Por Demian GZ
Sabrán disculpar los compañeros dolidos mi extraño nivel de optimismo: continuar adelante, incluso contra toda esperanza, es una victoria en sí.
Sabrán disculpar mis enemigos que no me rinda: después de hacer carne las ilusiones colectivas, uno aprende a mantener la voluntad más allá de los resultados.
Sabrán disculpar los tibios que hable yo de enemigos en plena democracia. No son MIS enemigos. Lo son del pueblo.
Lo son de ustedes, lo asuman o no. Y sabrán disculpar que los llame tibios. Es por el calor que siento hoy en mis venas.
Sabrán disculpar los críticos mi falta de autocrítica. La tengo. Pero no es por lo que hicimos mal que nos odian sino por lo contrario.
Sabrán entender mis aliados peronistas que celebre que Cristina renuncie a la base rancia del pejota aunque eso signifique no ganar. Soportamos muchas cosas por ganar y, cuando aun así no alcanza, es tiempo de volver a dar las cartas. Sabrán perdonar que celebre, además, un nuevo comienzo.
Sabrá perdonar la familia Maldonado por negarme al odio contra los votantes de esta sociedad… necesitamos diferenciar entre ellos a los confundidos de los fachos de corazón. Créanme, es más la malintencionada confunción generada como un gas mediático entre la población, que el número de fascistas por convicción.
Sabrán o no perdonarme esos fascistas a los que no quiero diferenciar, aunque no tengan ellos mi perdón.
Sabrán entender mis amigos y amigas, mis compañeras y compañeros, que no quiera para ellos otro dolor que el que nos rearme y no los deje claudicar.
¡Que se queden los forros el olvido y el cáncer! A nosotros la vida nos va a necesitar.