Steve maltrató a Attiya durante los dos años que duró su relación. ¿Por qué decidió filmar un documental sobre una experiencia que casi le cuesta la vida?
“Quería que me dijera por qué lo sentía”, explica Khan sobre su película: Un hombre mejor.
Por Arwa Mahdawi
Attiya Khan tenía 16 años y estudiaba en un instituto en Ottawa cuando comenzó a salir con Steve. Él era una año mayor que ella, y era divertido, listo. Fue su primer novio de verdad. Casi de inmediato comenzaron a vivir juntos. La experiencia casi le cuesta la vida.
Durante los dos años que Attiya y Steve estuvieron juntos, él la maltrató cada día. Le golpeaba, le lanzaba insultos racistas. Incluso llegó a estrangularla hasta que ella perdió el conocimiento. A menudo Khan temió por su vida. A los 18 años huyó de la relación. Dejó de esperar y echó literalmente a correr. Veinte años más tarde, en 2013, ella dejó de correr. Se sentó con Steve frente a una cámara y le preguntó: ¿Por qué? ¿Por qué la había maltratado? ¿Estaba arrepentido de lo que le había hecho?
El resultado de las conversaciones entre Attiya y Steve es Un Hombre Mejor, un documental muy personal que por momentos se torna difícil de ver. Pero la película no trata solo sobre esta mujer y esta relación: es una llamada de atención para que los hombres violentos asuman la responsabilidad por sus acciones y su ira. Antes del estreno del documental en Nueva York, el 15 de noviembre, dentro del marco del Festival Anual de Cine Documental DOC NYC, hablé con Attiya Khan por correo electrónico.
Creo que una de las primeras preguntas que puede hacerse la gente cuando escucha sobre tu documental es por qué querrías hablar con el hombre que te maltrató. ¿Qué hizo que te decidieras a hablar con Steve?
Después de huir, me cruzaba con Steve cada pocos años. Estos encuentros eran cortos y por lo general sólo teníamos una conversación trivial. Pero una vez, diez años después de haberlo dejado, Steve me pidió que me sentara a hablar con él y acepté. Nos sentamos en una cafetería y él empezó a llorar y repetía «lo siento» una y otra vez. Yo no dije mucho. Estaba esperando que él dijera algo más. Quería que me dijera por qué lo sentía.
Algo en mí cambió después de ese encuentro. Me di cuenta de que probablemente él también se vio afectado por la violencia con la que me trató. Por eso le pedí que participara en Un Hombre Mejor. Al principio yo no sabía qué saldría de estas conversaciones, sólo sabía que necesitaba y que quería tener esa charla. Quería que Steve supiera en detalle lo que había hecho y cómo había afectado a cada día de mi vida. Es hora de que las personas que hacen daño a otras asuman la responsabilidad de sus acciones. También es hora de que las personas que han sufrido violencia tengan más opciones para encontrar justicia, seguridad y sanar sus heridas.
¿Qué aprendiste de las conversaciones que tuviste con Steve sobre los orígenes de la violencia y la agresión en los hombres?
Sabemos que muchas personas que hacen daño fueron antes dañadas por otras personas, lo cual no justifica sus elecciones sobre cómo utilizar la violencia (después de todo, muchas personas sufren violencia en su infancia y no son violentas cuando crecen), pero sí nos da cierto contexto para comprender. El maltrato que sufrió Steve antes de conocerme influyó en su uso de la violencia contra mí. En un momento del documental, Steve dice que utilizó la violencia contra mí como una forma de retenerme a su lado. Tenía miedo de perderme. El miedo es un sentimiento que a muchos hombres les cuesta expresar. El miedo te hace sentir vulnerable y muchos jóvenes y hombres adultos aprendieron a que no se deben mostrar vulnerables. Se les enseña que siempre deben estar en control y a menudo se les enseña que una forma de ejercer el control es dominando a los demás. Aunque no sea fácil de aceptar, para mí tiene sentido que Steve haya respondido a su propio miedo intentando controlarme.
Tú presentas Un Hombre Mejor como «un documental que puede cambiar la conversación sobre la violencia contra las mujeres». ¿Podrías explicar en qué consistiría ese cambio?
Antes de hacer este documental, trabajé ayudando a mujeres que huían de la violencia. Ese trabajo me inspiró mucho, pero también me enfadaba ver cuánto peso han debido cargar las mujeres que luchan en el movimiento contra la violencia machista. Pero si no cargamos nosotras ese peso, ¿quién lo hará? Creo que escuchar los testimonios de las mujeres que están intentando salir de la violencia y también los de las personas que les están ayudando, le quita un poco de peso de las espaldas a las supervivientes y nos recuerda a todos dónde está realmente la responsabilidad para acabar con la violencia machista.
¿Cómo te ha afectado hacer este documental en tu trastorno por estrés postraumático?
Comencé a curarme mientras hacía el documental. Cada vez que me sentaba con Steve sentía que parte del dolor que había acumulado durante décadas comenzaba a aliviarse. Sentí este cambio incluso cuando Steve dijo que no recordaba mucho o cuando no decía mucho. Esto me cambió la vida. Ya no tengo pesadillas. Me siento más segura al salir de casa. Cuando salgo, no estoy todo el tiempo pensando que él u otra persona me va a hacer daño. Ya no paso tanto tiempo pensando en situaciones potencialmente peligrosas y cómo escaparía. Me siento más relajada y disfruto más de la vida.
¿Alguna vez pensaste que Steve debería haber ido a la cárcel?
El sistema judicial penal es un camino para obtener justicia y se enfoca principalmente en el castigo. En mi caso, yo no buscaba un castigo para él. Algunos no queremos que las personas que nos importan vayan a la cárcel, aunque realmente queremos que se termine la violencia.
Además, no creo que la amenaza de la cárcel sea siempre efectiva en lograr que las personas asuman la responsabilidad por el daño que han causado. En muchos casos, los hombres niegan haber hecho daño para evitar ir presos. El sistema penal no me habría preguntado qué necesitaba yo para seguir adelante con mi vida ni cómo se podría reparar el daño que me habían causado. Además, el sistema penal no pone el foco en la rehabilitación ni en ayudar a las personas violentas a reconstruir sus vidas sin violencia. Para mí, no tiene sentido.
¿Qué te ha enseñado el hacer este documental sobre la justicia reparadora respecto a las formas más tradicionales de castigo a los hombre violentos?
No existe un único camino para obtener justicia que les funcione a todas las supervivientes, por eso creo que debemos tener acceso a la mayor cantidad posible de caminos. Cuando se hace bien, la justicia reparadora logra que el hombre violento escuche y asuma el daño que causó, y que intente reparar ese daño en los términos que decida la persona maltratada. Creo que para la mayoría de las personas no es fácil enfrentarse al daño que le hacen a los otros. Muchos huimos de estas verdades todo el tiempo que podemos, porque nos da mucha vergüenza.
La justicia reparadora requiere que la superviviente se involucre y establezca los términos que mejor le funcionen, aunque no tiene por qué ser cara a cara, y la familia, los amigos y profesionales pueden ayudar a aliviar el peso emocional. Este tipo de proceso me sirvió porque yo quería sentir que tenía cierto control, quería hacerle a Steve las preguntas en persona y quería que mis necesidades fueran el centro, lo cual no habría sido así si hubiera recurrido al sistema judicial penal.
¿Qué crees que deben hacer los hombres –todos, no sólo los violentos– para prevenir la violencia machista?
El maltrato es mucho más común de lo que creemos. No siempre es violencia física, y puede ser ocasional, pero el maltrato es muy común en las relaciones. Manipular a tu pareja o intentar «ganar» una discusión puede ser una forma de maltrato. Los celos excesivos pueden ser maltrato. Creo que si todos examináramos nuestro propio comportamiento de forma más honesta, el maltrato sería mucho menos habitual. Todos podemos causar daño.
También tenemos que estar dispuestos a mirar a nuestros amigos y familiares con mayor honestidad y decirles cuando nos preocupa su comportamiento. Puede ayudar que los hombres tengan espacios para hablar de esos temas. Creo que para muchos hombres es difícil tener una conversación emocionalmente vulnerable con otro hombre. Mi equipo creó una guía de debate para los grupos de hombres que vean el documental, para que puedan hablar sobre qué cambios llevar a cabo en sus relaciones y sus vidas.
Traducido por Lucía Balducci