Silvia Carricarte, trabajadora del programa de alcance nacional, dialogó con Rodrigo Ferreiro en Hora Libre sobre la situación que atraviesan los docentes y estudiantes de este plan para finalizar el colegio secundario impulsado durante la gestión anterior. Con la decisión gubernamental de provincializar el 100% del sistema educativo, el FINES depende ya de cada distrito, y en la Ciudad no está garantizada su continuidad.
Villa 20, Estrella de Belén, Capilla Guadalupe, La Carbonilla y Zavaleta es la localización de algunas de las sedes que cerraron. Según Carricarte, «el plan FINES funciona en la Ciudad desde 2010. Empezó con diez sedes y hasta la semana pasada eran 69. La jefa del área, Jaquelina Cichero, fue citando a cada uno de los directores de las escuelitas anunciándoles el cierre. Son 15 escuelas en total, 130 docentes afectados y 500 alumnos. El proyecto de ellos es, finalmente, llegar a fin de año con el cierre permanente del programa. El argumento es que en 2019 se termina el convenio y que, al retirarse el gobierno nacional de la educación pública a nivel federal, ellos no están en condiciones de sostener el plan. No es un buen argumento, porque es un plan de muy bajo costo para la jurisdicción. Solamente pagan a docentes, no infraestructura, ni mantenimiento ni materiales. Además esta es la jurisdicción más rica del país, no hay pesada herencia supuestamente, entonces no se entiende cómo es que no pueden sostener un sistema educativo en el que el único gasto son 500 docentes como mucho. Cada jurisdicción ahora se hará cargo de la educación en su lugar. Tendremos provincias pobres con educación pobre y viceversa, pero acá hablamos de la jurisdicción más rica del país que cierra cursos, cierra escuelas, cierra FINES. Hay un trasfondo político», consideró la docente.
Además, explicó: «La mayoría de nuestros alumnos son de 30 años para arriba, nosotros les decimos cariñosamente ‘los pibes’. La mayoría son mujeres. Son las madres de los chicos que deberían estar en la primaria o iniciando el secundario. Su estudio es fundamental porque es a través de ellas y de lograr sus título secundario que comprenden realmente la importancia de estudiar y recibirse. Son las que llevan a sus hijos a escuelas sin faltar. Además, el espacio ayuda enormemente a concientizar acerca de la violencia que sufren las mujeres, lo que es el maltrato, la independencia de una mujer con un título. Eso sucede en zonas sumamente vulnerables. Quitarles la posibilidad de estudiar es quitarles una herramienta trascendental, fundamental, los condenás a no tener ningún tipo de movilidad social», denunció.
«Muchas de estas personas fueron víctimas de las políticas neoliberales de los noventa, tuvieron que dejar de estudiar en ese momento. Somos los docentes y los referentes los que estamos poniendo la cara con los estudiantes que no saben qué hacer. Estaban excluidos del sistema formal educativo y al quitarles el FINES vuelven a estarlo. No es que se van a anotar en otro lado, vuelven a quedar excluidos porque por algo no estaban estudiando antes. O porque no tienen computadora, o porque no tienen internet, o porque no pueden ir al colegio todos los días», definió sobre la población con la que el programa trabaja. Sobre la posible resolución del conflicto, Carricarte explicó: «Hemos pedido reuniones. Por supuesto, tenemos un plan de lucha que consiste en visibilizar no sólo la situación sino también el trabajo de los alumnos. Trabajo bastante bastardeado: ‘A estos les regalan los títulos’. No es así, se preocupan, se esmeran, trabajan seriamente. Hay un trabajo muy profundo, que es lo que queremos visibilizar. El 12 de marzo a mediodía iremos al ministerio de Educación a pedir que se reabran esas escuelitas y por la continuidad del programa. A lo largo de su historia, en todo el país, egresaron más de 800 mil alumnos. También incluimos en nuestras consignas, además de la continuidad del programa, la situación laboral de los docentes y el derecho al acceso a la educación pública de todos los estudiantes».