Sin la mediación de Estados Unidos, Corea del Sur y del Norte inician diálogos para la cooperación y la paz.
El comienzo de la gestión Trump fue pautado por la escalada de las tensiones en la península coreana. Las constantes pruebas nucleares realizadas por el régimen socialista de Corea del Norte y los ejercicios militares promovidos por EEUU y Corea del Sur hicieron que el conflicto se convirtiera en los titulares de los principales diarios del mundo y sacó el sueño de mucha gente.
Pero todo indica que lo que ocurre es un movimiento de reaproximación de las Coreas. Tanto el Norte como el Sur iniciaron diálogos para la vuelta de la cooperación. Como señal de su voluntad de cooperar, Corea del Norte pretende enviar una delegación de atletas a las Olimpiadas de Invierno que en este año de 2018 tendrá lugar en Corea del Sur. Hace dos años que los dos Estados no mantenían diálogo.
Otro acto que muestra la reanudación de los diálogos es la conexión de la línea telefónica que hacía la comunicación entre los países.
Para entender el motivo de los conflictos en la península coreana hay que regresar a casi 70 años. Durante la segunda guerra mundial, Japón invadió Corea, China e Indochina. En esta ocupación millones de personas murieron. Con el fin de la guerra hubo la división de las Coreas. El sur sería un «protectorado» americano y el norte sería colocado bajo dominio soviético. La nación coreana pre-segunda guerra, con su lengua, costumbres e identidad nacional se vio dividida en dos estados satélites de EEUU y la antigua URSS.
Según la entrevista dada por el investigador Alexandre Ratsuo Uehara al portal UOL, los acuerdos de paz entre los países sólo se concretaron cuando tanto el presidente de Estados Unidos y el de Corea del Sur estuvieron abiertos al diálogo.
Así durante la gestión de Bill Clinton, del presidente surcoreano Kim Dae-Jung y del de Corea del Norte Kim Jong-il, hubo la instauración de la política sunshine. Esta política se basaba en la ayuda humanitaria de Corea del Sur a Corea del Norte y fue vital para disminuir las tensiones.
Una apertura para el diálogo sin Estados Unidos puede indicar una ruptura con ese pasado de dependencia estadounidense y un camino de diálogo entre los dos Estados.