La integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y una de las fundadoras de Abuelas, exigió hoy a la justicia que no dilate más la realización de un examen de ADN a un muchacho que podría ser el hijo de Ana María Baravalle y Julio César Galizzi. Ambos fueron secuestrados el 27 de agosto de 1976 y permanecen desaparecidos. Baravalle lo anunció durante la Ronda habitual de cada jueves.
Acompañada por la nieta recuperada Victoria Moyano Artigas, a quien Baravalle abrazó en su proceso de recuperación de identidad cuando tenía 9 años, Mirta Baravalle sorprendió a todas las personas presentes en la Ronda cuando anunció que pretendía que la justicia propiciara la realización del examen de ADN a un joven, de quien sospecha desde hace 35 años que podría ser su nieto nacido en cautiverio. «Desde el primer día comencé su búsqueda. A través de los años mis pasos me guiaban a que el niño que yo seguía podía ser el hijo de Ana, pero las dificultades que hubo durante aquellos años fueron terribles y no había posibilidades de poder recuperar un niño hasta que llegaron los análisis. Ahora la justicia está muy lenta. Ellos tienen tiempos eternos, pero para mí el tiempo es limitado. Estoy tratando de hacer esto de conocimiento público y pido la colaboración de todos para que la justicia sea más rápida y efectiva. Yo ahora no señalo a ningún tribunal o juez pero lo haré más adelante si es necesario».
Luego cedió la palabra a Moyano Artigas, que es parte del equipo jurídico que lleva el caso. «Tenemos mucha historia juntas y la impunidad es tan grande que ahora, que yo tengo una hija, estoy ayudando a que Mirta recupere a su nieto o nieta. Lo que nosotras venimos trabajando desde hace tiempo y en silencio, ahora creemos que se tiene que hacer público, porque la causa está muy avanzada. Es un joven que Mirta investigó durante 35 años y al día de hoy no ha tenido alguna respuesta. Nosotras no tenemos por qué adaptarnos a los tiempos de la justicia. Ella tiene la posibilidad de encontrar a su nieto. Mirta hoy inicia su denuncia pública porque en el tribunal nos dicen que estaba la posibilidad de extracción de sangre para un examen de ADN, pero después piden un montón de pruebas y hasta que eso no se responda no van a realizar el examen al joven. Es una situación insólita porque Mirta tiene 93 años y de la única manera en la que todos sabemos que se pueda conocer la identidad es con un ADN de manera inmediata. Estamos trabadas con una serie de maniobras y burocracia judicial y no podemos permitir que Mirta tenga que vivir esto».
El nacimiento en cautiverio del nieto o nieta que Mirta busca, fue el 12 de enero de 1977. Ningún motivo parece suficiente para extender la duda de una abuela y madre que necesita saber, y puede estar cerca de la verdad. Solo quiere saber si puede abrazar con toda su fuerza al nieto que tanto añora, o si deberá seguir buscando hasta el último suspiro.