por Álvaro Verzi Rangel
Donald Trump no sorprendió demasiado al anunciar a Mike Pompeo como nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, un hombre que desde que ocupaba el cargo de director de la CIA ha estado realizando “servicios de espionaje”, atento a la situación venezolana, donde mantuvo a Freedom House, una supuesta organización no gubernamental, activando el trabajo de campo in situ.
El 23 de enero último, el ahora Secretario de Estado, reconoció que Venezuela “se encuentra dentro de las prioridades de Trump, quien se ha mostrado especialmente interesado en los informes de la Agencia” sobre la teoría de una supuesta injerencia cubana, rusa e iraní, “un riesgo para Estados Unidos y el continente”.
“Los cubanos están allí; los rusos están allí; los iraníes y Hezbollah están allí”, y ya Estados Unidos había planteado que no descartaba una intervención militar en el país, y al parecer, Pompeo tampoco promete alejarse de esta idea. Su injerencia no es nueva: Durante el zarpazo a la democracia venezolana en 2002, la organización estadounidense admitió: “trabajábamos con los que buscan detener la dirección autoritaria del gobierno de Chávez”. Chávez entonces, Maduro ahora.
Es con el asesoramiento de Freedom House (FH), que opositores venezolanos siguen promoviendo actividades contra el proceso eleccionario y el gobierno constitucional. Documentos revelados por fuentes de la división Latinoamérica y el Caribe de la organización sediciosa FH, con sede en Washington, revelaron su nueva estrategia contra Venezuela.
Ya en 2012, Freedom House, supuesta ONG digitada por la central de inteligencia CIA, hizo un urgente llamado a la embajada estadounidense en Caracas, ante la debacle que se le presentaba a una oposición ganada por la animadversión entre grupos y personalidades, de cara a las elecciones de gobernadores el 16 de diciembre de eseaño, situación que vuelve a repetirse seis años después… con el chavismo aún en el gobierno.
Y ahora sale a la luz lo que ya todos asumían hace seis años, la estrecha colaboración entre FH y la embajada estadounidense en Caracas, en especial la que tenía Viviana Giacaman, oficial principal de programas de FH para América Latina a cargo de Venezuela, y el funcionario –nacido en Venezuela, criado en EEUU y ciudadano de ese país- Héctor Tavera. La primera le manifestó al diplomático que “analizando el escenario las posibilidades de victoria son escasas y en estados de muy bajo interés, pero no desperdiciables de cara al 2018”.
La estrategia de FH está centrada en apoyar y financiar a organizaciones opositoras para «documentar las violaciones de los derechos humanos, aumentar la cobertura nacional de los medios de comunicación sobre asuntos de derechos humanos y el fortalecimiento de campañas a través de iniciativas ciudadanas para supervisar el procesos eleccionario en Venezuela, que tendrá lugar en el próximo mes de mayo».
En correspondencia con esos objetivos, Freedom House financia investigaciones de periodistas «independientes» sobre «la corrupción en Venezuela, que facilite el acceso a la información creíble para la comunidad internacional en su lucha contra el uso indebido de fondos públicos y la impunidad en el país».
Otra vertiente ideada por la CIA, es la financiar -a través de FH- -a exmagistrados del Tribunal Supremo de Justicia (hoy en el exilio), favoreciendo a Antonio José Marval Jiménez y Alejandro Jesús Rebolledo y a los dirigentes opositores Julio Borges, de Primero Justicia y a Armando Armas, diputado de la Asamblea Nacional (en desacato), del grupo Voluntad Popular.
A la par, FH coordina acciones contra el gobierno de Nicolás Maduro con otros opositores, entre ellos Jorge Gregorio Correa (Primero Justicia), Nicmer Evans (Marea Socialista), Mitzy Capriles (esposa de Antonio Ledezma, prófugo de la justicia venezolana), Gustavo Coronel, analista político; Diana López, hermana de Leopoldo López (éste cumpliendo sanción penal), Maibort Petit y Casto Ocando, estos dos últimos periodistas de investigación.
Precisa la información interna de FH que para los eventos contra Venezuela, trabajan junto a otras instituciones estadounidenses como el Elliott School of International Affairs y el Latin American and Hemispheric Studies Program de la George Washington University, y de la mano con la organizacioón de su mismo corte subversivo Carnegie Endowment for International Peace.
Entre otros actores que desde el extranjero brindan sustento al programa Venezuela de FH se mencionan a Eric Farnsworth, vicepresidente del Americas Society and Council of the Americas (AS/COA); Ana Julia Jatar (economista, y editora jefa de «El Planeta» en Boston y esposa de Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Kennedy School of Government de Harvard, ministro de Planificación de CarlosAndrés Pérez y exfuncionario del Banco Mundial), Hilda Ochoa-Brillembourg del Strategic Investment Group y Héctor Sschamis, profesor adjunto de la Universidad de Georgetown.
La dirección del equipo de trabajo de Freedom House contra Venezuela, sigue bajo la batuta de Carlos Ponce, director de la División de Latinoamerica y el Caribe. Sin embargo, Ponce y su equipo no están solos en sus actividades antivenezolanas, ya que supervisan el programa, Michael Abramowitz y Daniel Calingaert, directivos de FH.
Es conocido que Freedom House dispone de un programa general para Latinoamerica, coordinado por la CIA y el Comando Sur, dirigido hacia Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba, donde trabajan para la presentación de supuestas «pruebas de los abusos cometidos por sus gobiernos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas».
Desde 2016, FH vuelve a tener presencia y protagonismo en Venezuela a través de una sala situacional –en el edificio de la trasnacional Procter and Gamble en La Trinidad-, integrada por ciudadanos venezolanos asalariados, que monitorea la situación interna. Analizan los hechos de violencia y aquellas conductas antisociales susceptibles de ser presentadas como focos de rebeldía política.
Utilizando las capacidades y rapidez de las redes sociales, alientan sucesos de esta naturaleza que calienten las calles y compliquen la delicada situación que vive el país. Sigue apostando a fracturar el orden constitucional con acciones violentas, que en apariencia nazcan de la voluntad popular
El espectáculo que han armado las instituciones y gobiernos de la derecha regional, CIDH, OEA, y el gobierno de EEUU con su proclama contra Venezuela, está dirigido a dar el respaldo mediático y político a eventuales acciones de esta naturaleza que justifique la injerencia extranjera en los asuntos internos venezolanos, que ahora con Mike Pompeo como secretario de Estado, parecen más factibles.
Quienes son Ponce y Giacaman
Durante meses Giacaman permaneció en territorio venezolano, alojada en Altamira Suites de Caracas. Antes de incorporarse al equipo de FH escribía los discursos políticos para el ex presidente chileno Eduardo Frei. Desde FH dirigía proyectos internacionales encaminados –según el organismo- a fortalecer la gobernabilidad democrática en la región, entre ellos, con la “Corporación Participa” de Chile, en donde lidera una iniciativa para crear un movimiento mundial de ONGs.
Vista la inminente derrota de Capriles el 6 de octubre de 2006, Freedom House convocó una reunión en los primeros días de octubre con la plana mayor del Comando de Campaña Venezuela, la que fue dirigida por Viviana Giacaman, quien instruyó lo que serían las acciones a desarrollar el mismo día de las elecciones; acordándose poner en práctica el denominado Plan para Defender el Voto de la Oposición.
Este plan tenía el fin de garantizar acciones internas que justificaran el plan de agitación, desinformación y propaganda que ya había sido establecido con los medios internacionales, dirigida a presentar una imagen de una supuesta ventaja del candidato opositor con envíos masivos de twitter hacia el exterior “informando” al mediodía la tendencia favorable a Capriles, que a partir de las dos de la tarde tratarían de consolidar una matriz de opinión sobre una tendencia irreversible y luego su victoria.
También se instruyó a grupos de estudiantes derechistas -Voto Joven, Defiende tu Voto y Manos Blancas- a organizar “focos” de protestas en las calles para crear actos de violencia y vandalismo que según ellos, obligarían a ejercer la represión .
Una clandestina “sala situacional” en el edificio de una empresa trasnacional en el sector La Trinidad de Caracas, sirvió en 2016 de centro de operaciones de la inteligencia estadounidense en su apoyo y financiamiento a la oposición venezolana, y la chilena Viviana Giacaman, quien fue hasta el 2014 directora de los programas para América Latina, aparecía nuevamente en escena.
Mientras por otro lado lavaba su cara como fundadora y experta de la ONG chilena Hay Mujeres, desde la cual abogada por la igualdad de género y por erradicar el machismo, según Linkedin.
En el perfil de Linkedin del actual director de FH para la región, Carlos Ponce, sí aparece su cargo. No es ocioso decir que la cuenta de Ponce en twitter, @ceponces, es seguida y monitoreada por Giacaman. Anteriormente trabajó como Coordinador General de la Red de América Latina y el Caribe para la Democracia, otra de las ONG financiadas por el gobierno estadounidense.
Ponce cuenta con un grado de Maestría en Derecho Ambiental de la Facultad de Derecho de Vermont y una Maestría en Política y Planificación Ambiental de la Universidad de Tufts. Fue profesor de la Universidad Central de Venezuela entre septiembre de 1997 y julio de 2003 y de la Católica Andrés Bello entre 1995 y 1996, además de haber trabajado como asesor de la entonces privatizada Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (CANTV) entre 1998 y 2001.
Un poco de historia
Freedom House tiene su thinh tank en Washington DC y oficinas en una docena de países. Fue fundada por Wendell Willkie, Eleanor Roosevelt (esposa del entonces presidente Franklin Delano), George Field, Dorothy Thompson, Hebert Bayard Swope, entre otros, en 1941, más de 70 años atrás, para promover dentro de la opinión pública estadounidense la aceptación de que el país entrara en la guerra contra los países del Eje.
Después de la guerra, Freedom House ajustó sus actividades hacia la lucha contra el comunismo, uniéndose al aparato de inteligencia y desestabilización de Washington durante la Guerra Fría. En los años 1970, Freedom House entregaba recursos a medios que repetían la agenda política e ideológica de Washington, como Radio Free Europe/Radio Liberty, y en los 1980 estuvo involucrada en la guerra psicológica que desarrollaba Washington y sus aliados en Centroamérica junto a la recién creada Nacional Endowment for Democracy (NED).
Freedom House se convirtió en una de las piezas claves de los golpes “suaves” en Europa Oriental y el Cáucaso, participando activamente en el financiamiento y la promoción internacional de las organizaciones involucradas junto a la NED, la USAID, el Open Society Institute y el Project for Transitional Democracy. Cada año publica un informe titulado “El Estado del Mundo”, que divide todos los países en tres categorías: países libres, parcialmente libres o dictaduras, una división totalmente acorde a los intereses de Washington.
En 2005 Freedom House comenzó a trabajar en Venezuela con financiamiento de la USAID y la CIA para asesorar y financiar a varios grupos, surgentes ONGs y proyectos de la oposición. En 2008, aumentó en 90% sus recursos hacia las organizaciones de la llamada «sociedad civil» en América Latina en comparación con las cifras entregadas en 2006.
Las recomendaciones de Freedom House
Martin Edwin «Mick» Andersen fue director para América Latina y el Caribe de los programas del National Democratic Institute for International Affairs (NDI), como miembro profesional del comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense y Asesor del Departamento de Planificación de Políticas del Departamento de Justicia. Entre las recomendaciones que formulaba en la página de FH (cualquier parecido a la diatriba opositora ¿es pura coincidencia?), se destacan:
- a) Que el gobierno debe tomar medidas para liberar al estado de “excesivas regulaciones burocráticas” y otros controles que “incrementan las oportunidades de corrupción”, que ayudarían al mayor respeto a la propiedad privada, reducirían su papel empresario y eliminarían “innecesarios procedimientos” que desestimulan el crecimiento económico
- b) Las leyes confiscatorias concernientes a los derechos de propiedad deben ser abolidas y las disputas existentes, deben ser puestas en manos de autoridades internacionales. Asimismo, el gobierno debe reconocer tierras tradicionalmente habitados por “gente nativa” como territorios pertenecientes a cada grupo indígena.
- c) La utilización de militares activos y retirados de las fuerzas armadas en la administración pública debe ser reducida significativamente. Los militares deben ser sujetos al escrutinio de un inspector general independiente.
- d) Las torturas llevadas a cabo por agentes del Estado deben ser penalizadas con la misma severidad que el crimen. Deben dar órdenes claras a los militares y a los agentes de seguridad para que no utilicen “fuerza excesiva” para reprimir demostraciones y protestas públicas.
- e) El Presidente y otros altos funcionarios deben refrenar sus altamente cargadas e intimidatoria retórica contra opositores. Deben re-redactarse las leyes y regulaciones para los organizaciones que reciben recursos de gobierno extranjeros o cuyos líderes no sean venezolanos.
- f) Debe abolirse la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión.
Coincidentemente, el reporte global anual sobre libertad de expresión difundido en mayo último por la organización estadounidense Freedom House, ubica a Venezuela como un país sin prensa libre. «Muchos países de la región ven a Venezuela como un modelo sobre el cambio de la dinámica social y es un modelo muy negativo», explicó Karin Karlekar, directora para las Américas.
Agregó que el país «está exportando en la región su modelo en el que hay medios subsidiados por el gobierno, para un mayor control del contenido». Tal como el año anterior, Freedom House incluyó a Venezuela junto a Cuba, Honduras y México como los países sin prensa libre. En el caso de Venezuela se ubicó en la posición 168 de los 197 países evaluados.
Casualmente, como enviado de Newsweek, Anderson cubrió las operaciones de Sendero Luminoso en las selvas de Ayacucho, Perú, en 1981, épocas del genocidio perpetrado por Alberto Fujimori y Montesinos.
* Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)