Por: Judith Purizaga G.
Se llama Joan Manuel Escalante Salinas y es miembro del colectivo Callao Dignidad. Al igual que muchos, Joan forma parte de los miles de jóvenes que en los últimos meses han marchado por las calles de Lima para reclamar a viva voz ¡No al Indulto! ¡Que se vaya PPK! y ¡Fuera todos los corruptos! Afirma que están hartos de la corrupción que ha alcanzado a casi toda la clase política peruana y que está perjudicando no solo al erario nacional, sino socavado la humanidad del Perú. ¡¿Cómo vamos a permitir que la ley ampare acciones inmorales?! Nos dice como representante de una nueva generación, menos tolerante y dispuestos a mantenerse firmes en una solitaria lucha anticorrupción.
Pressenza: Desde hace unas décadas se veía que en el Perú la juventud no participaba en la vida política del país, por diversos motivos, como estar desvirtuados de los partidos políticos y la clase política, la corrupción, etc. Sin embargo, en el último año hemos visto que hay una “movida” juvenil. Ustedes los jóvenes se están organizando de manera voluntaria para salir a las calles y reclamar. ¿Cuál fue el detonante que ha motivado que ustedes salgan a las calles?
Joan Escalante: Lamento decirte que el detonante ha tardado muchos años. Al igual que muchos jóvenes, cuando salí de la universidad, ellos y yo nos encontramos con una realidad muy difícil, con falta de empleo, falta de representación frente a las instituciones privadas cuando se dan abusos laborales, los bajos salarios, que incluso afectan la proyección a futuro. Los jóvenes universitarios que están saliendo de las universidades se ven impedidos de formar una familiar, porque la situación es tan difícil, que uno no tiene la certeza de poder sustentar un hogar.
Este joven que le habla de otro, ha tenido que encontrar trabajo en otras labores muy diferentes a su profesión, subempleo, que no cubre la canasta básica ni siquiera para un joven soltero. Entonces, los jóvenes han tenido esa decepción desde los años 80 hasta la actualidad y esta ha explotado como una suerte de desazón, de ira, de no poder encontrar una clase política realmente representativa.
P: ¿Cuál fue el detonante?
Joan Escalante: Yo creo que el detonante ha sido la corrupción. La corrupción aniquila, envilece toda ley, toda institución que supuestamente debe representar a un grupo humano, a la sociedad. La corrupción saca todo lo bueno que puede darse dentro del marco legal y político, para en lugar de llevarlo a un grupo amplio de la sociedad, lo lleva a un grupo minoritario; como los círculos viciosos que se forman alrededor de los partidos políticos y las instituciones, para simplemente beneficiarse a costa del sacrificio de todo un pueblo.
P: Tú participas en la Asamblea Ciudadana, organismo creado de manera espontánea, voluntaria y que está congregando a diversas instituciones. ¿Cómo así ustedes tomaron contacto con todos estos colectivos? Cuéntanos un poco tu experiencia…
Joan Escalante: Las asambleas ciudadanas tienen que surgir por parte del Estado, pero este lamentablemente en los últimos años ha mostrado un alejamiento de la población, desde el año 2000 aproximadamente, desde la caída del gobierno de Fujimori.
Fujimori era una persona muy populista, una persona que tenía mucho contacto con el pueblo, pero eso era usado en una suerte de demagogia para poder ganar adeptos dentro de la población. Ese contacto directo con la población es lo que actualmente forma parte del núcleo duro del fujimorismo, algo que los presidentes desde Alejandro Toledo hasta la actualidad han perdido completamente, porque están alejados de la población.
Esa falta de comunicación, ha generado grupos humanos de lucha y opinión que buscan ser escuchados, como una suerte de obligar al Estado a girar la cabeza y ver a la población. Decirle “¡Oiga, estamos aquí! Estas son nuestras necesidades, es lo que nosotros necesitamos que ustedes hagan”. Los políticos tienen que ser atentos ante los problemas que presentamos como sociedad. Ya han pasado 17 años y recién ahora, con jóvenes que han salido a luchar, y la Asamblea y grupos de lucha que se han formado, las autoridades, a regañadientes –porque hay que decir las cosas como son- están volteando a ver a la población.
Pero no lo están haciendo totalmente. Hay una costumbre política en el Perú que el que ocupa un cargo público es alguien que se pone en una suerte de pedestal, en donde él tiene la razón y la población simplemente lo tiene que seguir. Está muriendo esa costumbre, pero recién está empezando a aparecer una lucha contra esa idea. Yo creo que va a tomar mucho más tiempo, pero hay una iniciativa: ya no solo parte del gobierno, sino en esta elección que se viene van a empezar a cambiar en los cargos públicos. Las personas que salen de estos frentes, ya salen con una realidad diferente, en la que se sabe que la gente tiene que ser escuchada.
P: En base a toda esta situación, en la que se vio demasiado abandono, corrupción y lejanía con la población, surge la Asamblea Ciudadana. ¿Cómo se formaron los llamados colectivos? ¿Cómo se forma esta movida juvenil?
Joan Manuel: Te lo digo desde mi experiencia. Yo en ese momento, egresado de la universidad me topo con una realidad que me chocó muchísimo. Estudié Ciencias de Comunicación, soy egresado de la universidad Católica, encontrar un trabajo estable en el rubro de comunicaciones es tan difícil y lo peor de todo es que cuando entré hubo abuso de parte de la institución para la que trabajé, el canal del Estado, ya que se me descontaba 300 soles mensuales de mi salario, supuestamente para beneficios sociales, pero cuando averigüé mis beneficios sociales, al término de mi relación con el canal, simplemente no había aportado nada. ¿Dónde se fue ese dinero? Abrí proceso judicial y el juez le dio toda la razón al canal. Eso generó en mí, y supongo que a cualquier joven, un desinterés por el Estado, por la política, y como consecuencia yo me fui al extranjero a trabajar, a buscar un mejor futuro, como lo hacen mucho. Como ocurre con los venezolanos hoy en día, quienes vienen al Perú para encontrar una solución a su situación.
Luego regreso ya con un capital e invierto en un pequeño negocio familiar que me permite subsistir ahora como familia. Pero lamentablemente es un caso aislado. ¿Qué hay de los 300 mil jóvenes que salen al año de las universidades para buscar un futuro laboral? ¿Qué hay de ellos? Y en ese ínterin, de querer cambiar la situación -te lo digo yo empecé solito como un hongo, haciendo mis columnas de opinión y yendo solito a las marchas-, es donde encuentro la idea de pertenecer a un partido político. Ahí decidí ingresar al Partido Popular Cristiano – PPC Callao, pero lamentablemente ahí me choqué contra otra realidad.
P: ¿Cuál realidad?
Joan Escalante: Que los partidos están corruptos. La función de un partido político es la representación. El partido político tiene que captar las necesidades de la población, presentarlas al Estado y de esa manera, encontrar el apoyo de la población para que el partido pueda llevar esas necesidades. Pero eso no pasa. El PPC como muchos partidos está conformado por una pequeña argolla en sus cúpulas, donde solo las personas más allegadas obtienen beneficios y hay una desconexión total de los partidos con sus bases. Es una proyección de lo que ocurre con el Estado. El Estado se desconecta de la población y las cúpulas se desconectan de sus bases. En ese sentido, se forman las pequeñas pugnas dentro de los partidos por las cúpulas y al final de cuentas, el partido nunca llega a nada, no representa nada y por culpa de eso fracasa en su función. Esto primero lo encontré en el Estado y luego en los partidos políticos. Es ahí donde yo decido renunciar y conozco al presidente del frente Callao Dignidad, a Víctor Huaranga.
P: ¿El frente Callao Dignidad ya estaba formado?
Joan Escalante: Sí. Yo formo parte del frente de lucha de Callao Dignidad. En el frente tenemos un precepto que se llama el “círculo virtuoso”. ¿Qué significa eso? Significa que es un grupo de gente que tiene que demostrar número uno: desprendimiento. Todo ser humano tiene ambiciones, es algo normal, pero cuando esas ambiciones se sobreponen a un bien común, ahí estamos cometiendo un error, ahí es donde la gran mayoría cae. Entonces, nosotros en el frente tenemos ese precepto, desprendimiento y además, beneficio social y lucha anticorrupción… Y qué te digo… ¡Por Dios, eso es lo que yo estaba buscando toda mi vida!
P: ¿Te pareció raro encontrar algo así?
Joan Escalante: Me pareció raro, o sea, debería ser al revés ¿no? Debería ser raro “no” encontrar algo así, pero la situación es esa. Y formé parte de este frente de lucha, acá mi amiga Sonia Cruz, se adhirió después. Y analizando nosotros la situación real del Callao, nos dimos cuenta que para que la lucha en el Callao pueda ser escuchada, tenemos que llevarla a la capital, a Lima. Lamentablemente el Perú tiene una política muy centralizada, que para que los casos de corrupción tengan impacto y se pueda buscar una justicia, tienen que explotar en la capital. Entonces, nosotros con ese interés, sobre todo por un beneficio común, llevamos nuestra lucha anticorrupción también a Lima. La llevamos participando en la Asamblea Ciudadana y es donde nosotros formamos parte.
P: ¿Cuántos colectivos forman parte de la Asamblea Ciudadana?
Joan Escalante: Te podría decir que están por ejemplo, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, está el grupo No a Keiko, están Keiko No Va, está el grupo Hip Hop, el grupo Arte y Cultura (estos dos son en su mayoría jóvenes), Bloque Universitario (que son todos los bloques universitarios de todas las universidades públicas y privadas), también están las de las regiones Cusco, Arequipa, Cajamarca si no me equivoco.
P: ¿Y se interconectan con las regiones cuando organizan actividades y convocatorias?
Joan Escalante: Sí, lo que pasa es que los universitarios obviamente tendrían que venirse desde provincias, ellos tienen que costearse su pasaje; entonces ellos promueven las marchas en redes sociales. Incluso, si hay que hacer marcha nacional, los universitarios también se ponen de acuerdo en las universidades de las regiones y también convocan a las marchas en sus regiones.
P: ¿Y en la Asamblea Nacional qué encontraron? ¿Ese mismo perfil que tú estabas buscando?
Joan Escalante: Vamos a decir que las asambleas nacionales tienen una muy buena voluntad, pero quizá les falta un poco de organización; como te digo, la ambición es algo normal en el ser humano, no es nada raro tenerla, entonces yo creo que como todo líder de lucha social desean que su frente siempre salga adelante. La idea es que no sea solo un frente es el que siempre salga adelante, sino todos estemos luchando a la par. Pero ese es un problema que a la larga se soluciona, no es problema, porque todos estamos marchando con un mismo fin que es combatir la corrupción.
P: En el caso de la Asamblea Ciudadana, esta congrega de manera horizontal a colectivos, partidos políticos, frentes de acción, bloques universitarios, ciudadanos de a pie…
Joan Escalante: En el caso de los partidos políticos, estos están tratando de reivindicarse con la población. Hoy en día la gente no confía en los partidos políticos, no cree en los partidos políticos, ni en los políticos; porque lamentablemente los partidos políticos y los políticos han sacado tanta ventaja que la gente simplemente se siente decepcionada. Yo también, yo no confío en ningún político. Veo a un político y digo “¿Qué has hecho por el Perú?, mira la realidad del Perú y yo te pregunto ¿qué has hecho?”
P: Me recuerdas el caso de tres alcaldes distritales que han sido capturados por encabezar bandas de delincuentes. Uno se dice “¡Te doy la oportunidad de representarme y mira lo que haces!”…
Joan Escalante: ¡Exactamente y de ahí viene la impotencia! Los jóvenes sobre todo, que son los más vehementes, sienten una impotencia que no ha sido calmada, sienten una impotencia de decir ¡Caramba, yo quiero surgir en mi país, yo quiero que mi país también me dé el apoyo para poder colaborar con él trabajando, mejorando la economía, aportando con mi fuerza intelectual, mi energía y voluntad política! ¡Pero no me dejan! Porque hay un grupo de personas que están en el gobierno que no hacen ¡nada!
Y lamentablemente nos topamos con otra realidad muy triste: Que los políticos actuales utilizan la ley o legalizan las acciones inmorales, para hacerlas legales y no judicializables. En el caso de los lobbies por ejemplo, porque las grandes empresas hacen lobbies que afectan al país de manera terrible en la economía, social, política… se llevan el dinero por montones, se llevan los recursos naturales que para nosotros son fundamentales y para nosotros no queda nada. Sin embargo, desde el punto de vista de la ley, eso es legal. Pero es inmoral, ¡es inmoral! Ese es el problema. ¿Cómo nosotros vamos a permitir que la ley ampare acciones inmorales?
P: Por eso, dentro de su organización ¿hay abogados que no solo asumen salvaguardar los derechos de ustedes los manifestantes, sino que impulsan investigaciones?
Joan Escalante: Yo creo que sí. Es decir, hay una necesidad urgente de cuantificar lo que la ley no ha cuantificado hasta el momento, y poder hacerla sancionable cuando afecte a la sociedad de una manera u otra. Porque, vamos a decir, si realizo una acción que afecta a un grupo humano, pero la ley no me condena, tenemos que encontrar algo que condene esa acción. Porque lamentablemente vemos a 30 o 40 mil personas que se ven terriblemente afectadas. Y eso ocurre en la realidad. Ocurre con la minería ilegal y con la minería legal. Ocurre con el problema de la papa hoy en día, pero no vemos el problema real. El problema es que nosotros permitimos el ingreso de una importación gigantesca de papas, para abaratar los costos de las empresas en el gasto de gas y aceite. Pero no nos damos cuenta de los 100 o 200 mil agricultores paperos que en este momento se están quedando sin trabajo.
Vamos a decir, “bueno, entonces, el Estado en la obligación de evitar que esta gente se quede sin empleo, debe aplicar políticas para generar puestos de trabajo y esta gente pueda acceder a un empleo… ¡pero no hace ni uno ni lo otro!
Cuando dijeron que iban a darle un millón y medio de soles a cada agricultor, para comprar el excedente, yo dije, disculpa ¡pero qué tontería! Comprar el excedente no es el problema. El problema es eliminar la importación masiva que deja sin empleo a los agricultores. O sea, ¿qué van a hacer comprando el excedente? Y hay personas que defienden eso. Es que si lo vemos desde el punto de vista mercantil se ahorra un montón de dinero en el gasto de gas y aceite, y en el bajo costo de aranceles tenemos productos de altísima calidad que llegan al Perú.
P: O sea, se ven datos económicos, pero no se ve el aspecto humano…
Joan Escalante: No se ve el dato humano. Si ves el dato humano, te das cuenta que todo lo que dices es verdad. Pero no estás viendo las consecuencias de lo que está pasando. Tenemos agricultores desempleados, que están desatendidos por el Estado, que no les da puestos de trabajo o para poder competir. Vamos a decir, “hablemos en tus términos: industrial. ¿Dónde está el Estado que tiene que generar políticas industriales para colocar nuestras papas al mismo nivel de las papas que vienen de afuera? Y en lugar de comprar papas de afuera, nosotros vender papas hacia afuera. De tal manera que les das más trabajo a los agricultores, le das más industrias al Perú y tienes mayor ingreso económico. ¿Por qué no hablas de eso?”. Eso compensaría el factor humano, de evitar a gente desempleada que se muere de hambre o que malbaratea su trabajo.
No soy de izquierda, porque no soy de izquierda, pero ¡te centras en el factor económico deshumanizando completamente la labor política que es la de representación social! O sea, el trabajo de un político es representar a la población, en beneficio de la población, no en beneficio de la plata de los empresarios.
P: Dicho sea de paso, ¿qué te parece el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski?
Joan Escalante: A mí me parece completamente inhumano. Deshumanizado al cien por ciento, en donde el eje central de la acción política es el dinero y no la población.
P: Ustedes han encontrado un mecanismo de expresión en las marchas, pero ¿qué esperan conseguir con éstas, ahora, luego de cinco movilizaciones?
Joan Escalante: Mira, las marchas tienen un factor positivo, pero como toda cosa positiva no se puede abusar de ellas. Porque cuando tú haces algo muy seguido se vuelve habitual. Entonces ya pierde su fuerza. Lo que nosotros, el frente Callao Dignidad, tenemos proyectado es realizar acciones pequeñas pero muy centralizadas. Como Escuelas Políticas, donde se le enseñe a la gente sobre políticas locales. Mucha gente no sabe reclamar porque no conoce la ley.
P: ¿Están tratando de formar una nueva clase de políticos?
Joan Escalante: Todos somos políticos, el problema es que no ejercemos la política. La política tiene que ser algo cotidiano, así como tomar desayuno, ir a trabajar, dormir… la política es algo cotidiano y el ciudadano tiene que estar informado de ésta. Es la desinformación la base de la corrupción, porque la ignorancia hace que la gente desconozca lo que realmente pasa. Ahora volviendo al punto. Otros mecanismos son asambleas políticas, mini-plantones, banderazos, pequeños piquetes donde la población pueda estar constantemente pendiente de lo que se hace; acciones culturales con grupos de danzas… o sea, ya no tomar tanto las marchas, porque número uno, las marchas desgastan a las asambleas, ya la gente dice “bueno, ya, otra marcha”, a veces enfrentan a la misma población, tanto a transeúntes como manifestantes. Sin embargo, se requiere de un gran esfuerzo por parte de los manifestantes, que vienen de todos lados y terminan cansados, agotados y luego se regresan a sus casas. Entonces, la idea es unir las pequeñas acciones como piquetitos, para difundir y que la gente pueda tener en cuenta que hay un problema y que estamos luchando contra este.
Tenemos el vehículo que son las redes sociales, y tenemos la plataforma que es el público consumidor que es de todas las redes. Hay que utilizar ese factor como medio de difusión para poder hacer llegar nuestras acciones, sobre todo mantener en la memoria de la gente una lucha social en contra de una corrupción enorme acá en el Perú.
P: Mantener… es lo difícil, porque normalmente todo se desgasta…
Joan Escalante: ¿Por qué el Fujimorismo gana fuerza? Porque la gente pierde memoria. El mismo desinterés político hace que la gente olvide o que simplemente lo deje de lado. Y es por eso que vemos, que Keiko Fujimori obtuvo 73 congresistas. Nos dimos cuenta que el fujimorismo de los 90 no ha cambiado con el fujimorismo de 2016, es exactamente igual. Entonces eso ha avivado el fuego de la memoria de la gente que vivió esa época y ahora, no podemos dejar que eso vuelva a pasar. De ahí surge la necesidad de mantener una memoria viva.
Ahora, con respecto a la pelea de los hermanos Fujimori, me atrevería a decir que esa pelea es real, pero como lo puse en las redes, cuando los malos necesitan, hasta los rivales más recalcitrantes y más enardecidos se terminan uniendo para llevarse al país en peso. Ponemos la experiencia del Callao, donde el gobernador del Callao, Félix Moreno y Juan Sotomayor que es el alcalde provincial se odian a muerte, pero en las elecciones del 2014 se juntaron para ir de la manito y se juntaron para seguir levantándose el Callao en peso. Si funciona con rivales tan acérrimos, ten por seguro que estos hermanos en el 2021 se terminarán juntando y otra vez van a querer tomar el Estado.
P: ¿Qué expectativas tiene el frente Callao Dignidad de la opinión que debe emitir la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el indulto humanitario otorgado a Alberto Fujimori?
Joan Escalante: A mí me gustaría decir que tengo mucha fe de que el indulto pueda ser observado, pero lo cierto es que cualquier cosa puede pasar. Yo prefiero dejar la decisión de la corte para cuando se emita y lo que diga la corte, y bueno pues se tendrá que acatar. Sin embargo, mi discurso de la lucha contra la corrupción, que incluye a todos los presidentes, incluyendo a Alberto Fujimori, no va a cambiar ni va a parar. Se seguirá trabajando contra la corrupción, se seguirá apelando a la memoria de la gente para que cosas como la dictadura de los 90 y la corrupción que se está viviendo hasta el día de hoy, no se vuelva a repetir. Porque, el hecho de que la Corte Interamericana de los Derechos Humanos tome una decisión, sea positiva o negativa, no implica que nosotros dejemos de luchar para cambiar al país, para nada, la lucha es aparte.
P: El caballo de batalla de ustedes es la lucha anticorrupción y atravesamos actualmente una etapa en la que se viene investigando al presidente actual, denuncias y detenciones de alcaldes representativos, es decir, la corrupción ha llegado hasta las más altas esferas de la clase política, y es a nuestra clase política que ataca, y en menor proporción a la gente común… ¿Ustedes están conscientes de que, junto a los colectivos, están cambiando al país?
Joan Escalante: Bien, sé que quizá va a sonar un poco infantil, pero la vez pasada yo estaba con mi papá, estábamos viendo esta serie de Tronos, yo me pongo a pensar y veo nuestra acción política y digo, estamos jugando nuestro propio juego de tronos, en la vida real, porque ya no ves lo que ves en la televisión, con la misma admiración con que vives en la realidad, porque estás viviendo una realidad tan palpable, en donde la maldad de un ser humano, para afectar a un grupo enorme solo para su beneficio es tan real, que te estás enfrentando a un mounstruo. Y que no ha estado un año o dos, sino veinte años.
En el Callao, nosotros hemos tenidos 25 años de Chim Pum (partido político), en donde ha crecido el narcotráfico, el pandillaje, la delincuencia, el tráfico de terrenos. Tenemos dos presidentes regionales, uno preso, el otro estuvo preso pero va a volver a estarlo, y los alcaldes distritales se encuentran en la misma posición. Hemos cerrado el año 2016 con 75 muertos y el 2017 casi con 100, solamente en el Callao.
Imagínate cómo la gente está harta de una situación tan difícil que simplemente han decidido salir a las calles y decir ¡Basta ya! Queremos ver a esta gente presa, queremos ver a la justicia reaccionar. Esta es una reacción a la corrupción que no ha tenido castigo. El Callao ha sido el laboratorio de toda la delincuencia política en el Perú. El envilecimiento de las instituciones judiciales, como herramienta de las instituciones públicas corruptas, ha partido del Callao y ha ido a las demás regiones, en donde ya vemos que lideran bandas delincuenciales, vemos presidentes regionales que trafican y rompen la ley para llenarse los bolsillos de plata. Entonces, nuestra responsabilidad es doble, así como el Callao fue el origen, el Callao tiene que ser la medicina.