Beatriz Sánchez, candidata a la Presidencia de Chile por el Frente Amplio, en esta entrevista hace un recorrido por el proceso corto e intenso que les ha convertido en una alternativa seria al bipartidismo, responsable del distanciamiento entre la población y la clase política.
Reto Thumiger: Como nuestros lectores son internacionales, tal vez no conozcan bien la situación chilena, ¿Podrías hacer una pequeña reseña sobre cómo se ha formado el Frente Amplio y el programa político del mismo?
Beatriz Sánchez: Como Frente Amplio existimos desde enero. Yo soy candidata presidencial desde abril, antes trabajaba como periodista, no venía del mundo político activo, de partidos políticos. Pero haciendo una reflexión un poco más profunda, sobretodo en estos meses de trabajo, me doy cuenta que muchos de lo que estamos hoy día en el Frente Amplio quizá veníamos formando Frente Amplio desde hace mucho tiempo. Desde distintas formas, de distintos lugares, desde la academia, desde organizaciones sociales, desde las comunicaciones… y logramos confluir por un momento específico de Chile, que hace que el Frente Amplio exista tan rápido, se instale en una candidatura presidencial y que tome un protagonismo que yo creo que ni nosotros mismos pensamos en el momento en que se generó.
Ahora, ¿por qué pasa? Yo creo que se empezó a crear un espacio que no estaban cubriendo los conglomerados tradicionales, que en Chile están en el poder desde el regreso a la democracia, que son la derecha, denominada Chile Vamos, y que ha pasado por varios nombres, y todo el cuerpo de gobierno de hoy día o la ex-Concertación que hoy día se llama Nueva Mayoría y que en realidad está viviendo un proceso de desgaste, de hecho tiene dos candidaturas, no se pudieron poner de acuerdo.
Entonces, creo que desde hace un tiempo ya, había un grupo de personas importante en Chile que, pese a que votan por los otros, estaban votando por alternativas a lo que proponen estos dos grandes grupos políticos… y que ahora también entendemos la concentración política y económica que se va produciendo en Chile y que eso potencia, además, que surja un conglomerado nuevo, con todo lo que eso significa, y que se instale tan rápido.
Creo que esto ocurre desde hace tiempo y lo puedo resumir en mi propia historia. Yo no alcancé a votar por el NO, por edad no alcancé, pero siempre voté por la Concertación, me inscribí y lo que se hizo para recuperar la democracia yo lo valoro profundamente, pero desde hace un tiempo ya, desde hace tres elecciones o dos, yo ya no votaba por la Concertación. Hubiese esperado que la Concertación levantara las banderas que hoy día nosotros levantamos desde el Frente Amplio. ¿Y cuáles son?
En grande, primero una profundización de la democracia. Hoy día la democracia está reducida a un grupo muy pequeño de personas, que tienen un contacto directo con los grandes grupos económicos de Chile, a nosotros como ciudadanos no nos preguntan nada, no hay mecanismos que permitan que organizaciones sociales tomen parte en las políticas públicas, no sólo en leyes vinculantes, sino opinantes. Sin capacitación, entonces estamos completamente aislados de las decisiones políticas. Esto es tan feroz, que cuando uno recorre Chile y yo lo he hecho como candidata, las personas no saben de decisiones que se toman en su propio entorno y nadie sabe identificar dónde se toman esas decisiones ni quién tuvo el poder para tomarlas. Así de duro.
“Qué el Estado cumpla un rol de entregar salud como derecho, educación como un derecho, vivienda y pensiones como un derecho…”
Entonces, esa es una columna vertebral. La otra es una red social que venga desde el Estado, de soporte social, que en Chile no existe. Y de repente, mirándolo desde afuera de Chile, parece bien extraño porque esto pasa en buena parte del mundo menos en nuestro país. Hoy día en Chile hay un negocio en la salud, en la educación, en las pensiones, en las viviendas. O sea el que tiene menos plata, tiene menos salud, es así de brutal. Igual en educación. Eso queremos cambiarlo. Necesitamos una red estatal que apuntale, que soporte a las familias, que les dé un soporte, por eso nosotros decimos, ¡en esas áreas que son las que cambian radicalmente la calidad de vida y la dignidad de vida de las familias chilenas, saquemos el negocio! Que el Estado cumpla un rol de entregar salud como derecho, educación como un derecho, vivienda y pensiones como un derecho. Ese es el segundo pilar.
Y el tercero tiene que ver con una mirada más grande o más diferente de lo que entendemos por crecimiento. Chile hacia afuera tiene cifras muy buenas de crecimiento, estabilidad, ingreso per cápita y todos estos índices que le gustan tanto a los organismos internacionales, a los bancos mundiales. El problema es que los promedios son engañosos. Y en Chile la mitad de la población gana menos de trescientos cincuenta mil pesos (500 dólares). Tenemos un tipo de economía que se basa más bien en la exportación de recursos naturales, cada vez con menos valor agregado. Estamos muy a la deriva del vaivén internacional; entonces, si eso nos dio quizá un crecimiento muy bueno en los 90 para hacer varios cambios sociales, hoy son insuficientes. Hoy día tenemos que ir girando hacia una economía distinta, poner valor agregado, tener no solamente lo que son la explotación de los recursos naturales, eso es lo único que va a generar más empleos, mayor descentralización, una capacidad de innovación permanente… Esos son los desafíos. Lo que nosotros creemos es que el Estado en Chile, por la misma Constitución, es un Estado más bien espectador. Queremos que sea un Estado emprendedor, que intencione con mucha más inversión en ciencia e innovación de manera descentralizada, para generar valor agregado y depender cada vez menos de la explotación de nuestros recursos naturales.
Esos son los tres pilares que estamos proponiéndole al país y que básicamente se resumen en un pacto social distinto.
Pía Figueroa: Bea, hay otro elemento muy novedoso en tu campaña, que quizá puedas explicar, ¿Cómo le das la impronta a un gobierno feminista?
Beatriz Sánchez: Sí éste es un país bien conservador. Creo que no es tan conservador como sus élites, eso sí. Yo soy una candidata que ha sido optimista durante mucho tiempo, por la decisión de la mujer en un tema sensible como el aborto. Yo soy partidaria del aborto como una decisión de la mujer. Y eso ha llamado mucho la atención afuera. Porque se dice ¿cómo una candidatura de ese tipo, en Chile, prende?. Pero tiene que ver con otras cosas, tiene que ver con ir avanzando a lo que Chile es hoy día. Tenemos de la participación más baja en América Latina de mujeres en puestos laborales, en política, para qué decir en los directorios de empresas privadas, menos de un 6%. Entonces cuando yo hablo de un gobierno feminista, y me gustó mucho instalar esa palabra que es un desafío, lo que quiero decir es que quiero terminar con las jerarquías que hay en Chile, tratar de instalar la posibilidad de un trato igualitario y de roles diversos.
Hoy día en Chile, si bien a lo mejor no se considera un país machista como otros de América Latina, sí es un país muy desigual respecto de los roles, de lo que se espera de una mujer y lo que se espera de un hombre también. En mi caso, que sea mujer ya es un tema; que tenga el pelo corto, cómo me visto, que ocupe aros grandes, es tema en este país, porque es un país muy conservador en muchos sentidos, sobre todo en el liderazgo. Me ha tocado experimentar que traten de amoldarme a otra cosa, como “ella no sabe”, “así no se lidera”, “es simpática no más”, o sea, esta candidatura también ha desafiado el tipo de liderazgo que se ejerce en política y que quienes son mayoritariamente hombres creen que sólo se encuentra en una figura como la de Ricardo Lagos. Yo creo en lo opuesto de Ricardo Lagos y eso hace que también haya un desafío respecto a lo que la candidatura demuestra y representa. Estoy orgullosa además de liderarlo de esta manera. Pero es un desafío instalar el tema, instalarlo de esta forma. Creo que se ha entendido. La Presidenta Bachelet, que fue la primera presidenta mujer en Chile fue abriendo la puerta y espero que sigamos abriendo la puerta con más fuerza para liderazgos distintos y diversos. Y cuando hablo de gobierno feminista, tiene que ver con una mirada de todas las políticas públicas, que apunten a una igualdad, a un fin de las jerarquías, a una redefinición de roles y creo que mucho de la sociedad chilena ya está en eso. Lo que pasa es que hoy día las élites no lo reconocen.
Domenico Musella: El Frente Amplio y tu candidatura, por lo menos desde mi mirada de extranjero, que está acá en Chile desde hace un mes y medio y que está inserto dentro de la campaña electoral chilena, me parece que el Frente Amplio y tu candidatura han intentado “correr el cerco de lo posible”, con propuestas que nunca se habían escuchado ni imaginado. ¿Podrías hablarnos un poquito de eso?
Beatriz Sánchez: Eso también tiene que ver con que somos unos desafiantes. Nosotros nos planteamos varios desafíos antes, que eran desafíos bien complejos para cómo es la sociedad chilena. Lo primero, hacer un programa participativo. O sea, que nos reuniéramos entre todos los interesados tardes completas en los fines de semana, discutiendo 23 o 28 áreas temáticas distintas, sin necesariamente ser personas que conocían los temas en profundidad, sino más bien con sentido común, y que lográramos juntar 12.000 personas en un proceso que fue inédito en Chile, porque además era un proceso que iba a ser vinculante, fue todo un desafío. Fueron 12.000 personas que trabajaron haciendo un diagnostico y un programa de gobierno. Y después hicimos un Plebiscito, que era otro de los temas que nos habíamos impuesto, que fue bien complejo. Donde había consenso, se aprobaba y donde habían disensos, la idea era votar esos disensos y además votar las primeras prioridades del gobierno del Frente Amplio. Porque la idea era que esa prioridad viniera desde las personas. Y en un plebiscito que era complejo, porque se vota leyendo mucho, entonces era un proceso de unos 20 minutos para votar, participaron 16.000 personas.
Curiosamente en Chile se criticó harto, “sólo 16.000” decían, yo encuentro que es increíble que hayan participado 16.000 personas en un país donde la gente no va ni siquiera a votar para elegir Presidente, o Presidenta… Entonces, para nosotros fue un éxito y fue tratar de demostrar que pese a que estamos recién construyendo este proyecto político, los desafíos que nos instalamos, los cumplimos. Y yo estoy muy orgullosa de eso. No sólo, alcanzamos a llegar a una Primaria legal en Chile, cuando el conglomerado de gobierno no pudo llegar a una primaria legal porque no se pudo poner de acuerdo, y nosotros lo hicimos. Nosotros además presentamos un proyecto participativo y a nosotros nos dices que somos inmaduros e irresponsables. Entonces, ¡perdón!, hemos sido súper responsables, con todo el costo y el desgaste que eso ha significado. Para presentar y cumplir un compromiso que teníamos, porque nos ilusionaba mucho el presentar un programa participativo que, además, tiene claramente el costo de cuanto cuesta cada una de las políticas públicas allí elaboradas y de dónde se van a sacar esos costos, apelando a recursos estables para gastaos estables. Y no como lo han dicho otros candidatos, que me parece que dicen una irresponsabilidad enorme, que dicen “bueno, dependiendo del crecimiento del país, es si vamos a cumplir el programa, o reasignando platas”, sin decir desde dónde se van a reasignar para cumplir sus programas.
“…No más AFP, educación gratuita, impuesto a los más ricos…”
Entonces yo entiendo eso de “en la medida de lo posible”, como dijo Patricio Aylwin, cuatro años después de la dictadura, pero no cuando han pasado 25 años. Entonces nosotros quisimos poner sobre la mesa los posibles, las cosas que sí se pueden cambiar. Y en ese sentido decimos con toda claridad: No más AFP, en un país donde todos están diciendo que no se puede terminar con las AFP. Nosotros decimos educación gratuita, porque es un derecho y es la única forma en la que los chilenos y las chilenas hoy día tomen las herramientas que les permitan avanzar en la vida de modo parecido. Entonces de eso estamos hablando y así sucesivamente en todas las áreas.
Nosotros estamos proponiendo algo que ha sonado y le ha quedado en la cabeza a los chilenos, que es el impuesto a los súper ricos. Porque este país tiene un problema de desigualdad de distribución de la riqueza que es enorme, enorme. Somos de los más desiguales del mundo, de la OCD para qué decir, pero además si comparamos la desigualdad antes y después de impuestos en Chile, el gráfico queda prácticamente igual. A diferencia de muchos países que con la carga impositiva, se iguala la situación. Entonces toda nuestra estructura tributaria, que es la que proponemos, que nosotros le hemos puesto Justicia Tributaria, porque tiene mucho de eso, es repartir la riqueza y está enfocada en el 0,8% de las familias en Chile, que es la de extrema riqueza y que ha ido potenciando su riqueza de una manera nunca vista en todos los gobiernos democráticos, más que en dictadura.
Esas son nuestras ideas y yo estoy súper orgullosa que con esas ideas que son rupturistas, desde miradas que son desafiantes, nosotros estemos hoy día haciendo un proyecto que es muy competitivo. Que tiene una alta adhesión. Veremos si esa adhesión se transforma en votos, que es nuestro gran desafío para el domingo.
Roberto Rojas: Pensando en un período de gobierno de 4 años ¿qué se puede lograr y qué no, en términos de transformación social más amplia, que excede el tema político? ¿cómo se le puede dar continuidad a esos cambios, aunque uno no sea más gobierno? ¿qué priorizar uno y qué no?
Beatriz Sánchez: Es bien interesante, son dos temas paralelos, el proyecto político y el proyecto de gobierno. Lo que presentamos fue un proyecto que tiene cortos, medianos y largos plazos. La forma en la que proyectamos el país que queremos y con un gobierno de cuatro años en Chile, no se pueden hacer muchas cosas. Pero hay varios puntos de vista. En Chile no hay gobiernos que partan desde cero, todos continúan a partir de lo hecho. Entonces, lo que podemos hacer en 4 años es sentar institucionalidad para ir haciendo los cambios y, por supuesto, proyectando hacia futuros gobierno.
El proyecto político del Frente Amplio va para largo plazo. Entendiendo que es tensionante tener una elección y veremos cómo sigue el Frente Amplio después, pero el proyecto político es de largo plazo para ir incorporando esto. Si bien un gobierno en un sistema presidencialista como este, es el que impulsa los cambios, también queremos que haya elección de parlamentarios frenteamplistas, que van a seguir con esta agenda a futuro.
Pero también hay varias corrientes hoy día de parlamentarios que apoyan muchas de las banderas que nosotros levantamos. Por ejemplo, hay bancadas transversales para apoyar una Asamblea Constituyente para hacer una nueva Constitución, apoyando el fin de las AFP, una nueva situación tributaria, un seguro universal de salud, rebajar el suelo de los parlamentarios… O sea hay grupos en distintos partidos políticos que hace tiempo que están apoyando una agenda que va más allá, que quiere correr el cerco, y lo hace patente. Todos los analistas señalan que lo más probable es que en el próximo gobierno nadie tenga mayoría parlamentaria. Entonces quien quiera sea el gobernante, va a tener que discutir, negociar, hacer política en definitiva y creo que también en sectores de la nueva Mayoría hay cercanía con nuestra agenda, quizás no con todas nuestras propuestas pero sí en varios temas. La posibilidad de estos cambios se van a ir dando se va a ir dando. Sólo que nosotros queremos hacerlo de manera ordenada, discutida y más rápida, porque es el momento en que lo podemos hacer.
Entonces creo que todas estas ideas permean otras colectividades, quizá no en las cúpulas, pero no tengo duda que vamos a poder llegar a acuerdos con otros parlamentarios y se podrá hacer esta construcción. En 4 años podemos ir avanzando. Hacer toda la agenda, evidentemente no porque éste es un proyecto de país, más que un proyecto de 4 años, que además es un período muy corto.
Juana Pérez: Ampliando un poco el foco, el Neoliberalismo avanza en toda Latinoamérica, en EEUU con Trump, en Europa, pero al mismo tiempo cada vez hay más manifestaciones de movimientos que expresan una nueva sensibilidad. Están los movimientos de los Indignados, En Comú Podem… en distintos lugares y países. El Frente Amplio tiene un poco ese mismo sabor, ese mismo tipo de manifestación, ese mismo tipo de gente. Tú, como Beatriz Sánchez, qué podrías aportar a la conexión, a la relación entre todos esos movimientos sociales que se van manifestando en distintos lugares, como para ir generando una un movimiento planetario nuevo?
“…Necesitamos darnos a conocer”
Beatriz Sánchez: Yo creo que lo que está pasando en Chile no es muy distinto de lo que está pasando en buena parte del mundo hoy en día, o sea el Frente Amplio, y me lo han planteado varios medios que me dicen: “¿Entonces el Frente Amplio es como el Podemos de España?”. Es la relación más inmediata que se hace y si bien todos los países tenemos idiosincrasias distintas y no son comparables los proyectos de fondo, si creo que nos instalamos desde un mismo lugar. Es una crítica a cómo se ha ido armando la sociedad, al pacto que existe y cómo queremos cambiar ese pacto, en algunos lugares de manera mucho más intensa y profunda, en otros menos, en otros poniendo el foco en un sector, en otros poniéndolo en otros. Pero básicamente lo que hay hoy día, y pasa en todas partes del mundo, es que hay una mirada crítica a quienes están sustentando el poder y lo que ha pasado con el poder y con el resto de la ciudadanía y cómo las personas se han ido quedando desplazadas. Creo que por la novedad y por el hecho de que sea tan nuevo en cada uno de los países, todavía no lanzamos esos puentes, esos vínculos más firmes. Pero creo que es inevitable. De hecho, está circulando por las redes que la gente de Podemos me manda saludos para que me vaya muy bien en las elecciones. Verónica Mendoza, que era también del Frente Amplio del Perú, se quebró el Frente Amplio allá, también me manda saludos, y así sucesivamente.
Volviendo a Chile, necesitamos darnos a conocer. No sé si estaremos 1 a 100 de lo que ha gastado Sebastián Piñera en su campana electoral. Pese que uno podría decir que no tiene mucha lógica que alguien llegue a votar por alguien que dice que va a haber menos gratuidad y que va a rebajar los impuestos a las empresas. ¿Por qué votan por él? Porque mucha gente cree en el mérito. No hagamos fantasías de cómo es la sociedad chilena, no nos están esperando. Tenemos que trabajar para darnos a conocer y que las personas comprendan lo que estamos diciendo.
Creo que estamos haciendo parte de eso, pero hay desconfianza o más bien distancia, porque somos nuevos todavía… No sabemos si van a poder gobernar. No sé qué garantías pueden ofrecer estos gobiernos que están divididos actualmente, que han tenido gobiernos corruptos. Por eso somos los desafiantes, en todo sentido. Pero me encantaría que pudiéramos tener esa cadena más virtuosa con todos los movimientos del mundo que están un poco en lo mismo en que estamos nosotros.
Tony Ronbinson: Para terminar Beatriz, una pregunta muy fácil porque es una pregunta más personal. Seguramente en estos meses de la primera etapa de la campaña has tenido que pasar por momentos difíciles tanto interna como externamente, así es que para ti ¿cuáles son tus fuentes de inspiración, de dónde viene la fuerza que tienes para hacer toda esta campaña?
“…algo que yo me propuse al ser candidata presidencial, fue no traicionarme a mí misma”
Beatriz Sánchez: Mmmm… yo creo que de mi trabajo anterior. Soy periodista, siempre trabajé en medios de comunicación y hacía un periodismo un poco distinto al que se hace en Chile porque yo daba opinión y hablaba desde un lugar político. Yo siempre dije por quién votaba públicamente, son cosas que en Chile no pasan. Chile es conservador en todo sentido y los medios de comunicación hiper-conservadores. Si bien en los medios uno identifica inmediatamente desde dónde hablan, nadie aquí dice por quién vota. Se supone que son todos “objetivos”, cuando la objetividad no existe. Aunque pueda sonar un poquito naif, en un momento como periodista me di cuenta que había que hablarle a las personas y no a mi propio micro mundo – cuando me di cuenta que mi micro mundo no es lo que pasa afuera, y di el salto para salir de esa burbuja y no hablarle al resto de los periodistas, no hablarle a la élite, sino hablarle a todas las personas, creo que mi carrera despegó de una manera distinta.
Creo que políticamente es lo mismo. Si hay algo que yo me comprometí – perdona que sea tan personalista – si hay algo que yo me propuse al ser candidata presidencial, fue no traicionarme a mí misma. ¿En qué sentido? No en cuanto a convicciones, porque eso es muy profundo y yo sabía que no lo iba a traicionar. Sino en no ser lo que no soy. No tratar de hablar en político. No tratar de encerrarme en decisiones cupulares. No dejar de decir las cosas como yo creo que tienen que decirse. No tratar de entrar en moldes de aquello que yo no soy. Y estoy muy contenta porque creo que lo logré. Y que se ha identificado que ha sido así. Y estoy muy contenta de eso. Creo que mi fortaleza y a lo mejor mi debilidad está en lo mismo. En que no estoy en el molde, en que hemos hecho una campaña un poquito ingenua y yo antes pensaba que eso era terrible. Pero hoy día estoy segura que esa ingenuidad le hace falta a Chile, que nos falta en política no perder la inocencia de hacer lo que estamos haciendo. Y yo no la he perdido. Trato de no perderla.
Esto lo hemos hecho con la cabeza pero también con el corazón. Lo que aprendí en este camino es que uno tiene que hacer las cosas con cariño. ¿Y eso qué significa? Que uno tiene que hacer las cosas como a uno le gustaría que lo hicieran para uno. Me pasa con cosas tan sencillas como el volanteo, por ejemplo. Yo antes de salir a volantear me pregunto ¿cómo me gustaría que un candidato me entregara un volante? Y así lo entrego yo, porque creo que esas cosas son importantes. Y tenemos que traer eso de vuelta al discurso político público. Absolutamente, no podemos dejarlas fuera, y hoy día están totalmente fuera.
Vídeo completo de la entrevista: