A una interesante alegoría, me ha remitido la pregunta que me hacía recientemente sobre el ataque a las torres gemelas de NY, el 11 de septiembre del 2001. Me condujo a un escrito de Jorge Espinet – autor siloista – titulado, Mi yo y el Control de la Torre de Vuelo de Ensueños. Jorge “alegoriza” el Yo que todos llevamos – al menos más marcadamente los humanos “modernos” 1- como una torre de control, que coordina los vuelos de los ensueños; ensueños que son dirigidos fundamentalmente por el temor, temor a la inseguridad, temor al futuro, temor a la incertidumbre …..
Y es que yo me preguntaba ¿a que imperio se refiere la recurrente afirmación de que el 11 de septiembre del 2001 es la fecha en la que se derrumbo un imperio?.
En una charla de tipo informal, Silo opinaba que con el fin de la guerra de Irak en 1991, se inicia el Primer Imperio Mundial. Es en ese momento cuando Estados Unidos toma el mando del planeta entero, aunque en mi opinión de manera no homogénea. Creo que es ese el imperio vulnerado, al que se refirieron los medios cuando ocurrió el ataque a las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre del 2001. A la analogía entre un hombre y tal imperio, que los procesos asociativos de mi mente me llevaron, ya solo me falta el detalle de que en el caso macroantrópico – si se me permite la expresión siguiendo la línea mental de Platón que consideraba a la ciudad un macroantropos – no fue una, sino dos torres las que empezaron a trastabillar.
Hoy en día, lo que parece haber quedado claro, es que la precepción de un derrumbe del imperio, se origina por el nulo control que la cabeza del imperio mostró, no solo del terrorismo, sino de ella misma, pues había y hay muchos y evidentes signos de autoatentado .
Es así, como cobra sentido haber hablado del derrumbe del Imperio: no en el sentido de que la acción de una intencionalidad específica, de una persona o grupo, haya sido el actor principal, sino en el sentido de que era evidente que el Imperio estaba a la deriva, que no tenía manejo ni siquiera de si mismo; poderes e intereses emergentes empezaban a decidir por él. Había brotado como diría Silo, mecánicamente y todo indicaba que su futuro quedaría a expensas de procesos que estarían fuera del control humano. Y creo que a grandes rasgos eso es lo que ha venido sucediendo hasta el momento actual.
Para intentar dilucidar esto con más detalle, podríamos seguir el esquema clásico marxista, ese que nos hacia pensar que después de la crisis del capitalismo vendría el socialismo para finalmente arribar al comunismo. Sabemos que eso no sucedió; todo el planeta se movió hacia el capitalismo en su fase más salvaje: el neoliberalismo. Al parecer se reforzó el esquema evolucionista – progresista- unilineal que ponía a Estados Unidos y Europa como el modelo. Pero los recientes síntomas de inviabilidad de la globalización, que se han manifestado abiertamente en la era de Donald Trump están poniendo en entredicho también este tipo de esquemas.
Como teoría alternativa, recurriremos a las corrientes teóricas de la antropología críticas de la idea de progreso, como es el caso de la teoría de Marvin Harris, conocida como materialismo cultural. Con ello trataremos de plantear un escenario del futuro de la humanidad a largo plazo. Este autor es un crítico de la idea de progreso heredada de la Ilustración. Considera que nuestra civilización moderna, no es la primera que ha fracasado y que mucho de lo que consideramos progreso en nuestra calidad de vida actual es una “recuperación de niveles que se gozaron plenamente en épocas prehistóricas” o relativamente recientes en las sociedades tribales. Este autor después de estudiar distintas civilizaciones como la neolítica, o imperios como el Chino o el de la India, propuso un ciclo que ya se viene observando en este llamado por Silo, primer imperio mundial. Para entenderlo con más claridad podemos también considerar que este primer Imperio Mundial no es otra cosa que el imperio del capitalismo. Se trata de un modo de producción que se origina como respuesta a la crisis del feudalismo europeo de la edad media y que hoy llega a sus peores contradicciones.
Según estas teorías clásicas, de manera más bien mecánica, las formaciones sociales y económicas que se han sucedido, como el feudalismo, capitalismo o socialismo, tarde o temprano enfrentan una crisis, pero no por porque las fuerzas productivas y las relaciones de producción estén en contradicción como lo afirmaba Marx (Puledda, 2002:35). Para Harris todos los modos de producción empiezan a entrar en crisis cuando se sobre utilizan intensificando su producción más allá de los límites sostenibles para la población humana y el ecosistema. En algunos casos, y quizás debido al domino de una cultura de control estatal despótico, las civilizaciones anteriores al capitalismo no enfrentaron los problemas asociados a la sobreexplotación adoptando un nuevo modo de producción. Lo que hicieron, es ir decayendo y después de un importante descenso de su población – por la corrupción de los gobiernos y la mala calidad de vida – retomaron el mismo modo de producción del que venían pero guiados por una nueva dinastía política que, prometiendo corregir los errores y la corrupción de los gobiernos inmediatos anteriores, había logrado tomar el mando. Harris ejemplifica este proceso con las siguientes palabras:
“La corrupción solía aumentar en progresión geométrica en relación con el número de años que una dinastía permanecía en el poder. Al poco tiempo se descuidaban las obras públicas, los diques comenzaban a rezumar, los canales se llenaban de sedimentos y la producción disminuía. La simple incompetencia, el error humano y los desastres naturales se sumaban a las fuerzas subversivas en marcha. En consecuencia, la dinastía reinante descubría que ya no era capaz de proteger y sustentar a las masas campesinas. Desgarrada por la discordia, se volvía vulnerable a los bárbaros del otro lado de sus límites, a los ejércitos de los imperios vecinos o a su propio pueblo en rebeldía. Entonces la dinastía se derrumbaba. Esto ocurrió repetidas veces en la historia e Egipto, Mesopotamia, La India y China. Pero los nuevos dirigentes – fuesen enemigos internos o externos – sólo tenían una posibilidad si deseaban disfrutar de la riqueza del imperio: reparar los diques, limpiar los canales, reconstruir las presas y restaurar el modo de producción hidráulico. Asi comenzaba un nuevo ciclo: se acrecentaba la producción, aumentaba la densidad de la población, pero disminuía la productividad y los funcionarios corruptos se volvía cada vez mas inmoderados en su afán de llenarse los bolsillos. Finalmente, a medida que los campesinos volvía a deslizarse en la pobreza, se desataba una vez más la lucha por el control dinástico” (Harris, 228)
Pero el capitalismo para Harris es un caso aparte, pues entre otras cosas no esta asociado a gobiernos despóticos. El capitalismo según Harris, parece ser un sistema sin control humano posible “lanzado a un aumento ilimitado de la producción en nombre de un aumento ilimitado de los beneficios” (Harris, 1997:251).
Podríamos pensar que a partir de este caos planetario la humanidad inicie un proceso reversible hasta adquirir una situación similar a la que fue previa al surgimiento del capitalismo. Sobra decir que no sería el feudalismo a donde necesariamente retornaríamos, pues estamos considerando a la humanidad entera y el feudalismo nunca alcanzó a la humanidad entera, como si parece haberlo hecho ya el capitalismo. Sería en mi opinión un mundo similar en ciertos aspectos al de la prehistoria tribal al que retornaríamos. Esta etapa fue el único mundo anterior al capitalismo, cuyo modo de producción alcanzó la globalidad que hoy tiene el capitalismo. Tanto el capitalismo, como el feudalismo y los despotismos estatales han venido coexistiendo con pueblos tribales, esta forma de sociedad nunca ha desaparecido totalmente.
Hoy ya estamos viendo que las políticas internacionales de USA se basan en buena mediad en la destrucción de Estados Nacionales que les resultan estorbosos. Esto puede llevar a amplios sectores de la población mundial a una situación en que no exista el Estado como sucedía en las sociedades tribales – prehistóricas. Y si a los ojos del pensamiento tradicional moderno, seguidor de la Ilustración y el positivismo, esto podría significar un retroceso, desde la perspectiva de las llamadas contra ciencias como la antropología cultural, aparece la posibilidad, de que formas culturales de nuestra pasado tribal se retomen, pero de manera no repetitiva, pues podrían incluir varios logros de la modernidad como el respeto a los derechos humanos, el uso del conocimiento científico, el del respeto ético por los animales y la naturaleza o el uso de tecnologías alternativas – sustentables.
Vislumbrar esta perspectiva requiere de una visión de la evolución cultural no lineal, que esta muy lejos de la idea de progreso heredada de la cultura judeo cristiana y la modernidad ilustrada.. Y en cambio nos acerca a la idea de progreso espiralado en el que las repeticiones no se oponen al avance evolutivo.