Ninguna de las partes, ni el ELN ni el Gobierno, ha roto un supuesto acuerdo de no agresión, pero esta escalada de ambos lados de la Mesa no contribuye en nada a avanzar en la construcción de un acuerdo que llegue a poner fin al conflicto armado.
Por Jesús Alfonso Flórez López
El esquema de negociación que impuso el Gobierno tanto para el Diálogo de Paz con la exguerrilla de las FARC-EP, como con el ELN, según el presidente de la República, Juan Manuel Santos, se inspiró en Rabin, para quien “se combate el terrorismo como si no hubiera paz, y se negocia como si no hubiera terrorismo”, o conocido en el lenguaje más corriente como “diálogo en medio del fuego”, es la razón por la cual el mismo gobierno declara que está en crisis la Mesa de Diálogo con el ELN.
Es claro que dicho modelo es un fracaso, pues se trata de aumentar dolor para supuestamente acabar con el dolor, provocar más heridas para luego tener que curarlas, a riesgo de no cicatrizar. Nada justifica el atentado contra la Policía con el triste y repudiable resultado de pérdida de vidas humanas y el maltrato a decenas de personas, pero es una acción que se da dentro de dicho esquema o modelo de negociación; así como por su parte, el gobierno, según el ministro de defensa, con la fuerza pública ha matado a 20 guerrilleros después del 9 de enero, cuando terminó el cese armado bilateral, nacional y temporal firmado entre el Estado y el ELN.
Técnicamente ninguna de las partes ha roto un supuesto acuerdo de no agresión, pero esta escalada de ambos lados de la Mesa no contribuye en nada a avanzar en la construcción de un acuerdo que llegue a poner fin al conflicto armado.
El cese al fuego bilateral, nacional y temporal (CFBNT) que la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno Nacional y el ELN pactó hasta el pasado 9 de enero fue la prueba clara de lo provechoso de dialogar sin el fragor de la guerra. Fue imperfecto, claro, pero fue mucho más beneficioso para que avanzara el proceso de negociación, concretamente se dio inicio a las “Audiencias preparatorias de participación de la sociedad”, que se llevaron a cabo en noviembre pasado en Tocancipá.
En la inmensa mayoría de los territorios donde se ubicó la verificación del CFBNT el resultado fue positivo, pues no hubo combates entre el ELN y la Fuerza Pública y se lograron muchos alivios humanitarios, a pesar de los lamentables incidentes reportados al “Mecanismo de Monitoreo” y los que no fueron sometidos a su inspección y valoración.
La suspensión del inicio del V ciclo de conversaciones declarada por el presidente Santos, corresponde a la presión de quienes buscan a toda costa la “solución” violenta y de tierra arrasada, pero en nada aporta a la construcción de la Paz, la cual no le pertenece a los negociadores sino a toda la sociedad, por eso lo más sensato es que las partes se comprometan desde ya a reducir al máximo las acciones armadas, “desescalar la guerra”, e iniciar de forma inmediata dicho quinto ciclo de diálogos para que sea justamente la Mesa en pleno, es decir, las partes y los países garantes, quien acuerde un nuevo Cese al Fuego Bilateral y simultáneamente seguir en el desarrollo de la agenda ya pactada.
No se puede perder esta oportunidad de Diálogo de Paz, nadie ha dado por terminada la negociación, por tanto el Presidente Juan Manuel Santos y el máximo comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, son convocados por las víctimas, y quienes las acompañamos, para que retomen de forma inmediata el diálogo, pues “la Paz es un derecho y un deber” de todos los colombianos y colombianas, como reza la constitución.
Jesús Alfonso Flórez López es antropólogo, teólogo y doctor en Antropología. Exdirectivo de la UNICLARETIANA. Acompañante por más de 25 años a pueblos indígenas y comunidades afrocolombianas en el Pacífico. En la actualidad Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente en Cali y miembro del Comité Coordinador de la Coordinación Regional del Pacífico