por FEUU
Convocados por la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) y la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA), estudiantes, docentes, no-docentes, egresados, decanos y rectores de universidades públicas de Argentina y Uruguay nos reunimos en la ciudad de Montevideo entre el 26 y el y 28 de abril, con el objetivo de articular una visión común sobre la educación superior en nuestro continente, y calibrar acciones políticas, gremiales y académicas comunes de cara a nuestro futuro tanto educativo como social.
Al conmemorarse el centenario del Manifiesto liminar de Córdoba y el sesenta aniversario del movimiento que conquistó la aprobación de la Ley Orgánica de la Universidad de la República Oriental del Uruguay (UdelaR), asumimos que la lucha de hoy es para impedir la privatización y mercantilización del conocimiento y garantizar la continuidad de una educación para todos, libre, gratuita, laica y de calidad.
La reforma universitaria de Córdoba, hito gestado por los estudiantes que, inconformes con un modelo educativo elitista, eclesiástico y que aún no había roto con las cadenas colonialistas, se organizaron junto con otros sectores del campo popular argentino para construir una concepción de Universidad, que fuese una herramienta al servicio del pueblo y abierta a él, donde la autonomía y el cogobierno se eregían como principios fundamentales, los que se extendieron a gran parte de las universidades de América Latina, marcando asimismo el nacimiento del movimiento estudiantil latinoamericano.
Cuarenta años más tarde, los estudiantes uruguayos se plantearon la universidad de puertas abiertas bajo la consigna de “obreros y estudiantes, unidos y adelante” y concretaron la creación e implementación de la ley orgánica que garantizaba la gratuidad de la enseñanza, la autonomía pedagógica y financiera de la Universidad, el papel social de la institución y la participación directa de los estudiantes en la dirección de los asuntos universitarios.
Hoy vivimos en Latinoamérica el retorno de procesos neoliberales de la mano de una fase nueva del capitalismo, la financiera global, que pretende desarmar la idea de la educación como un bien público y un derecho de los ciudadanos -a través de constantes intentos de mercantilización, flexibilización, y reestructuración de la misma en contra del acceso universal, de la formación de pensamiento crítico y de la producción de profesionales con formación apuntada al desarrollo productivo de nuestros países- para convertirla en una mercancía.
Estas modificaciones que se quieren imponer van en favor del vaciamiento de las carreras de grado y su precarización, además de proyectar la formación profesional y creación de carreras apuntadas a las demandas de las grandes empresas trasnacionales.
El evento central de esta disputa por el futuro de nuestra educación superior será la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), a realizarse del 11 al 15 de junio de este año en la ciudad argentina de Córdoba.
Somos conscientes que la lucha por la Universidad Pública es la defensa de un espacio social que no debe ser controlada por las necesidades de un mercado global hiperconcentrado, y por ello nos sentimos en la obligación de seguir construyendo “El encuentro de la Universidades con la Revolución”. Una vez más, la disyuntiva es socializar, hacer público lo que pretenden que sea de unos pocos: el conocimiento estratégico.
El desarrollo de una sociedad con el conocimiento construido públicamente y para el bien común, con las universidades estatales, masivas y gratuitas en el centro de la escena, representa una gigantesca posibilidad de construir un futuro de dignidad, equidad y justicia para nuestros pueblos.
Hoy la lucha sigue siendo por una educación pública, gratuita, laica y libre. Hoy sabemos que debemos producir conocimiento, pero nos preguntamos para qué y para quién, a sabiendas que el mercado de la educación superior moviliza anualmente unos 30 mil millones de dólares y la exportación estadounidense de servicios para la educación superior asciende a unos 10 mil millones de dólares al año.
Somos conscientes de que los organismos internacionales y regionales, con su interesada asistencia técnica y financiera, orientan las políticas de reforma educacional e impulsan propuestas de privatización tendientes a la conformación de mercados educativos que, a su vez, generan un campo propicio para avanzar en los procesos de mercantilización de la educación, presionando la liberalización comercial.
La aparición de los tratados de libre comercio en la región incluyen a la educación como un servicio comercializable, que debe estar sujeto a condiciones de competencia y a reglas de mercado, que en el fondo son instrumentos para ampliar y garantizar el acceso de las empresas transnacionales a nuestros mercados y recursos y proteger sus inversiones, tanto físicas como intangibles, estas últimas a través de la extensión del régimen de protección de los derechos de propiedad intelectual.
Asimismo, las regulaciones sobre patentes inciden en las políticas de Investigación y desarrollo de las universidades públicas y las hacen más dependientes de las políticas de las transnacionales. La mercantilización del conocimiento ha cristalizado en un incremento exponencial de la cantidad de patentes y de otras formas de protección de la propiedad intelectual, que las grandes corporaciones necesitan proteger frente a la competencia.
Hoy, la lucha por una enseñanza libre, laica, gratuita, pública, para todos es la misma que la que se da por impedir que nuestros gobiernos firmen, en el mayor secretismo, Tratados de Libre Comercio que significarán la privatización de la vida y del conocimiento.
Entre los más de 100 participantes del foro, queremos destacar las reflexiones de los rectores Roberto Markarian (Udelar), Jorge Calzoni (UN Avellaneda, Argentina), Hugo Andrade (UN Moreno, Argentina) y Nicolás Trotta (Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo, Argentina), los decanos Rodrigo Arim y Diego Piñero, la prorrectora de Investigación Cecilia Fernández, los académicos Gregory Randall, Francisco Sanguiñedo, Hugo Rodríguez y Raúl Gil (Udelar), y la consejera central de Udelar por la FEUU, Lucía Gutiérrez.
Asimismo, la de líderes sindicales y de movimientos sociales de Argentina y Uruguay y dirigentes estudiantiles de Argentina, Colombia y Uruguay, como Daniela De Polsi y Michel Martínez (Secretarios de Relaciones Internacionales y Cultura de la FEUU), Seyla Riera (Movimiento de Participación Estudiantil de Argentina), así como de Carlos De Feo (Federación Nacional de Docentes Universitarios de Argentina), Alcides Garbarini (Asoicación de funcionarios de Udelar), y Aram Aharonian (presidente de la Fundación FILA).
En estas tres jornadas en Montevideo asumimos el desafío de discutir el modelo educativo, de dinamizar y acompañar los procesos de discusión, movilización y transformación que nuestras universidades y pueblos necesitan. Hemos debatido el futuro que queremos construir.
La conmemoración de las gestas cordobesa y uruguaya debe servirnos como una oportunidad para seguir reflexionando, discutiendo y sumando voluntades, sabiendo que la nueva reforma universitaria que estos tiempos necesitan no debe ser pensada sólo dentro de nuestras academias.
La utopía universitaria de los estudiantes cordobeses de 1918 sigue en el debate permanente. El manifiesto de los reformistas universitarios de hace un siglo, autopercibidos como revolucionarios, afirmaba también que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”.
Recogiendo el legado de nuestra historia y mirando nuestro futuro, seguiremos caminando.