Por Ollantay Itzamná*
Las y los adultos, regularme vemos en la juventud como a los “aún no” ciudadanos plenos. O peor aún, como los “inmaduros” intelectual, moral y espiritualmente. Quizás de allí provenga la equivocada categorización a la generación de los millennials (personas nacidas entre 1980-2000) como la generación de la “decadencia”, “carácter boomerang”, “distópicos”, etc.
Pero, las dinámicas sociopolíticas en América Latina y en el mundo tienen rostros y sinergias de los millennials. Podemos decir que las recientes “sublevaciones” juveniles en el norte del África, en los pueblos ibéricos, o en Abya Yala (América), fueron o son “fugaces” y “emotivas”. Pero, nosotros los adultos, ¿qué de extraordinario hicimos, en el pasado siglo, para legar un mundo en mejores condiciones a la juventud?
En esta atmósfera de desencuentro intergeneracional, la juventud en resistencia, articulada en el movimiento social Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), realizó su encuentro nacional, bajo el título: Jóvenes por la fundación de un Estado Plurinacional.
Rodeados por los monocultivos de caña de azúcar, bajo las sombras de árboles de cacao, en un predio rural, en el Municipio de Santo Domingo, Suchitepéquez, los días 2 y 3 de diciembre, las delegaciones juveniles reflexionaron y debatieron sus retos y esperanzas en un Estado Plurinacional.
¿Qué entiende la juventud por Estado Plurinacional?
Los millennials provenientes de 20 departamentos del país, se autoafirmaron, en su gran mayoría como mayas (estaban presentes también xincas y mestizos). Y, al analizar colectivamente la coyuntura nacional afirmaron: “Vivimos sin derechos, bajo gobiernos corruptos. Para nosotros no hay Estado”.
Ante esta ausencia de derechos y de un Estado, la juventud en resistencias comunitarias plantea e impulsa el proceso de Asamblea Constituyente Plurinacional, desde las comunidades (de manera ascendente) para la concertación de una nueva Constitución Política Plurinacional, y la creación del Estado Plurinacional como proyecto de país.
El Estado Plurinacional, entendido como la articulación jurídica y política con y desde todos los pueblos (mayas, xinca, garífuna y mestizo). Un Estado donde coexistan en igualdad de oportunidades y de derechos todos los pueblos.
En la actualidad, para ser ciudadano guatemalteco, el maya, o garífuna, o mestizo, está conminado a renunciar a su identidad nativa, y obligado a imitar la ficticia identidad mestiza oficial. De lo contrario el o la indígena o garífuna o es un extranjero de última categoría en su propio terruño.
El Estado Plurinacional, entre sus objetivos inmediatos tiene la tarea de reconocer e implementar las autonomías territoriales para superar el centralismo estatal. Promover democracias participativas, asamblearias y comunitarias. Impulsar una economía plural con diferentes actores (pueblos, cooperativas, asociaciones, empresas privadas y públicas), bajo la conducción estatal. Entre otros.
Entre sus objetivos a largo plazo están: Promover/construir nuevas relaciones de poder para superar el colonialismo interno (racismo), impulsar nuevas relaciones de género (superar el patriarcado), facilitar las condiciones para superar el monoculturalismo económico (diluir el mercantilismo hegemónico). Entre otros.
Las utopías no están muertas, ni todos los millennials son distópicos
Las ideas, esperanzas y compromisos expresados por la juventud rural guatemalteca en resistencia son destellos que las utopías no están muertas en la “Guatemala neoliberal”. Más por el contrario, ante silencio estridente de las generaciones adultas frente al caos lúgubre que vive el país, los millennials rurales sí están dispuestos a constituirse en sujetos sociopolíticos colectivos para la construcción de la nueva Guatemala, con un Estado Plurinacional.
Mientras mueren los ideólogos que celebraban el sepelio de las utopías, la juventud en resistencia social vuelve en rescate de la “humanidad perdida”, como indica Ernesto Sábato. Éste es el mensaje desafiante que nos deja a las generaciones mayores los millennials reunidos fuera del asfalto.
*Ollantay Itzamná es indígena quechua. Acompaña a las organizaciones indígenas y sociales en la zona maya. Conoció el castellano a los diez años, cuando conoció la escuela, la carretera, la rueda, etc. Escribe desde hace más de 10 años no por dinero, sino a cambio de que sus reflexiones que son los aportes de muchos y muchas sin derecho a escribir se conozcan.