«Mark Zuckerberg fija el objetivo más difícil para el nuevo año: arreglar Facebook: el CEO revela el ‘desafío personal’ de este año ya que el sitio enfrenta una crítica implacable sobre la difusión de desinformación y daños a la salud mental de los usuarios … este «desafío personal» para el 2018 será «enfocarse en la solución de estos importantes asuntos»… El año pasado, la empresa de redes sociales intentó, y fracasó en gran medida, controlar la proliferación de información errónea en su plataforma; reconoce que permitió que una operación de influencia rusa influyera en las elecciones presidenciales de EE. UU.; y admitió que sus productos pueden dañar la salud mental de los usuarios». – The Guardian.
Cuando Mary Shelley escribió en 1818 Frankenstein (sí, 200 este año), o The Modern Prometheus, no podía haber sabido cuánto su advertencia sobre el hombre jugando a Dios (o más bien Titán, como Prometeo era un Titán que creó a la humanidad, y le dio el fuego que le había robado a los dioses) se convertiría en una alegoría de nuestro tiempo. ¿Y qué mejor monstruo que Facebook, para mostrar cómo las cosas se pueden ir de las manos si se desarrollan sin previsión y solo sobre los valores de un sistema que pone el dinero por encima de todo? Después de muchos años de quejas sobre FB (demasiado largo para enumerar aquí una pequeña muestra: ‘clausurar usuarios en burbujas de filtro, facilitando la proliferación de desinformación, permitiendo la interferencia extranjera en elecciones nacionales y explotando la psicología humana con fines de lucro’ en The Guardian o en Wikipedia,) su creador reconoce las deficiencias y promete solucionarlas. Sería muy ingenuo creer que lo hará, al igual que creer el diluvio de desinformación que conlleva. Y, sin embargo, una red que conecta a personas en todo el mundo podría ser muy útil si se basa en los valores del humanismo y la no violencia.
Otras monstruosidades creadas por nuestra sociedad, Frankenbancos, Frankenclima, Frankenguerras, Frankendesigualdad, Frankenabuso y, por desgracia, FrankenTrump, están explotando frente a nuestros ojos. Se le ha pedido a Apple que haga algo para prevenir la adicción a los teléfonos inteligentes en los niños. Ya no es posible fingir que los monstruos pueden ser «domesticados», que el sistema solo necesita un pequeño ajuste aquí y allá y luego seguir con sus actividades habituales.
El sistema no será transformado por las personas que se benefician más de él, pero estaríamos muy equivocados al creer que aquellos «en la cima» son realmente felices. Simplemente porque el miedo, el vacío y la falta de sentido en la vida no pueden ser desterrados solo por ser rico. Y los ricos a menudo buscan formas de hacer caridad, (verse) mejorar la vida de otras personas, sentirse un poco mejor consigo mismos. Lo que no se entiende claramente es que las decisiones de «los de arriba» sobre las necesidades de la humanidad están contaminadas por el sistema de creencias que consideran la base de su éxito.
Un punto interesante que Mary Shelley hace sobre el monstruo de Frankenstein es que una vez que es rechazado por su creador debido a su horrible apariencia y obligado a vivir una vida de soledad, la criatura decide vengarse de quien le dio la vida. Esto lo hace matando amigos, novia, cualquier persona que el Dr. F. ama. Y luego descubre (¡alerta de spoiler!) que al hacerlo no ha logrado mitigar su dolor en lo más mínimo, y abandona la sociedad humana para ir al Polo Norte.
La venganza es, sin embargo, una de las cosas que «aquellos en la cima» temen más cuando «las horcas comienzan a venir», es decir, la venganza de los oprimidos de hoy. Este miedo es un factor, aunque no el único, para mantener el status quo. Las expresiones de enojo de los privados de derechos son leídas como amenazas (que se hicieron realidad durante la Revolución Rusa) que llevan a los ricos a invertir no en el desarrollo social sino en la política de la paranoia: un estado policial, defensa, armas nucleares, manteniendo el sistema neoliberal permitiendo más concentración de riqueza, etc. Y Caridad, que salva algunas vidas, hace que mucha gente sienta el maravilloso registro de ayudar a los demás, pero en última instancia mantiene el sistema funcionando como está.
Para los millones de personas que consideran seriamente cómo transformar el sistema, debemos comprender que la venganza no es lo que hará que este mundo sea más feliz: la solidaridad, compasión, no discriminación, compartir, participar en la toma de decisiones, sentido de la vida, empoderamiento y libertad del trabajo esclavo lo hará. Y debemos aplicar estos valores y estrategias en la lucha contra los monstruos. Para humanizar FB, el sistema económico, la política, el impulso contra el cambio climático y la contaminación que daña la salud, y abandonar la creencia de que los individuos, sin importar cuán ricos y famosos puedan sacar a la humanidad de su situación actual.
La búsqueda comienza en nosotros, porque los monstruos viven ya en nuestra conciencia. Lo que hace que las redes sociales sean monstruosas es el veneno que le vierten las personas (¡como nosotros!) que están siendo seriamente dañadas por la violencia y la deshumanización del sistema. En cierto modo, es bueno saber que cuando eran «la mayoría silenciosa» no había forma de entender ciertos comportamientos de votación. Pero lo malo es que el veneno es contagioso. La campaña por el cambio como #MeToo, sin embargo, muestra el potencial de los medios sociales para el cambio para bien y también el anti #MeToo desatado porque necesitamos saber cuán profundo es el problema, que los milenios de una cultura de abuso han penetrado no solo la conciencia de los hombres, sino también la de las mujeres.
¿Cómo puede nuestra propia participación en estas redes sociales fuera de control comenzar a cambiar la tendencia hacia un mundo no violento? Podemos responder con compasión, coherencia y estrategias creativas no violentas en lugar de represalias, podemos recomendar lecturas inspiradoras, corregir la información errónea sin insultar, podemos compartir el dolor sin coludir con la violencia. Y, sobre todo, podemos volver a conectarnos con las personas que nos rodean en comunicación directa en lugar de creer que 2000 «me gusta» de «amigos» de FB significa que tenemos amigos. Podemos hacer que todos se sientan bienvenidos a la Nación Humana Universal.
Traducido del inglés por Alejandra Llano