Apenas en abril de 2016, Juan Evo Morales Ayma creó su cuenta de tuiter siendo, digamos, el último de los presidentes del progresismo latinoamericano en abrir una cuenta en esa red social.
Que Evo sea presidente de Bolivia no solo es un logro monumental para su pueblo, sino para los Pueblos Originarios del continente y del mundo. En su juventud, como decimos en Guatemala, le tocó picar piedra; su presidencia no salió del aire, no se la regalaron. Evo ha venido desde abajo volando pata junto a su pueblo, el Pueblo Originario. Literal lo de volando pata.
Evo es de los nuestros, tal vez por eso tanta humildad, tanta resistencia y tanta fuerza milenaria. Evo es el niño que pica piedra en el sur guatemalteco, es un adolescente en las favelas en Brasil, es un campesino en el suroeste de Colombia. Es un artesano en Oaxaca, es un albañil indocumentado en Nueva York, es un músico callejero en las calles céntricas de Santiago, es un niño vendedor de dulces de araña en Venezuela, es un cargador de bultos en la frontera entre Haití y República Dominicana.
Evo es la indígena adolescente que limpia casas en las mansiones capitalinas de la burguesía mundial. Es la madre soltera, es la abuela en soledad. Es el niño huele pega de Ciudad Peronia. Evo es la representación de las masas latinoamericanas que han vivido excluidas y vedadas durante siglos. De ahí viene él, del corazón, de la vena, es la carne viva de las multitudes que buscan oportunidades de desarrollo y derechos. Evo lo tenía todo para darse por vencido, todo y resistió.
Evo no tuvo infancia, como muchos de nosotros, la adolescencia pasó de largo sin saludarlo, Evo desde niño fue lanzado a la edad adulta, como sus padres y abuelos; la edad adulta de los niños de rostros curtidos que limpian vidrios en los semáforos y recogen basura en los vertederos. Esa edad adulta que es obligada a enmudecer en el silencio del abuso.
Evo, con todo en contra, está en pie y le dice a los niños huele pega, a los campesinos, a los jornaleros, a los mil usos, a los obreros, a los artesanos, a los indocumentados, que la fuerza es la unidad. Que si estamos unidos, que si sabemos lo que nos han hecho, tendremos la fuerza para enfrentarlos y vencerlos. Para liberarnos. Que la consistencia la da la Memoria Histórica porque nos da cimientos, una raíz profunda que nadie nos puede arrebatar.
Con admiración y alegría he seguido las publicaciones de Evo en tuiter y es constante en el tema de la Memoria Histórica de los pueblos latinoamericanos y del mundo. Vaya visión, saber que la humanidad es un solo hilar. Todos los días Evo nos invita a pensar, a viajar al pasado, educando a las nuevas generaciones e instándolas a investigar, a preguntarse, abre una brecha del camino y deja la estepa verde para que seamos nosotros los que busquemos nuestro propio camino, generacionalmente, cargando en el matate la raíz y la identidad.
Las redes sociales ayudan si nosotros les queremos dar funcionalidad, tal es el caso de Evo que como misión, más allá de presidente, pero de ser humano, se ha propuesto mantener viva la Memoria Histórica colectiva, sin limitación de fronteras, él sabe que la patria es la humanidad.
Aplaudo, desde este frío invierno estadounidense, a Evo, por la insistencia, por el valor, por la fuerza y por la raíz e identidad inquebrantables que hacen de él un orgullo para los Pueblos Originarios de América y del mundo.
Queremos más Evos en el mundo.