Por Paul Quilès
Cada día, los líderes de los grandes países del mundo plantean nuevas amenazas, en un clima de maleficios que recuerda las grandes horas de la Guerra Fría.
La incertidumbre es la regla, con líderes inestables haciendo declaraciones contradictorias, como un Trump, que se separó de 24 de sus colaboradores en 14 meses, que ahora amenaza con iniciar una guerra comercial y quiere romper el acuerdo nuclear iraní.
Se multiplican las provocaciones: Corea del Norte, Estados Unidos, Rusia, China, Turquía… lo que conduce a respuestas «musculosas»… Hablando de «lucha de brazos», se emplea un vocabulario bélico, se exacerban las reacciones nacionalistas, que favorecen a los movimientos populistas.
Esta atmósfera tiene todas las características de una escalada, que como se sabe, es siempre «culpa del otro» que empezó y no sabemos cómo se detendrá
Por supuesto, no estamos en 1914, pero no es inútil, al conmemorar el centenario del fin del terrible conflicto que cobró millones de víctimas, reflexionar sobre las consecuencias de las cadenas que conducen al conflicto armado.
¿Es producto de la fatalidad hacer la guerra? ¿Cuál es el papel de los líderes en el desencadenamiento de las guerras?
Para ilustrar estas preguntas pesadas, propongo releer o escuchar algunos extractos del discurso premonitorio de Jean Jaurès en Vaise el 25 de julio de 1914. Una semana antes de su asesinato, que precedió en dos días a la declaración de guerra, el diputado del Tarn alertó a la opinión sobre el drama que se estaba preparando. Denunció el papel de los líderes de los estados, los líderes políticos y los diplomáticos. Advirtió contra los errores que podrían conducir a una guerra que describió como una enorme carnicería.
Repitió que no son los pueblos los que quieren la guerra, sino los que no saben o no quieren buscar y construir la paz.
Por supuesto, no estamos en 1914 y los desórdenes del mundo actual no son de la misma naturaleza que los conflictos y tensiones de la época. Sin embargo, la lectura de este texto puede hacernos reflexionar sobre las condiciones para preservar la paz, sobre todo teniendo en cuenta que hoy en día cualquier conflagración importante puede conducir al uso de armas nucleares. ¡Sólo los inconscientes e irresponsables no se dan cuenta de que, contrariamente a lo que se oye con demasiada frecuencia, un conflicto nuclear no puede ser «limitado» y conduciría a una catástrofe global!
ESCUCHE un fragmento del discurso (en francés)
(desde 1’20)
«Cada pueblo aparece por las calles de Europa con su pequeña antorcha en la mano y ahora aquí viene el fuego.» (Jean Jaurès – discurso de Vaise – 25 de julio de 1914)