Palabras de Javier Tolcachier en el acto de apertura de Octubre No Violento.
Día Internacional de la No Violencia – Octubre No Violento – Quito, Ecuador
Muy buenos días con todas y todos
Gracias por estar aquí hoy. Gracias por permitirme dirigirme a ustedes en este evento tan significativo.
Hace 10 años la ONU declaró el 2 de Octubre como el Día Internacional de la No Violencia conmemorando el natalicio de ese gigante de la No Violencia que fue el Mahatma Gandhi, un modelo de acción social no violenta, un ícono de la liberación de los pueblos del yugo colonial que logró que la India alcanzara su independencia nacional del imperio británico.
Es importante que comprendamos la plena significación de la No Violencia y, sobre todo, que podamos actuar decididamente hacia una sociedad humanista, un mundo de paz, de justicia, inclusivo, cálido y fraterno, un horizonte donde la violencia no sea ya una práctica arraigada en nuestras relaciones personales y sociales.
A veces pareciera que el objetivo es lejano y en ocasiones caemos en la resignación que no llegaremos a vivir en un tipo de mundo así. Dicho malestar es comprensible cuando vemos cómo la violencia golpea al mundo y se expande por el planeta en forma de guerras convencionales, territorios ocupados, amenazas nucleares que podrían desembocar en una catástrofe irreparable, hambrunas, migraciones masivas, explotación económica, crisis de millones de refugiados, ataques terroristas, discriminación de minorías, violencia en las escuelas, en las ciudades, en los hogares, y violencia que también está en el interior de las personas, motivada por la culpa, la contradicción interna y el sufrimiento. Esta violencia no queda recluida simplemente en las personas sino que vuelve al mundo de los demás realimentando, en círculo vicioso, a la violencia interpersonal y social.
Sin embargo, vemos también como nuevos vientos de paz, de reconciliación, de rechazo a la violencia y a la venganza son consignas de cientos de miles de personas. En las distintas latitudes, se repudia a los que siembran odio mediante el terrorismo, la concentración de poder, la difusión de mensajes mediáticos manipulados o a través de la amenaza armada. Y esto debemos recalcarlo porque nos muestra que algo está cambiando y un nuevo horizonte comienza a irradiarse.
La No Violencia es una práctica social que requiere acción valiente y actitud coherente.
La No Violencia nos impulsa a superar la cobardía, la indiferencia, la apatía y la insensibilidad.
La No Violencia nos alienta a no quedar pasivos frente a la explotación, a expresarnos, protestar, exigir transformaciones, a hacer uso del boicot, la no cooperación y la desobediencia civil frente a la injusticia.
La No Violencia nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con los demás y con nosotros mismos, nos ayuda a ayudarnos, a dejar de competir salvajemente y a mirar a los demás con empatía y comprensión.
La No Violencia hace, en definitiva, que nos sintamos más cercanos a los demás, que logremos construir un nuevo nosotros.
¡Activemos la No Violencia! Llevemos su mensaje tan cerca y tan lejos como podamos. Llevemos la No Violencia a nuestros ámbitos familiares, a nuestras parejas e hijos, a las relaciones con nuestros amigos, vecinos y compañeros de trabajo, llevemos la bandera de la No Violencia a nuestras asociaciones barriales, llevémosla a nuestras escuelas, a nuestros clubes, a nuestras dirigencias y agrupaciones y así, hasta llegar a todo el mundo.
Actuemos con coherencia individual en la vida cotidiana, intentando tratar a los demás como queremos ser tratados. Pero actuemos también colectivamente, saliendo de la encerrona del individualismo, para presionar a los poderosos, para promover la igualdad de oportunidades para todos y todas; para reconocer y valorar la diversidad; para auspiciar la libertad de pensamiento; para luchar contra toda forma de discriminación y toda forma de violencia.
Permítanme despedirme con palabras de SILO, ese alma grande contemporánea que llevó su mensaje de no violencia activa a todas las culturas del planeta como forma de lograr unidad interna:
No es el fin de la Historia, ni el fin de las ideas, ni el fin del ser humano, tampoco es el triunfo definitivo de la maldad y la manipulación. Un nuevo mundo y una nueva sensibilidad están naciendo y se abren paso ampliando horizontes. Es posible cambiar las cosas y cambiarnos a nosotros mismos. El cambio es posible y depende de la acción humana.
Gracias por estar aquí. Paz, fuerza y alegría para todos.