Declarar a Jerusalén capital muestra «una vez más su flagrante desprecio por el derecho internacional»
por Andrea Germanos, redactora de Common Dreams
Con su habitual pedantería y familiar hipocresía, el presidente Donald Trump afirmó el miércoles que su decisión de que Estados Unidos reconociera Jerusalén unificada como capital de Israel y que se traslade allá su embajada fue un gesto de «paz». Mientras tanto, los críticos en todo el país y el mundo denunciaron la decisión como destructiva e injusta, y que desatará más violencia.
El anuncio, dijo Raed Jarrar, director de defensa de Medio Oriente de Amnistía Internacional Estados Unidos, es «imprudente y provocador». La decisión de Trump, dijo, muestra «una vez más su flagrante desprecio por el derecho internacional» y «socava aún más los derechos humanos del pueblo palestino y es probable que intensifique las tensiones en toda la región”.
«Ningún país en el mundo reconoce la anexión israelí de Jerusalén Oriental, lo que convierte a la decisión de otorgar el reconocimiento a los Estados Unidos profundamente preocupante», agregó Jarrar.
El derecho internacional ve a Jerusalén Oriental como territorio palestino ocupado, y ningún otro país tiene una embajada en Jerusalén. El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, recalcó que tener a Jerusalén como la capital de Israel y Palestina era necesario para asegurar una solución de los dos Estados.
En su discurso de la tarde de la Casa Blanca, Trump indicó que el reconocimiento es «nada más ni nada menos que un reconocimiento de la realidad».
Según la experta en Medio Oriente Phyllis Bennis, «debe señalarse que ha sido la política de Estados Unidos en sí misma – apoyar a Israel, enviar miles de millones de dólares de impuestos a los militares israelíes cada año, aceptar asentamientos judíos en la Jerusalén árabe ocupada, proteger Israel en las Naciones Unidas – la responsable en gran parte de esa realidad».
Mientras Trump argumentó que el cambio era necesario para «la búsqueda de la paz entre Israel y los palestinos», el grupo anti-ocupación If Not Now dijo que «solo afianza la ocupación militar israelí de tierras palestinas y aleja a israelíes y palestinos de la ‘paz’ duradera de la que tan insensiblemente había hablado».
Si bien sirve para aplacar la base sionista cristiana de Trump y los donantes proisraelíes, sigue a décadas de aprobación estadounidense de actos ilegales por parte de Israel, escribe Bennis, aunque la nueva decisión plantea «el riesgo de respuestas violentas en todo el mundo» y «el riesgo de más violación de los derechos palestinos».
Haciéndose eco de Bennis, Rebecca Vilkomerson, directora ejecutiva de Jewish Voice for Peace, dijo: «Durante setenta años, Estados Unidos ha dado a Israel la aprobación tácita para robar tierras palestinas, construir asentamientos judíos ilegales y negarles a los palestinos de Jerusalén Oriental y otros lugares sus derechos. La alianza Trump-Netanyahu lleva estas políticas en curso un paso más allá y es imprudente, irresponsable y pone en peligro las vidas de palestinos e israelíes».
Chung-Wha Hong, directora ejecutiva de Grassroots International, también ve el desarrollo mientras se lleva las políticas equivocadas al siguiente nivel. «Estados Unidos se ha mantenido solo en su respaldo incondicional a Israel, independientemente de los asentamientos ilegales, la ocupación y los abusos documentados contra los derechos humanos», dijo Hong. «Ahora la administración de Trump está pateando un nido de avispas al afirmar que Jerusalén es la capital de Israel».
En un discurso televisado, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, dijo que la decisión «nos llevaría a guerras que nunca terminarían, de lo que hemos advertido y en contra de lo que siempre se ha pedido luchar».
Mientras tanto, la facción palestina Hamas dijo que la decisión «abre las puertas del infierno» y pidió que «la juventud y la resistencia palestina en Cisjordania respondan con todos los medios disponibles a la decisión estadounidense que perjudica a Jerusalén», incluyendo el 8 de diciembre como un «Día de ira».
Otros líderes mundiales tampoco elogiaron la decisión, como es el caso del presidente francés, Emmanuel Macron, quien dijo que era «lamentable»; así como el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, quien la llamó «irresponsable».
El líder laborista del Reino Unido, Jeremy Corbyn, dijo que era «una imprudente amenaza a la paz» e instó a su gobierno a condenarla.
Un líder que elogió la decisión fue el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien dijo: «El pueblo judío y el Estado judío estarán eternamente agradecidos».
El esfuerzo de paz de la administración Trump entre Israel y Palestina está dirigido por Jared Kushner, consejero principal y yerno de Trump, quien, como señala Bennis, «ha sido partidario de los asentamientos israelíes ilegales durante años».
Traducido del inglés por Valeria Paredes