El engendro de derecha de la juventud franquista, Ciudadanos, se impuso en las elecciones catalanas convocadas luego de que el gobierno español disolviera el gobierno catalán tras la declaración unilateral de independencia.
Con una participación altísima de casi el 82 % del padrón electoral, Ciudadanos consiguió el 25,48 % de los votos, lo que equivalen a 37 escaños. Insuficientes para conformar un gobierno, ya que se requiere tener la mayoría de la Cámara, 68.
Juntos por el Sí en el 2015 había obtenido 62 escaños y conformó gobierno aliándose a la CUP que aportaba otros 10. Los dos partidos que conformaron esa alianza se dividieron en esta oportunidad y Juntos por Cataluña consiguió 34 y ERC (Izquierda Republicana de Cataluña) 32, con lo que tienen prácticamente el número que necesitan para volver a declarar presidente de Cataluña a Carles Puigdemont.
El Partido Popular de Mariano Rajoy obtuvo su peor elección en toda la historia en Cataluña, apenas superando el 4 % de los votos y arañando 3 escaños, 8 menos que en 2015. El costo político de la brutal represión ordenada por el presidente español fue total.
El Partido Socialista mejoró apenas sus números y llegó hasta el 14 %, mientras que la CUP perdió 6 escaños y apenas podrá aportar 4 en el caso de que vuelva a aliarse con los independentistas.
Cataluña en Común, el partido de Ada Colau y que también conforma Podemos, perdió unos 40 mil votos, pero que en términos de escaños son 3 menos y desinfla a una agrupación que no se mostró definida ni por la independencia, ni por la defensa españolista que encarna el bloque llamado constitucionalista.