En las últimas cinco horas, se descubrieron 5 nuevas fosas comunes cerca de la aldea de Gu Dar Pyin, en el norte de Rakhine, Birmania, arrasadas por las milicias birmanas a finales de agosto del año pasado.
El número de víctimas se estima entre 75 y 400.
Según una investigación de Associated Press, en las últimas horas se han encontrado más pruebas de la masacre. De hecho, la agencia ha tomado posesión de un video que documenta lo sucedido, testimonio que se suma a las muchas denuncias ya mencionadas por algunos sobrevivientes. Fue precisamente uno de estos últimos, Noor Kadir, quien reconoció, «sólo gracias al color de los shorts que llevaban», los cuerpos de algunos de sus amigos dentro de una de las fosas comunes.
Phil Robertson, Director Adjunto de la División Asiática de Human Rights Watch, dijo que es necesario que el Gobierno birmano rinda cuentas de estos actos más que nunca, incluso mediante una mayor presión de la comunidad internacional. También destacó la conveniencia de un embargo de armas, con el apoyo de las Naciones Unidas, contra el Estado asiático.
Hallazgos como este arrojan aún más sombras sobre el trabajo del ejército birmano en los últimos meses, lo que se justificaría por la lucha contra ARSA (grupo rohingya de manifestantes que se oponen a la milicia con guerrillas armadas), las repetidas incursiones en el estado de Rakhine. Por lo tanto, la decisión de muchas organizaciones humanitarias de posponer el plan de retorno de los rohingya de Bangladesh es cada vez más comprensible. Está claro que la situación de los refugiados en Birmania sigue siendo muy peligrosa e incierta.