Pese a todavía disponer de una imagen positiva de su gobierno del 44 %, una encuesta de Rouvier y Asociados muestra que solo el 30 % de los argentinos estarían dispuestos a reelegir a Mauricio Macri como presidente, intención que el mandatario ya hizo pública.

Entre los 1200 encuestados, el 40 % aseguró que votarían por un candidato opositor y casi el 53 % tienen una opinión negativa de su gobierno. Una valoración similar a la evaluada en enero y que muestra que se consolida el descontento generado a fin de año por el recorte jubilatorio, de ayudas sociales y  la fuerte represión vivida en las calles de Buenos Aires.

Los despidos y los aumentos de tarifas hacen que su imagen no mejore, pese al fuerte blindaje mediático que bombardea con la culpabilidad del gobierno anterior a las medidas antipopulares que comete el primer gobierno abiertamente de derecha votado por el pueblo argentino.

Un 25 % de los encuestados todavía no saben a quién votar el año que viene, lo que todavía deja la contienda electoral abierta a múltiples escenarios. Asesorado por el ecuatoriano Jaime Durán Barba, Macri ahora salió a buscar el voto de quienes quieren la pena de muerte y el “gatillo fácil” policial, felicitando a un policía que asesinó por la espalda a un delincuente como a un “héroe” y dando el aval a las masacres policiales.

El presidente también leyó muy bien la coyuntura y frente a una movilización sindical que daba muestras categóricas del rechazo a su modelo económico, dejó que se colara el debate sobre un tema que venía motorizando el movimiento feminista: la interrupción voluntaria del embarazo y su despenalización.

Macri consiguió que no se hable más ni de despidos, ni de tarifazos, ni de las cuentas offshores propias y de todo su gabinete o del cierre de escuelas que está llevando adelante la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

Desde estas líneas celebramos el debate sobre un tema tan neurálgico para la sociedad argentina como la despenalización del aborto, aunque deseamos que esto no genere divisiones dentro del campo popular a la hora de tener claro quiénes y cómo están destruyendo el país y la necesidad de una unidad amplia y heterógenea.

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