En días pasados una querida amiga chilena me envío un artículo que había aparecido en un diario local titulado “La caravana de la miseria: de Caracas a Santiago en bus”, en el momento que lo recibí no me dieron ganas de leerlo, pero días después empecé a encontrarlo reiteradamente en las redes sociales y en periódicos digitales de Venezuela y del mundo, entonces lo leí. Según el encabezado se trata de un reportaje de una periodista y un fotógrafo de Reuters que acompañaron durante más de 9.000 kilómetros a emigrantes venezolanos en su camino a lo que esperaban fueran días mejores en Ecuador, Perú y Chile.
Ver que era la cadena Reuters quien estaba patrocinando el artículo para mí era suficiente, ya sabía de antemano con lo que me iba a encontrar, sin embargo por la conversación que luego tuve con mi amiga me di cuenta que para ella no y me pidió que publicara lo que a mí me resultaba obvio y que para mucha gente pasa desapercibido.
Este episodio con mi amiga fue una toma de muestra, una gota de agua para ver el océano. Ingenuamente pensaba que todos los que viven en el exterior se habían dado cuenta que el bombardeo de propaganda política, disfrazado de noticia, para demonizar al país a nivel internacional, esa insistencia, esa saña, resultaría, por decir lo menos, sospechosa, y no iban a creer todo lo que se decía. Y resulta que no es así.
¿Sabían ustedes que solo en 2017 las corporaciones mediáticas generaron 3.880 noticias negativas sobre Venezuela y que la agencia Reuters lideró esta emisión con el 60% de informaciones luego replicadas por The New York Times? Le sigue Associated Press (AP) con 31% de notas publicadas por el Washington Post, Miami Herald y ABC News y en tercer lugar la Agence France-Presse (AFP) con un 9%.
Creo que una pregunta que debiéramos hacernos para diferenciar lo que es en una noticia, una información fidedigna de una campaña publicitaria política para manipular la opinión pública en determinada dirección, es investigar quienes son los propietarios de estas agencias de noticias. Y si lo hiciéramos caeríamos en cuenta que son poderosas transnacionales que controlan la información para beneficiar sus intereses que no son precisamente humanitarios sino monetarios.
Regresando a la nota producida por Reuters sobre la caravana de la miseria de los venezolanos que huyen del país; el relato busca activar emociones primitivas, al estilo telenovela, para conmover a los lectores. Visto desde la perspectiva de los intereses que están detrás de este lacrimógeno relato, han convertido a los pasajeros en una mercancía para vender un producto de consumo masivo: Venezuela en ruinas. Y vacunada como estoy frente a este tipo de campañas publicitarias no puedo evitar algunas preguntas incómodas.
– ¿Será posible que la situación económica que se vive actualmente en Venezuela y de la que huyen los pasajeros del autobús haya sido provocada precisamente por las transnacionales accionistas de Reuters?
– ¿Por qué Reuters se toma el trabajo de producir 1.860 noticias todas negativas sobre Venezuela durante el año 2017?
– ¿Ustedes creen que el interés sea moldear a la opinión pública para que vea como héroes a los invasores militares que nos van a liberar de la tiranía?
– ¿Habrá invertido Reuters, AP o AFP periodistas y fotógrafos para que acompañen las travesías de los migrantes que huyen de la guerras en Siria, Libia, Irak o Afganistán?
Me gustaría compartir algunos datos de una palabra de moda: “Posverdad” porque este relato que es solo una muestra del tratamiento que los medios dan a Venezuela, se ajusta milimétricamente a su definición.
De acuerdo con el diccionario inglés de Oxford Posverdad significa: “Circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que la exaltación de la emoción y la creencia personal”.
Más en sencillo, la palabra es un eufemismo para referirse a la mentira disfrazada de verdad. Nada nuevo, pero suena mucho mejor, casi como un arte. Y lo es, porque nuestros hábitos y creencias son materia de estudio para los artistas de la propaganda que conocen como activar nuestros más profundos resortes de tal manera que ni cuenta nos damos y terminamos creyendo que nuestra opinión nos pertenece.
Otro dato que me pareció alarmante es que el uso de esta palabrita aumentó un 2.000% recientemente, lo cual denota una espiral ascendente del cinismo. Para que no queden dudas, una espiral ascendente de la mentira descarada en los medios de comunicación como lo están haciendo con Venezuela.
Enlace al artículo mencionado: http://www.latercera.com/mundo/noticia/la-caravana-la-miseria-caracas-santiago-bus/85531/