Uno de los caballitos de batalla por parte de la Derecha chilena es su insistencia en tener la libertad para elegir. Comparto íntegramente la idea, el concepto, la relevancia que tiene que podamos ser libres para elegir en base a nuestra voluntad. Desafortunadamente, en la vida real, esta libertad se ve restringida por múltiples factores, los que inciden para que en la práctica sólo unos pocos puedan ejercer en plenitud esta libertad.
El factor clave o crítico de esta libertad es el tamaño del bolsillo, esto es, la cantidad de recursos monetarios de que disponemos. Sin dinero, la libertad para consumir productos o servicios, tiende a cero; con mucho dinero, tiende a infinito.
En la Biblia se afirma que te ganarás el pan con el sudor de tu frente. Si esto fuese cierto, podría afirmarse que la libertad para elegir viene dada por nuestra voluntad y capacidad de trabajo. Sin embargo la realidad nos dice, una y otra vez, que no es así. Incluso se puede afirmar que en muchas situaciones es al revés. En no pocos casos, mientras más trabajas, menos ingresos tienes, y por tanto menos libertad para elegir. No sólo eso, sino que también menos tiempo para estar con los tuyos.
Los abusos, las colusiones, las estafas proveen de más libertad a unos en desmedro de quienes son afectados. También incide el tema de la herencia, un elemento segregador por excelencia. No es comparable la libertad para elegir de quienes heredan las fortunas de sus padres, con la de quienes no heredan nada.
En una sociedad extremadamente desigual como la nuestra, que tan solo provee oportunidades a quienes están próximos a los que tienen la manija, la libertad para elegir termina siendo el privilegio de una minoría. Por tanto, el desafío que tenemos es hacerla extensiva a la mayoría, que el tamaño de nuestros bolsillos no dependa de los privilegios, las avivadas, los fraudes, las discriminaciones, los abusos y las colusiones, sino que del fruto de nuestro aporte a la sociedad, no solo en términos productivos, sino que de nuestro comportamiento con quienes nos rodean.