Hemos elegido esta música balcánica porque vamos a hablar ahora de un país de esta región europea, Kosovo, el país más joven y con más jóvenes de Europa. Un país que encuentra muy poco espacio en los medios de comunicación. Y cuando encuentra este espacio, siempre está asociado a la guerra o al conflicto, como ha pasado por ejemplo en los últimos días, cuando mucha prensa internacional ha hablado del gas lacrimógeno lanzado por unos diputados del partido nacionalista Vetëvendosje durante una sesión del Parlamento para impedir la ratificación de un acuerdo de demarcación fronteriza con Montenegro.
Vamos entonces a Europa, estamos conectados con Nápoles, Italia, donde se encuentra Gianmarco Pisa, operador de paz en zonas de conflictos y post-conflictos, como Kosovo, investigador del Instituto Italiano de Investigación para la Paz y columnista por la edición en italiano de Pressenza.
El pasado 17 de febrero se celebró el décimo aniversario de la República independiente de Kosovo. ¿Podrías explicarnos cómo nació este nuevo Estado en 2008 y en qué contexto?
La proclamación de la independencia y la situación actual en Kosovo son, en muchos aspectos, el resultado del contexto de guerra en los Balcanes de los años Noventa. Antecedentemente, las seis repúblicas de los Balcanes Occidentales eran repúblicas federadas dentro de un solo país, Yugoslavia, que era un país socialista y tenía una estructura federal. Estaba compuesto, como dijimos, de seis repúblicas: Eslovenia, Croacia, Bosnia – Herzegovina, Serbia, Montenegro, Macedonia. Entre estas repúblicas, que, en ese momento, después de la segunda guerra mundial y la batalla por la liberación antifascista, estaban federadas en Yugoslavia, la más grande, Serbia, tenía dentro de ella dos provincias autónomas especiales: al norte, a la frontera con Hungría, la Vojvodina; al sur, hacia la frontera con Albania, de hecho, el Kosovo.
Yugoslavia fue una federación profundamente multi-nacional, donde la principal preocupación de parte de las autoridades, como dijo una vez el presidente Tito con un famoso eslogan, era “proteger la hermandad y la unidad de todos los diferentes pueblos yugoslavos como la pupila de nuestros ojos”. Pero, después de la muerte de Tito en 1980, la situación económica empeoró; la crisis de la deuda, impulsada por el Fondo Monetario Internacional, se puso grave; las relaciones entre las repúblicas federadas individuales se deterioran y las diferencias económicas y sociales empeoran, especialmente entre las regiones más ricas del norte, Eslovenia y Croacia, y las regiones más pobres del sur, incluido el Kosovo. Entre 1992 y 1995, la guerra de Bosnia condujo definitivamente a la disolución y la disgregación de la Yugoslavia socialista. En 1998 fue un nuevo conflicto en Kosovo, donde la población albanesa se rebela contra el poder central de Serbia.
Estas son las condiciones y las presusposiciones de la guerra. El 24 de Marzo 1999, la OTAN, contra el derecho internacional y sin algun mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ataca Serbia y bombardea Belgrado, con el “pretexto” para defender los derechos humanos de la población albanesa de Kosovo. La guerra termina con la aprobación de la Resolución 1244 de 1999 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por la cual se debe establecer una administración provisional (ad interim) en Kosovo, y tiene que haber un auto-gobierno de Kosovo, pero, dentro de Serbia. El lugar de Kosovo se sale de Serbia cada vez más, las autoridades serbias siguen teniendo una soberanía formal sobre la región, pero ya no tienen ningún tipo de gobierno o de administracion efectiva y así, el 17 de Febrero, 2008, hace diez años, Kosovo proclama unilateralmente su propria independencia, reconocida hoy por 114 estados del mundo. Ecuador, por ejemplo, se encuentra entre los muchos países, Rusia, China, Venezuela, etc. que no reconocen a Kosovo.
Muchos definen la República de Kosovo como un «Estado de hecho». ¿Porque sería así? ¿En qué punto está la construcción de las instituciones y de la sociedad civil kosovares?
Kosovo es un estado llamado a “reconocimiento parcial”: hay estados individuales que reconocen a Kosovo, principalmente los del bloque euro-atlántico, de la Unión Europea y los Estados Unidos, y organizaciones internacionales individuales en las que Kosovo ha ingresado, como la UEFA para el fútbol y el COI para los Juegos Olímpicos; pero, otros estados no reconocen a Kosovo y, por lo tanto, el Kosovo no ingresa en organizaciones internacionales importantes como las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además, no olvidemos que la Resolución 1244, todavía en vigor, precisamente establece, en el art. 10, «una administración provisional para Kosovo, en virtud de la cual la población de Kosovo ejerce una autonomía sustancial dentro de la República Federativa de Yugoslavia, es decir, Serbia», ya que Serbia es el estado sucesor de la Yugoslavia socialista, después del ciclo de guerras de los años Noventa.
Entonces, formalmente, estamos hablando de una región disputada de Serbia; sustancialmente, Serbia está presente, desde el punto de vista institucional y administrativo, sólo en las áreas de Kosovo habitadas por la minoría serbia, el norte de Kosovo, la región alrededor de la ciudad de Mitrovica y una serie de ciudades y territorios de Kosovo interno, que se consideran en enclave, rodeado de ciudades y pueblos albaneses.
Las instituciones del estado de Kosovo que fueron formadas sonon entonces sensiblemente mono-étnica, sonon instituciones en mayoría albanesa que la población serbia de Kosovo no reconoce, así como la población albanesa niega la presencia de instituciones serbias en las zonas habitadas por Serbios del Kosovo. Además, es necesario tener en cuenta que se trata de una experiencia administrativa y institucional muy reciente, en un contexto que es uno de los más pobres de todo el continente europeo. Entonces hablamos de un estado de hecho, sino también un estado frágil, donde la eficiencia administrativa y burocratica es baja, las graves condiciones económicas y sociales y las relaciones entre la mayoría albanesa y la minoría serbia, que sí existen, sonon, sin embargo, muy problematica, tensa y difícil. Es un grave problema de convivencia entre las comunidades.
En ocasión del aniversario salió un estudio sobre la situación del País cuyo título es «Oltre il Ponte». Se trata de una referencia al puente de Mitrovica, que “separa” a nivel simbólico y físico los albaneses de los serbios y de las otras comunidades minoritarias de Kosovo. ¿Cuales son las conclusiones de esta investigación, que tú citas en una de tus últimas columnas por Pressenza?
Es, creo, una investigación interesante y significativa, que se llevó a cabo por el Centro de Resolución Alternativa de Conflictos – Centro de Mediación de Mitrovica, y que se titula “Más allá del puente: simbolismo, libertad de circulación y seguridad”. La investigación tiene el mérito de resaltar los tres problemas más importantes y graves que preocupan, en esta etapa, a la sociedad kosovara; las limitaciones a la libertad de movimiento; las dificultades de tener servicios públicos eficientes; la situación de pobreza, incertidumbre e inseguridad, también vinculada a la corrupción y el crimen, que continúa viviendo en la región.
La investigación se llevó a cabo en la ciudad de Mitrovica, que es una ciudad símbolo para el conflicto de Kosovo, ya que se divide entre un sector Norte, K. Mitrovica, habitada por serbios de Kosovo, y un sector Sur, Mitrovice, habitada por albaneses kosovares. Obviamente, hay no sólo los albaneses y los serbios en Kosovo, hay muchas otras minorías, Rom, Bosnios, Turcos, Gitanos, Egipcios, Ashkalija, es uno de los más interesantes y más rico, en el punto de vista étnico y cultural, en Europa, pero, la guerra ha llevado a la separación entre las comunidades, rompiendo el vínculo de la cohabitación, que existió en la era de la Yugoslavia socialista.
En Mitrovica, la línea de frontera entre los dos sectores de la ciudad es el curso del río Ibar, que es un importante rio balcanico. Por lo tanto, el puente sobre el río se ha convertido en un símbolo de la separación de la ciudad. Es paradójico: un puente, un símbolo de conexión y de unión, se convierte en un símbolo de conflicto y separación.
No es coincidencia que más de un tercio (la tercera parte) de los ciudadanos de Mitrovica afirmen que el puente es causa para ellos de sentimientos negativos; la mayoría de los serbios cree que el puente debería cerrarse y, por lo tanto, que el paso de personas y automóviles está bloqueado; además, más de la mitad de la población cree que los acuerdos alcanzados hasta ahora entre los serbios y los albaneses no han contribuido a la seguridad y no han contribuido ayudar a mejorar la situación de la vida.
En los últimos 10 años has vivido y trabajado en el país, por tu actividad como investigador y trabajador por la paz. ¿Puedes contarnos unos ejemplos positivos, unas señales de esperanza que has visto allí?
Me parece importante resaltar la importancia de romper el cliché que quiere asociar univocamente el Kosovo y la guerra de Kosovo, y por lo que cada vez que habla de Kosovo recordaba a la guerra y la violencia armada y la separacion etnica. Kosovo tiene mil años de historia, ha visto a tantos pueblos habitarlo y cruzarlo, ha pasado por momentos de conflicto y etapas de convivencia.
Hay jóvenes, activos, sobre todo, en algunas organizaciones de la sociedad civil, que se ocupan de obras y iniciativas social y cultural, que están comprometidos con un Kosovo unido y democrático, y me gustaría añadir, para Kosovo, en el marco de la ley internacional, “un Kosovo de todos y para todos”, en el que todas las comunidades pueden sentirse en su propria casa. No es posible concebir y imaginar un Kosovo sin su composición mixta y sin su pluralidad étnica y cultural.
Y luego está la memoria de los ancianos, que vivieron la Yugoslavia del socialismo y de la convivencia, y que pueden contribuir a actualizar esos valores de hermandad y coexistencia. Hay proyectos que tienen como objetivo recolectar recuerdos orales o crear nuevas imaginaciones positivas para la memoria colectiva. Hay proyectos que tienen como objetivo hacer que jóvenes serbios y jóvenes albaneses trabajen o estudien juntos. La memoria también puede convertirse en un campo de confrontación y de relación, un elemento del trabajo positivo por la paz, y la justicia, y los derechos humanos en Kosovo.