Por Rosi Baró
Para quienes se desinforman sobre Venezuela a través de los medios de comunicación como CNN y afines, les comento que el 9 de febrero de 2018, hemos recibido la caja de alimentos que distribuye mensualmente el gobierno a través de los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) organizados por la propia comunidad.
Estos alimentos son importados por el gobierno y distribuidos directamente a las comunidades organizadas a precios accesibles para todos. No solo se le distribuye a los chavistas sino a toda la comunidad, una caja por casa o familia.
La caja que hoy recibimos costó Bs. 26.000 (veintiséis mil bolívares) y en un supermercado, donde no todos los alimentos se consiguen, habría costado el precio especulativo y acaparativo de Bs. 4.000.000 (no es un error, cuatro millones).
Esta vez la caja trajo los siguientes productos:
1 lt de aceite
2 kgs de leche en polvo
1 kg de caraotas (frijoles, porotos) negros
4 kgs de arroz
2 kgs de lentejas
3 pastas de 1/2 kg
5 kgs de harina pan
1 ketchup
1 mayonesa
Es la manera en la que el gobierno está compensando la guerra económica.
Mi intención al publicarlo es para desmentir a quienes dicen que aquí en Venezuela estamos comiendo de la basura y muriendo de hambre.
La matriz de opinión que ya exitosamente han implantado en el mundo es que el presidente Nicolás Maduro, electo por el pueblo, es un dictador que no respeta los derechos humanos. Y mientras las “fake-news” atiborran los periódicos con este tipo de mentiras, desde hace años ya han impuesto un cerco económico y financiero al país que ha producido, exactamente, lo que denuncian que el gobierno ha hecho. Una estrategia maquiavélica mediante la cual las grandes transnacionales, dolidas por la pérdida de los grandes beneficios que otrora obtenían de las inmensas riquezas naturales, el petróleo principalmente, ahora arremeten para crear las condiciones de una intervención con el ya manoseado argumento de la “Ayuda Humanitaria”.
Y hay que llamar las cosas por su nombre. Lo que ocurre en Venezuela es una guerra económica para inducir descontento, inflación, desabastecimiento y crear el escenario para una invasión disfrazada de «ayuda humanitaria».
Silo en su novena Carta a mis Amigos escrita hace ya bastantes años predijo con exactitud lo que hoy intentan hacer en Venezuela. Copio un extracto:
“Hoy se habla, con renovado vigor, de los derechos humanos. Sin embargo, ha cambiado el signo de los que hacen ondear estas banderas. Hoy las derechas han recogido aquellas banderas y se las ve activas en la defensa de los derechos humanos y de la paz, sobre todo en aquellos países que no dominan totalmente. Aprovechando algunos mecanismos internacionales organizan fuerzas de intervención capaces de llegar a cualquier punto del globo a fin de imponer la “justicia”. En primer término llevan medicina y alimento para luego arremeter a balazos con las poblaciones, favoreciendo a la facción que mejor se les subordine. Pronto cualquier quinta-columna podrá invocar que en su país se altera la paz o se pisotean los derechos humanos para solicitar ayuda de los intervencionistas. En realidad, se ha perfeccionado a los primitivos tratados y pactos para la defensa mutua con documentos que legalizan la acción de fuerzas “neutrales”. Así se implanta hoy, remozada, la vieja Pax Romana. En fin, son los avatares ornitológicos que comenzando con el águila de los pendones legionarios tomó luego forma de paloma picassiana hasta llegar el día de hoy en que al plumífero le han crecido garras. Ya no regresa al Arca bíblica portando una rama de olivo, sino que vuelve al arca de valores llevando un dólar en su fuerte pico”. – Silo – Novena Carta a mis Amigos (1993).
Sin embargo, cabe hacerse una pregunta, ¿cómo es posible que el pueblo aguante esta situación y en lugar de rebelarse siga votando a Maduro? Para los que no lo recuerdan durante el año 2017 en Venezuela ocurrieron tres procesos electorales y la gente salió de forma masiva a votar apoyando al gobierno y en cada una de esas votaciones ganó con una mayoría aplastante. Producto de estas elecciones ahora el gobierno cuenta con una Asamblea Nacional Constituyente, la mayoría de las alcaldías y las gobernaciones. Y me imagino que quien lee la prensa internacional debería preguntarse, ¿son masoquistas?
No voy a negar que la situación que hemos vivido y estamos viviendo sea tremendamente difícil, complicada y peligrosa y no todos la resisten. Y en vista que la oposición se encuentra dividida y debilitada producto de sus desacertadas acciones, miles de venezolanos se han desesperado produciéndose un éxodo masivo hacia varios países de Latinoamérica y del mundo. Una situación comprensible y que amerita toda la solidaridad de quienes los han recibido, de la misma forma que Venezuela recibió con los brazos abiertos a quienes han emigrado a estas tierras.
Y cabe hacerse otra pregunta: ¿Por qué los Estados Unidos que tan fácilmente ha invadido otros países petroleros, hasta ahora no lo haya hecho en Venezuela? Mi interpretación es que con esta estrategia, desacredita frente al mundo y particularmente frente a los países latinoamericanos y caribeños las ideas socialistas de la Revolución Bolivariana como inviables y “persuade” a quienes estén pensando en seguir su ejemplo.
Sin embargo, y a pesar de todo este asedio, lo que hemos vivido en Venezuela desde que el comandante Hugo Chávez asumió el poder, las acciones más que la retórica, las acciones efectivamente realizadas para empoderar a los que nunca existieron, a los invisibles de todos los tiempos, no solo nos han fortalecido y templado como se templa el acero, sino también han despertado la sensibilidad del ser humano que todos queremos. Y estas no son lindas palabras sino hechos, acciones vividas.
Si no y para los que no lo saben, recuerden como desde las catacumbas del pueblo, como decía el comandante Chávez, la gente salió a votar para elegir a la Asamblea Nacional Constituyente desafiando las amenazas de paramilitares armados en los centros de votación, y atravesó ríos y camino kilómetros para expresar su firme decisión de apoyar al presidente Maduro.
Si atendemos a las noticias actuales sobre Venezuela, podríamos pensar que estamos en un callejón sin salida y ya la mesa está servida para ser invadidos. Sin embargo, frente a este escenario nuestra fe inquebrantable en el ser humano nos dice que las acciones realizadas abriendo las puertas de la solidaridad, justicia social, democracia participativa y protagónica van en la dirección del futuro que estamos dando a luz.