñado que la paciencia la serenidad la honestidad y la compasión son valores que siempre deben acompañar a quien se dedique a cuidar a las personas, desde la más humilde voluntaria de acompañamiento, hasta la más grande eminencia de la especialidad médica más prestigiosa. Porque las personas que solicitan los servicios sanitarios Son personas especialmente vulnerables a quienes la enfermedad les supone un inevitable giro en su proyecto vital.
Luis Montes estuvo siempre del lado de los débiles regalando su conocimiento y su palabra a quien no lo tenía o no lo podía tener. Luchó siempre por la sanidad pública y por la ampliación de prestaciones cuando los poderes políticos conservadores pretendían mantener a España en la más rancia tradición católica. Su gran triunfo, al mismo tiempo que su gran batalla, ha sido liberar la asociación por el derecho a una muerte digna y liberar a muchas personas del sufrimiento injusto al que habían estado condenadas por unos sanitarios paternalistas y autoritarios que no permitían a las personas en situación de enfermedad terminal tomar sus propias decisiones.
Luis actuó de motor en la puesta en marcha y ejecución de la ley 41/2002 de autonomía del paciente que parecía que no quería arrancar y que obliga a todas las personas que intervienen en la asistencia sanitaria a informar debidamente, a consultar la voluntad de sus pacientes y a actuar en conformidad con las los usuarios. También definió los cuidados paliativos en toda su integridad, tan necesarios en todas aquellas personas que sufren enfermedades crónicas invalidantes y sin posibilidad de curación; cuidados imprescindibles para procurar el confort y la calidad de vida que todos y todas desearíamos en nuestros últimos días semanas o meses.
Luis Se nos ha ido pero nos ha dejado su legado, su rastro brillará en cada situación en la que siendo inevitable la muerte se la pueda abrazar con una sonrisa en la boca.
Luis Montes ha sido y será un faro en las luchas por una sanidad pública y una sanidad humanizada.
¡Hasta siempre compañero!