Yamosewe Algentina García, 26 años, del pueblo Ye’kwana, es la primera mujer que se gradúa de la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca, con un trabajo de investigación sobre el rol protagónico de la mujer en su comunidad Jüwütünña (Santa María de Erebato, Alto Caura).
Ella y otros compañeros de estudios (de los pueblos Ye’kwana, Wotjuja, E’ñepá y Pumé) estuvieron presentando sus trabajos de tesis en los pasados días, en la sede caraqueña de la Fundación Causa Amerindia Kiwxi. Este acto de intercambio de conocimiento ha contado con la presencia de figuras de comprobada trayectoria académica, siendo ésto un requisito del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Sin embargo, el evento ha sido antecedido por otro de aún mayor relevancia: la presentación de sus procesos de investigación en sus respectivas comunidades, ante las sabias y los sabios.
La comunidad, principio y fin de la formación
La presentación en su comunidad posee una importancia crucial: porque son las comunidades indígenas las verdaderas protagonistas de este proyecto educativo. “La legitimación de la actividad educativa indígena proviene de las bases comunitarias” es de hecho uno de los principios rectores de esta universidad.
Son las comunidades quienes impulsan la Universidad, para que sus jóvenes estudien y profundicen la conciencia y el conocimiento de sus propias raíces culturales, comprendiendo con respecto la de las otras culturas, para elaborar un pensamiento indígena propio. Eso, con el fin de fortalecer sus pueblos y sus culturas frente a los cambios, peligros y retos que conlleva la contemporaneidad.
El trabajo de investigación de Yamosewe tiene como finalidad aportar al fortalecimiento de su comunidad a través de un mayor protagonismo de las mujeres en las tomas de decisiones y en la visibilización de su importancia para la vida de la comunidad.
La realidad de las mujeres Ye’kwana hoy
“La mujer es la madre de una comunidad entera. Ella da la vida al pueblo Ye’kwana, es quien permite la vida en la comunidad. Produce los alimentos desde el conuco, elabora la comida, dirige las actividades en la comunidad. Es quien cuida y atiende las necesidades de su pueblo, su comunidad y su familia. Carga la leña, hace artesanía propia para producir lo que se necesita” afirma Yamosewe en su presentación, haciendo incapié en que de las mujeres Ye’kwana depende la seguridad alimentaria y la salud de su familia y de la comunidad.
“Sin embargo, las voces y opiniones de la mujer Ye’kwana han sido invisibilizadas ante la comunidad y el mundo «de afuera»” explica Yamosewe. “Las mujeres tienen mucho que aportar y su valor dentro de la comunidad hoy es poco nombrado. Las dificultades que la comunidad Ye’kwana sufre en estos días se deben precisamente al hecho que la mujer esté al margen de la decisiones que toma la comunidad”.
“La relación del hombre y la mujer Ye’kwana se ha desorientado en los últimos años en la comunidad Ye’kwana y fuera de ella” sostiene. Para ello, rescata el valor y rol de la mujer Ye’kwana representado en la mitología y cosmovisión de su pueblo, trasmitida de forma oral, analizando al mismo tiempo la situación actual a través de conversas con ancianas, ancianos y lideresas de su comunidad. Su trabajo responde a la necesidad de poder resaltar las voces de las mujeres de su comunidad, para que sean “las mismas mujeres de la comunidad [quienes] expresen sus derechos de vida cultural y territorial”.
Según relata Yamosewe, también existen casos de maltrato y violencia hacia las mujeres Ye’kwana en sus propias comunidades, sin embargo “los derechos escritos de las mujeres de este país también han confundido a la mujer Ye`kwana, ya que esta ley[1] no habla de una mujer comunitaria si no de una mujer individual”. Es por eso que para su labor de investigación, ha encontrado mayor correspondencia en las reflexiones de las mujeres indígenas Aymara y de las mujeres zapatistas.
También enumera algunos factores externos que están afectando directamente la vida de las mujeres, como la presencia de grupos armados y la minería, la cual “afecta directamente a la mujer, porque se ha empezado a ver casos de prostitución, enfermedades, tráfico de drogas. La salud se encuentra también amenazada, nuestros ríos contaminados por el uso de mercurio, por tercero y por los mismo Ye’kwana”.
Un trabajo de autoinvestigación
Yamosewe es una de las dos jóvenes que iniciaron a estudiar en la Universidad Indígena en 2009, cuando luego de un proceso de reflexión y debate se empieza a plantear el ingreso de las mujeres como estudiantes. El trabajo de investigación parte de sus propias vivencias e interrogantes. “Pensé que en la Universidad Indígena habían otras muchachas, pero no habían. Entonces empecé a hacerme preguntas sobre eso, y sobre algunas frases que escuchaba, en boca de los mismos coordinadores: frases como «la mujer genera problemas en esta institución», «las mujeres aquí hacen desastres» o «las mujeres distraen a los otros estudiantes». Pero finalmente ya se entendió que las mujeres también tienen derecho a estudiar”.
“Al principio me ha costado mucho este trabajo. Porque en mi comunidad parecía no haber nadie que se preocupara para que la voz de la mujer se escuche, tanto en la comunidad como afuera. Porque la mujer Ye’kwana no manifiesta sus problemas hacia afuera” admite.
Yamosewe cuenta que recibió el apoyo de las ancianas y los ancianos de su comunidad, y también de las mujeres de su comunidad: “en las conversaciones que fueron parte de mi trabajo, me di cuenta que compartíamos las mismas inquietudes. Me di cuenta que no estaba sola, que las mujeres quieren ser escuchadas. No estudiamos porque otros no quieren que lo hagamos. Por eso tenemos dificultades a expresarnos y a participar en las reuniones”.
El derecho de las mujeres a estudiar, además de las labores de las cuales se ocupa tradicionalmente, es uno de los temas surgidos de las conversas. Ello, en aras de aportar a la participación protagónica de las mujeres de la comunidad, lo cual lleva a su vez al fortalecimiento de la comunidad y a una mayor organización para hacer frente, por ejemplo, a problemáticas como la minería.
La tesis de Yamosewe también pone en luz la necesidad de reflexionar sobre la construcción de relaciones armoniosas entre hombres y mujeres de la comunidad, a partir de la comprensión recíproca.
Además, resalta la existencia de métodos propios de su cultura “para tratar el carácter de los hombres agresivos”, como la utilización de una planta medicinal.
“Este trabajo es para que los jóvenes Ye’kwana abran sus ojos y su camino para los niños y niñas que vienen detrás de nosotros” finaliza. Por su parte las juradas y los jurados afirmaron en su veredicto que se trata de una tesis inédita, que puede generar reflexiones enriquecedoras y representa un aporte valioso no sólo para el pueblo Ye’kwana y para la Universidad Indígena, sino también para Venezuela entera.
La Universidad Indígena del Tauca
La Universidad Indígena del Tauca es el resultado de un largo trayecto que remonta a la década de lo Setenta, cuando empezó a configurarse una red de relaciones e iniciativas entre indígenas y aliados que apuntaba a fortalecer el protagonismo de los pueblos indígenas para su propia supervivencia.
Con el proceso constituyente de 1999 promovido por el Presidente Chávez, en el cual participan activamente representantes de organizaciones indígenas, por primera vez se logra el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios y de sus reivindicaciones de carácter legislativo. Como escribió uno de los integrantes del equipo que promovió la fundación de la Universidad: “si en algún momento, el proyecto de Universidad de y para los indígenas llego a ser una simple utopía; la existencia y el reconocimiento de un marco legal como el referido, deja bien explícita la posibilidad real para que Venezuela tenga una Universidad Indígena.”[2]
Es así como, a finales de 1999, es fundada la Universidad Indígena de Venezuela (UIV), por organizaciones indígenas con el acompañamiento de la fundación Causa Amerindia Kiwxi. Su sede, en Caño Tauca (estado Bolívar) se convierte en un importante punto de encuentro debido a su ubicación en el corazón del país, en la confluencia del Río Caura y el eje vial Ciudad Bolívar – Caicara del Orinoco, dos de las principales vías de comunicación empleadas por los indígenas venezolanos.
En noviembre de 2008 el presidente Chávez ordena el reconocimiento de la UIV para su inclusión dentro del sistema nacional de Universidades, que se concretiza en 2010, cuando es reinaugurada como «Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca» junto con otra sede fundada en el estado Amazonas[3].
Este proyecto educativo se plantea como un espacio de educación pluricultural, de construcción y rescate colectivo del pensamiento indígena y la formación de hombres y mujeres para que sean líderes y multiplicadores en sus comunidades. Una universidad propia, de los pueblos indígenas, para los pueblos indígenas, bajo una perspectiva decolonial.
IA/AlbaTV/2018
Notas:
[1] La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, considerada una ley de avanzada y una conquista importantísima para las mujeres criollas.
[2] Julio Avalos, Ser indio en el siglo XXI: la educación entre la resistencia y la colonización, Revista Guayana Sustentable 13 (2013) en: http://revistasenlinea.saber.ucab.edu.ve/temas/index.php/guayanasustentable/article/viewFile/2462/2175
[3] http://www.abrebrecha.com/72507_Universidades-ind%C3%ADgenas-fomentar%C3%A1n-la-valoraci%C3%B3n-y-difusi%C3%B3n-de-manifestaciones-culturales-de-nuestros-pueblos.html