El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi en su libro “El Crimen de la Guerra “ escrito en 1872 afirma que “las guerras serán más raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las incitan”. Con ello se anticipa en casi un siglo al final de la escalada nuclear que tuvo su punto de inflexión en la Crisis de los Misiles de Cuba y que culminó con la firma por Kennedy y Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962) y la implementación de la Doctrina de la Coexistencia Pacífica, continuando el estigma de la Guerra Fría hasta finales del siglo XX con la caída del Muro de Berlín. Sin embargo, la palindromía de la Historia podría hacer que dos presidentes del siglo XXI (Putin y Trump) quedaran hermanados por el retorno a escenarios ya olvidados de Guerra Fría tras casi medio siglo, teniendo de nuevo a la Crisis de los Misiles como ojo palindrómico.
Antecedentes de la nueva Guerra Fría
La irrupción mediática de Edward Snowden, ex-técnico de Booz Allen, sub-contrata de la CIA, confesando ser el autor material de las filtraciones a The New York Times y The Guardian sobre el programa PRISM (espionaje de las telecomunicaciones a cargo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), habría desatado todas las alarmas en la CIA ante el peligro evidente de destapar los secretos inconfesables de los sótanos secretos del establishment.
Putin habría jugado con maestría sus bazas y tras conceder a Snowden el asilo temporal, apareció ante el Mundo como adalid de la defensa de los Derechos Humano, diluyendo de paso su imagen de represor en el conflicto checheno, aunque consciente de la nueva dinámica acción-reacción propia de escenarios de Guerra Fría en la que verán envueltas las relaciones ruso-estadounidenses a partir de este momento.
La división de Ucrania en dos mitades casi simétricas (quedando el Sur y Este del país (incluida Crimea) bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE), significó “de facto” el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU basado en el principio de “acción-reacción”, produciéndose por parte de EEUU la implementación de la estrategia kentiana en el plano económico con el objetivo confeso de asfixiar a la economía rusa. En este contexto, asistimos a la imposición de sanciones comerciales por parte de EEUU y la UE contra Rusia tras la crisis de Ucrania que supusieron una aumento en las partidas de gasto en la compra de equipos, componentes y electrónica occidentales aunado con la jugada maestra del hundimiento del precio de los hidrocarburos hasta los 40 $/barril, medida que contó con Arabia Saudí como colaborador necesario y que significó un misil en la línea de flotación de la supervivencia económica del Gobierno de Putin así como serias dificultades para conseguir financiación externa a pesar de la subida de tipos de interés del Banco Central Ruso hasta la barrera ionosférica del 10,5%.
En cuanto al contencioso sirio, consciente de que jugaba con ventaja ante la incapacidad de EE UU y sus aliados europeos de marcar la iniciativa en los conflictos de Oriente Medio y Próximo (Egipto, Siria, Palestina e Irán), Putin aprovechó la gran oportunidad que se le presentó de recuperar la influencia internacional que Rusia había perdido en los últimos años para fijar su posición como colaborador ineludible en la búsqueda de acuerdos internacionales con Siria e Irán. Así, la jugada maestra de Putin convenciendo a Assad para que entregara todo su arsenal de armas químicas, el escaso apoyo internacional recibido por Obama para iniciar su operación militar contra Siria y el decidido apoyo militar ruso a all-Asad, forzará a las partes implicadas a una nueva Conferencia de Ginebra que levantará acta de la división “de facto” de Siria en dos partes ( rememorando la Guerra de Laos y los Acuerdos de Ginebra de 1.954 con Jruschov), con lo que la crisis siria se limitaría de momento a una puesta en escena en la que los actores participantes usarán el escenario sirio como banco de pruebas para un posterior conflicto a gran escala que englobará a Israel, Irán, Egipto y Arabia Saudí y que podría reeditar la Guerra de los Seis Días.
¿Dejará un día Europa de ser un vasallo de EEUU?
Según explicaba Brzezinski en la revista National Interest en el año 2.000, “los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior rusa”, con lo que esbozó un plan que pasaría por la expansión de la OTAN hasta límites insospechados en la década de los 90 y la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles,( European Phased Adaptative Approach (EPAA). Dicho sistema en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico) , con el fin maquiavélico de tras un primer ataque sorpresa de EEUU que destruiría el potencial nuclear ruso en su propio territorio, neutralizar posteriormente la réplica rusa por medio de los misiles estacionados en Polonia. Tras los desacuerdos surgidos entre EEUU y Rusia por la declaración unilateral de independencia de Kosovo, Agfasia y Osetia del Sur, Barack Obama habría aparcado el proyecto del Escudo de Misiles Antibalísticos (NDM), sustituyéndolo por «un nuevo sistema de defensa anti-misil móvil» con la intención de convertir a Rusia en colaborador necesario en la salvaguarda de la paz y estabilidad mundiales.
Sin embargo, en septiembre de 2009 el presidente Obama ( presionado por el establishment o poder en la sombra de EEUU), aprobaba la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles,( European Phased Adaptative Approach (EPAA), que en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico). En un principio, Rusia y la OTAN acordaron cooperar en la creación del escudo anti-misiles para Europa en noviembre de 2010 en la Cumbre Bilateral de Lisboa, pues para Moscú era vital que la OTAN ofreciera garantías reales de que ese sistema no apuntaría a Rusia y disponer de un documento jurídicamente vinculante al respecto, pero la Administración Trump siguiendo la inercia mimética de las Administraciones Bush y Obama de ningunear a Rusia,ha rehusado hasta el momento ofrecer dichas garantías por escrito.
El “Affaire Skripal” y la Nueva Crisis de los Misiles
La irrupción del affaire Skripal tuvo como efectos colaterales la reciente expulsión de diplomáticos rusos de EEUU y los países de su órbita y su correspondiente contra-réplica por el Kremlin, tras lo que es previsible que EEUU utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), lo que tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del nuevo misil balístico inter-continental de 100 Tm, (“el asesino del escudo antimisiles de EEUU” en palabras del viceprimer ministro ruso Dmitri Rogozin) así como la reactivación de la carrera armamentista entre las dos grandes potencias.
El cese del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, exigido por vigésimo quinto año consecutivo en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y aprobado de forma abrumadora por 191 votos a favor y 2 abstenciones ( EEUU e Israel), reafirma la libertad de comercio y navegación ante un bloqueo anacrónico instaurado por Kennedy en 1.962 y que habría supuesto para la Isla unas pérdidas directas e indirectas estimadas en 110.000 millones $ según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y más de un Billón $ según el Gobierno cubano.
Moscú es actualmente el noveno socio comercial de la Habana con intercambios valorados en 224 millones de dólares en 2011 y y como prólogo a su visita, la Duma rusa habría ratificado la condonación de la deuda de Cuba con la URSS estimada en 35.200 millones $ y el resto (3.520 millones $ será abonado por Cuba en diez años y reinvertido por Rusia en la economía cubana. Putin se reunió con Raúl y Fidel Castro para abordar temas concernientes a la cooperación técnico-militar entre Moscú y La Habana y tratar asimismo temas como la cooperación energética, transporte, aviación, espacio y salud además de firmar varios acuerdos.
Rusia estaría negociando instalar sus bases militares con Cuba, Venezuela y Nicaragua con el objetivo inequívoco de ampliar el radio militar ruso y tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría con EEUU, Putin ha empezado a mover las piezas para desestabilizar el llamado “patio trasero” de EEUU. Así, la renovación automática por parte de EEUU por un año más del embargo comercial a Cuba (edulcorada con medidas cosméticas como la relajación de las comunicaciones y el aumento del envío de remesas a la isla así como el posible inicio de una ronda de conversaciones sobre temas de inmigración), podría suponer para Cuba pérdidas estimadas en cerca de 50.000 millones de $ , por lo que caso de no superarse el endémico y anacrónico embargo de EEU a Cuba, podríamos asistir a la firma de un nuevo tratado de colaboración militar de Cuba con la Rusia de Putin (rememorando el Pacto Secreto firmado en 1.960 en Moscú entre Raúl Castro y Jruschov). Dicho acuerdo incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y la instalación de misiles Iskander y podría concluir con la firma de un nuevo Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FACE), reviviendo la Crisis de los Misiles de Cuba y la posterior firma con Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962).
¿Prepara Georges Soros un complot contra Putin?
EEUU quiere evitar a toda costa que Putin se perpetúe por lo que procederá a la gestación de una trama endógena con el objetivo confeso de debilitar el otrora poder omnímodo de Putin en el Partido y en la Administración y posteriormente lograr su defenestración política mediante un golpe de mano incruento. La paternidad de dicha trama sería atribuible al llamado “Club de las Islas” con activos cercanos a los 10 trillones € y cuya cabeza visible según el espía ruso Daniel Estulin, sería el financiero y experto diseñador de “revoluciones de colores”, George Soros y estará pilotado por Soros y al exiliado ex-empresario petrolero Jodorkovski (Rusia Abierta). Además, contará con la colaboración desde el interior del multimillonario y amigo personal de Putin, Arcady Rotenberg quien moverá a sus peones estratégicamente situados en puestos claves de la Administración, Mass Media, FSB y Ejército para tras una intensa campaña mediática contra Putin, lograr que el Tribunal Supremo ruso lo acuse formalmente de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, culto a la personalidad y errores políticos, reviviendo el golpe de mano contra Jruschov y su sustitución por Leoniv Brézhnev (1.964).