Un informe preparado por la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) de El Salvador da un panorama desolador sobre cómo se vive la desigualdad de género en los medios de comunicación del país centroamericano. El estudio fue realizado con el apoyo de la fundación INTERNEWS entre noviembre y diciembre de 2017 y participaron 52 mujeres, quienes se desempeñan en radios comunitarias, gabinetes de comunicación institucional, televisión y prensa digital.
El entorno del periodismo y de la comunicación se ha descubierto peligroso para las mujeres, quienes son vulnerables, ya que sufren acoso sexual y laboral, discriminación y peores salarios.
Según la procuradora de Derechos Humanos, Raquel Caballero, el diagnóstico servirá para diseñar programas de acompañamiento a las víctimas, contribuir a erradicar en todas sus formas la violencia en contra de las mujeres e implementar castigo o sanción a los agresores, citaba el portal salvadoreño Comunica.
El reporte indica que más del 90 % de las mujeres denuncia las prácticas discriminatorias en sus lugares de trabajo. El temor a perder el trabajo y la naturalización de estas formas cavernarias de relación han llevado a que la Fiscalía General de la República solo haya recibido e investigado un caso en todo el 2017.
La exclusión de las mujeres en las empresas mediáticas es una fenómeno de larga data y los tratos degradantes incluyen que el 8 % de las reporteras no reciban sueldo y que menos del 30 % hayan obtenido licencia por maternidad, expone el informe.
“Es mucho menor el porcentaje de mujeres en el ejercicio periodístico. Además, las mujeres son utilizadas como un objeto sexual para obtener información. Nos ven como objetos” expresó una joven comunicadora salvadoreña.
“Aceptamos, callamos y cedemos ante el medio de comunicación”, se lamentó la presidenta de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), Dalila Arriaza, quien además subrayó que las mujeres deben demostrar su valía de manera permanente.
El estudio también describe que las mujeres son obligadas a cambiar su aspecto físico, bajar de peso y vestir de determinadas maneras para trabajar en televisión, además de no poder acceder a puestos jerárquicos o de toma de decisiones.