*(comenzando por el autor del artículo)

o “El día de la marmota”

Por Enrique Collado

Es extremadamente difícil hablar de un tema como el que nos ocupa por sus amplias implicaciones: personales, sentimentales, psicológicas, históricas (y dentro de ellas de momento u oportunidad histórica), económicas y, por último de interpretación.

Cualquier persona que quiera escribir sobre el tema tendría que hacerlo desde cada una de estas perspectivas y, aún así, sería imposible abarcar el tema en su totalidad.

Al final, cada un@ hablamos desde nuestra parcial perspectiva y “tenemos como centro nuestro estado de ánimo” –como decía un buen amigo. Máxime cuando nos adentramos, con toda probabilidad, en uno de esos momentos especiales que ocurren, de tanto en tanto, en la Historia y en el que los acontecimientos (actos) se precipitan y pasan por encima de los argumentos sosegados.

El otro punto importante, desde mi punto de vista, es adivinar hacia dónde soplan los vientos de la Historia. Cuestión harto difícil, aunque se podría apuntar que hacia la descentralización, por un lado y hacia la libre cooperación, por otro.

UN POCO DE HISTORIA

Qué duda cabe que este conflicto viene de muy lejos. Hay conflictos, ¡sí!, que se enquistan, se mantienen latentes y salen a la superficie de vez en cuando. Este es uno de ellos.

Aunque viene de más lejos, la fecha de referencia es el 11 de septiembre del año 1714, fecha en la que se produjo la derrota de l@s partidari@s del archiduque Carlos (donde se alineaban la mayoría de catalanes/as ) frente a los de Felipe V (donde se alineaban la mayoría de l@s españoles/as) en el conflicto europeo, que se convirtió en guerra civil; guerra de Sucesión española que en su último tramo duró desde el 25 de julio de 1713 hasta el 11 de septiembre de 1714.

Con la derrota de l@s partidari@s del archiduque Carlos vino la supresión de los fueros e instituciones catalanas. Por ello, desde finales del siglo XIX se celebra oficialmente, cada año, la Diada (Día Nacional de Cataluña) el 11 de septiembre.

Otras fechas clave son:

El 9 de marzo de 1873 hay una Proclamación del Estado Catalán dentro de la Federación Española promovida por Baldomer Lostau y proclamada por la Diputación de Barcelona. El Estado catalán incluía las cuatro provincias catalanas y las Islas Baleares.

Después de que el presidente de la Primera República Española, Estanislau Figueras, y el jefe de filas del partido federal, Francesc Pi i Margall, prometieran la disolución del ejército español en Cataluña, la proclamación se desconvocó.

El 14 de abril de 1931 Francesc Macià, proclamó la República Catalana como estado integrado en la Federación Ibérica. La proclamación de la República Catalana por parte de Macià abrió un conflicto con el recién constituido Gobierno provisional de la República española. Para resolverlo, tres días después, tres ministros del Gobierno provisional llegaban a Barcelona para negociar, alcanzando un acuerdo por el que Macià renunciaba a la República Catalana a cambio del compromiso del Gobierno provisional de que presentaría en las futuras Cortes Constituyentes un Estatuto de Autonomía para Cataluña, y que el Gobierno de Cataluña utilizaría en adelante la denominación de Generalitat.

El 6 de octubre de 1934 tuvo lugar en Barcelona la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española por parte del Presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys.

Acabada la guerra, Lluís Companys fue tomado prisionero y fusilado.

El 25 de octubre de 1979, con el advenimiento de la Democracia a España después de 40 años de Dictadura, fue aprobado en referéndum por el pueblo catalán el Estatuto de Autonomía de Cataluña, también conocido como Estatuto de Sau. Con este Estatuto, Cataluña accedió a su autogobierno constituyéndose en Comunidad Autónoma dentro de España y que estuvo vigente desde su promulgación el 18 de diciembre de 1979 (Ley Orgánica 4/1979) hasta la aprobación en 2006 de un nuevo estatuto. El Estado traspasó, progresivamente, transferencias a la Generalitat sobre educación, salud…

En fechas más recientes:

En 2005 el Parlamento de Cataluña aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía que sustituía al de 1979. En 2006, con algunas modificaciones, también fue aprobado por el Parlamento español y l@s ciudadanos de Cataluña en referéndum. Pero el Partido Popular (actual partido del Gobierno), en la oposición, puso urnas para recoger firmas contra el Estatuto por toda España y lo recurrió ante el Tribunal Constitucional que lo recortó y casi lo dejaron al mismo nivel que el de 1979. Ante la afrenta, salieron a la calle un millón de catalanes para ir contra esa decisión y las asociaciones independentistas crecieron de forma exponencial.

El 27 de septiembre de 2015 se celebran las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña, hasta el momento. La campaña electoral estuvo dominada por el tema de la independencia de Cataluña y desde el independentismo se plantearon como un plebiscito sobre la independencia, tras haberse declarado inconstitucional​ el referéndum reclamado.

Desde años atrás los partidos independentistas con la Generalitat al frente reclamaban al Gobierno español un referéndum. La respuesta del Gobierno español siempre fue que un referéndum de autodeterminación era imposible porque no lo permitía la Constitución (“olvidándose” que en 2005 un artículo de la Constitución fue cambiado a instancias del Gobierno de Merkel, sin consultar a la ciudadanía).

Los partidos partidarios de la independencia sacaron mayoría absoluta aunque con el 47,7% de los votos.

El 1 de octubre de 2017 se celebra un referéndum por la autodeterminación impulsado por los partidos independentistas (mayoría absoluta) y promulgado por la Generalitat de Cataluña.

Días antes se celebra en el Parlamento de Cataluña unas sesiones polémicas donde se aprueba dicho referéndum y la ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República (o “desconexión”).

Dicha ley establece que el referéndum es vinculante y que se proclamará la independencia dos días después de la publicación de los resultados oficiales si el «sí» obtiene más votos que el «no», sin requerir una participación mínima. Los partidos de la oposición se negaron a votar dicha ley.

La ley es ilegal de acuerdo no solo con la Constitución y la legislación española sino con el Estatuto de Autonomía de Cataluña que requiere una mayoría de dos tercios en el Parlamento catalán para cualquier cambio en el estatus de Cataluña. La ley fue suspendida por el Tribunal Constitucional al día siguiente.

Los partidos independentistas se amparan en los Derechos Humanos y el mandato que les dieron l@s ciudadan@s.

El referéndum, que el Gobierno Español, afirmó que no iba a celebrarse, se celebró a pesar de la represión, y evidenció la determinación y la eficaz organización de l@s partidarios de la independencia; si bien no fue un referéndum efectuado con garantías al carecer de interventores, falta de tarjeta censal, no poder votar toda la población (residentes en el extranjero, viajeros)… y no ser homologable por la Comisión de Venecia.

El 10 de octubre de 2017, el señor Carles Puigdemont hace una declaración institucional donde no queda claro si declara o no la Independencia, dejando la puerta abierta al diálogo, según un@s, y más incertidumbre, según otr@s.

Conclusiones, afirmaciones, una pregunta y una quasi-afirmación:

Como podemos ver, la Historia se repite y se parece como una gota de agua a la película El día de la Marmota: Phil Connors es un meteorólogo algo frustrado que acude al pequeño pueblo de Punxsutawney cada 2 de febrero para retransmitir el comportamiento de una marmota que determina cuánto tiempo queda hasta que termine el invierno. Esta tradición local se conoce como el Día de la marmota. Lo que no imagina es que deberá pasar la noche en el pueblo debido a una tormenta de nieve y, a la mañana siguiente, misteriosamente volverá a vivir el mismo día y así sucesivamente.

Ante la repetitiva situación se abren tres vías:

-La confrontación pura y dura (guerra, encarcelamientos, represión, censura…) en la que ganará el más fuerte o, lo más probable, perdamos tod@s. Es la respuesta que habitualmente se ha dado hasta el momento.

Imposible en el contexto internacional en el que nos movemos.

-El diálogo franco y sincero –con mediadores/ras fiables para las dos partes- para llegar a un acuerdo en el que, como en todo acuerdo, cada parte deberá ceder y, ¡ojalá!, se pudiera llegar al fondo del asunto (asunto histórico que lleva coleando, como mínimo, 300 años) y llegar a una verdadera reconciliación. ¿Será posible a estas alturas? Lo sería si hubiera una fuerte presión Internacional.

Muy dudosa esta vía a juzgar por la Historia.

-Confrontación indirecta. Al encontrarnos en un nuevo momento histórico, siendo socios de la Unión Europea, es imposible una guerra. Por esta tercera vía se va a la retirada de transferencias, coerciones, asunción de funciones propias de la Generalitat por parte del Gobierno central (probable aplicación del artículo 155 de la Constitución), prisión para algun@s… apelando a la ley vigente. Se podría llegar a suspender la Autonomía de Cataluña, se intentarían celebrar elecciones anticipadas que, en caso de celebrarse, arrojarían parecidos resultados, habría una amplia desafección… y nos encontraríamos en un escenario de incertidumbre, de tensión permanente, de hartazgo… llegando a una paulatina descomposición y desestructuración de instituciones, partidos… y, finalmente, al interior de cada persona.

Y tal vez, tal vez, después de unos cuantos años de incertidumbre y sufrimiento, y haber tocado fondo, una nueva generación, con una nueva sensibilidad se levante y empiece a trabajar por/con un nivel de conciencia un grado más alto*.

¡La Historia dirá!

*Que, por cierto, no será muy diferente a lo que pase en otros puntos del Planeta al estar interconectados como estamos. Porque este conflicto, aparentemente local, como muchos de los problemas que tiene planteados el ser humano va/n a ser muy difícil/es de resolver con el actual nivel de conciencia que tenemos.