Algunas reflexiones sobre la situación de España en este momento. 1-O
Por Esther Bass
¿Podríamos reflexionar más allá de las compulsiones en la que estamos imbuidos, tomando bando, comprendiendo que nadie ha elegido ningún bando?
¿Podríamos profundizar en nosotros mismos con un poquito de humildad y caer en cuenta de que el caos externo que vivimos viene del caos interno que llevamos cada uno a cuestas?
¿Podríamos reconocer nuestras propias contradicciones, reconociéndolas también afuera, queriendo superar la violencia y la mala conciencia en uno mismo y afuera de uno?
Este profundo conflicto no es un tema de buenos o malos ya que todo forma parte del mismo juego.
Es el mismo sistema arcaico y violento, con el que se ha construido la historia. Un sistema de intereses, códigos, valores, sensibilidades y conductas…, que no tienen salida porque la violencia genera más violencia.
Vivimos en un sistema que es violento, inhumano y maltrata a la gente.
Necesitamos entender bien esto.
La violencia tiene múltiples formas y está ya mundializada, porque la violencia aún no la hemos superado. Ninguna cultura ha superado su violencia y por tanto las personas influidas en ese contexto mayor tampoco.
Un sistema que cosifica al ser humano, que lo objetiviza, despojándolo de toda intencionalidad, de todo sentido y de todo futuro, es un sistema, violento, lleno de heridas y conflictos sin solución.
Ese sistema del que todos nos quejamos, está también adentro de nosotros, intoxicando las relaciones humanas, generando sufrimiento por igual y jodiéndonos a todos del mismo modo.
El victimismo, la culpabilidad son las dos caras de una misma moneda y por cierto las dos son falsas ya que en ambas hay mentira y manipulación.
No caigamos en los bandos una vez más.
Necesitamos crezcer como personas y como pueblos, dando nuevas respuestas.
Aportemos experiencia y no creencias ni ideas sobre las cosas, ya que no se pueden validar o universalizar, porque ellas no son reconocidas por todos y por tanto aceptadas por quienes no las comparten. Imponerlas es violencia.
Aprendamos de la historia y también de la propia biografía, reconociendo nuestros fracasos, nuestros errores, nuestras frustraciones.
Aprendamos de la experiencia con humildad, con sinceridad hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Demos un salto, sí, pero comprendiendo que no queremos formar bandos; que no hemos elegido nada, ni el lugar donde hemos nacido, ni los padres, ni los gustos, ni los intereses, ni el color de piel, ni el momento histórico en el que vivimos, ni tan siquiera la ideología o las creencias que nos llevan a confrontar con otros, imponiéndolas.
Aspiremos a una nueva cultura libre de violencia y sufrimiento.
Aspiremos a un nuevo mundo empezando en nosotros mismos: Aprendiendo a tratar a los demás del modo en que queremos ser tratados…
No alimentemos al monstruo del odio y la venganza porque eso sólo traerá más dolor y sufrimiento para todos.
¿Quién asumirá el compromiso ético de querer detener esta espiral de violencia enloquecida empezando por uno mismo? ¿Quién se hará cargo de su responsabilidad también hacia las demás personas?
Somos la misma gente, los mismos problemas, el mismo malestar, los mismos temores, las mismas esperanzas…, todos frente a un futuro incierto, carente de referencias coherentes y de sentido.
Estamos muy desorientados.
El tema no es un gobierno o el otro, Madrid o Barcelona, a ver “quién la tiene más grande”, son los mismos perros con distinto collar. Unos aprovechan la coyuntura para conseguir sus intereses y otros tratan de mantener los suyos y ninguno nos tiene en cuenta.
Lo que está pasando en Cataluña, en España, es algo que produce mucho dolor por todos lados, que nos divide por dentro y por fuera.
Las cúpulas de poder, estén donde estén, sean las que sean, ejercen violencia por tener un poder desconectado del pueblo, cuando el poder se lo damos nosotros ingenuamente porque, en realidad, es nuestro.
Si nos unimos comprendiendo esto, veremos lo grandes que somos, la fuerza que tenemos y cómo podremos ir transformando todo lo que necesitamos cambiar.
El 15M fue un efecto demostración muy reciente que ha quedado en la memoria colectiva y que abrió nuevas posibilidades de futuro en nuestras cabezas y en nuestros corazones.
El Humanismo Universalista reconoce al ser humano como el valor y preocupación central y declara: “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”. Y esto no es un slogan, sino un compromiso de conducta y un posicionamiento en el mundo.
El poder ejerce violencia y su reacción es violencia también. Estamos asistiendo a algo que pudiera convertirse en cualquier minuto en una batalla campal, en la que todos saldremos jodidos.
El malestar social está en toda España, en toda Europa, en todo el mundo…
No es algo aislado, como el sistema, que es el mismo en el mundo occidental y ya parte del otro mal llamado civilizado, democrático.
La historia del ser humano hasta hoy está llena de sangre, manipulación, violencia, sufrimiento. Todos han ejercido violencia sobre otros. Todos quieren controlar la riqueza, y la intencionalidad humana.
Por cierto que esa riqueza está generada por los pueblos, por la gente, por su trabajo. De ahí sale todo progreso social: del trabajo y esfuerzo de todos, de la construcción social a la que todos aportamos; desde el barrendero, el panadero, al médico y al informático; no del capital, no de la banca, no de las cúpulas de poder.
Todos somos manipulados, colocados en bandos, divididos, confrontados. Así comienzan las guerras; bandos enfrentados pugnando por el poder a costa de la gente, de nuestro futuro y nuestras vidas.
El lío está en la calle, el lío nos lo quedamos nosotros, ahora a convivir con esta fractura social…
Las miradas se cruzan y sin palabras, nos preguntamos ¿qué quieres tú, qué vas a hacer?
Estamos inmersos en una nebulosa que no nos deja ver con claridad ¿ Hacia dónde vamos?¿
¿Hacia dónde nos llevan los irresponsables políticos que gobiernan, chantajeando y manipulando el sentir de la gente para sus intereses sin importarles nuestras vidas?
Deciden sobre nuestro futuro sin escuchar a los pueblos y amenazan con recortes sociales de todo tipo, el desamparo social y hasta con la tercera guerra mundial.
Reivindicamos el derecho a votar como si ese fuese nuestro mayor derecho…
No sólo es un derecho votar y presionamos para ello, sino que deberíamos presionar a los que deciden en que se ejerza una democracia real y no formal.
Deberíamos levantarnos unidos, exigiendo iguales derechos e iguales oportunidades para todos, sin ningún tipo de discriminación, porque lo más importante somos las personas, somos todos.
Someter a consulta popular directa cualquier problema que afecte a todos; garantizando protección social. De lo barrial a lo regional, nacional y mundial.
Organizando asambleas periódicas y públicas, donde el pueblo discuta, priorice y decida sobre las necesidades básicas, aún por resolver, exigiendo su ejecución para el desarrollo de una vida plena y digna que despeje y aclare el futuro.
Sanidad y educación públicas y de calidad para todos. Inversión en investigación,
Garantizar una vivienda digna para todos.
Éstos son derechos, no negocios. Especular con las necesidades humanas es inmoral, intolerable, y urgentemente transformable.
Asegurar del mismo modo, el alimento, la vestimenta para todos y crear trabajo digno, bien pagado, sin permitir perder los derechos que otras generaciones lograron para un futuro mejor para nosotros, ganando en calidad de vida, ganando en tiempo libre para disfrutar de la vida, de los seres queridos o de lo que te dé la gana hacer en tu vida.
¿A dónde va el fondo común, la hucha de todos, la seguridad social, para el bienestar de la población? Ese es su sentido, por tanto, deberíamos remar todos en esa dirección exigiendo que ese fondo común se revierta haciendo justicia social que garantice una calidad de vida para todos y no usarlo para «salvar» a la banca, especulativa y usurera que empobrece y genera desigualdad social y violencia, o en la compra de armas, o para la iglesia.
Es un sistema político, económico, piramidal, no democrático. Las decisiones las toman a espaldas del pueblo, en las cúpulas de poder y eso lo hacen todos los bandos, porque el valor central de este sistema es el dinero, el poder, no las personas.
Listas abiertas, eligiendo a quien tú quieras, en quien confías para llevar a cabo las prioridades comunes, exigiendo una gestión transparente y entendible para todos, de su función pública.
La puesta en marcha de una ley de responsabilidad política para, en el caso de que hagan una mala gestión de los intereses y necesidades comunes, poder despedirlos, sin tener que esperar 4 años hasta las próximas elecciones.
Sueldos sin privilegios, como funcionarios públicos que son.
La ejecución de las prioridades sociales, discutidas en los senos de los pueblos, asegurando el bienestar social y la justicia social como cuestiones indiscutibles ni postergables.
Consulta directa sobre las leyes a aprobar. Toda decisión ha de estar en manos de los pueblos y no de la banca ni de las cúpulas de poder que trabajan para ellos. Ellos sin nosotros no son nada.
Esto sería un nuevo sistema social, coherente, al servicio del ser humano, del bienestar de todos por igual, de la vida.
Veríamos el nacimiento de un nuevo mundo humanizado, de un cambio verdadero, el cambio al que aspiramos, un mundo sin violencia. La violencia se iría disolviendo porque tendríamos en cuenta a los otros y no solo el propio ombligo.
Está claro, el profundo descontento y malestar social que va acumulando más y más tensión buscando culpables a la asfixia vital que experimentamos.
Este sistema en el que estamos inmersos ha fracasado, no funciona. Necesitamos un cambio profundo y esencial.
El problema pues, no es votar o no votar, por cierto muy condicionado el voto por la manipulación de pensamiento.
¿Cómo vas a elegir libremente, estando en un estado de alteración, tomados por la compulsión y el clima social que se va contagiando de unos a otros, como en el pánico, en el que las emociones encontradas, nos colocan fuera de sí, en un bando y en el otro? Con un nivel atencional propio del estado de conciencia del semisueño o del sueño o de una gran borrachera, es decir, sin ninguna capacidad de autocrítica, crítica ni análisis de los fenómenos externos, aumentando el caos y la alteración en múltiples formas?
Cada uno vive la película y la interpreta según sea para él, también sea su mirada, también su intención. ¿De qué realidad hablas al pez, al reptil, al gran animal, al insecto pequeño, al ave, al niño, al anciano, al que duerme y al que frío o afiebrado vigilia en su cálculo o su espanto?
La violencia tiene muchas formas, no sólo física, ésta es la más visible.
La pobreza, la explotación, la esclavitud, la desigualdad… es violencia económica.
La opresión, el chantaje, la manipulación, la difamación, la imposición…, es violencia psicológica y moral.
La discriminación del tipo que sea es violencia y está en la raíz de todas ellas.
También está la violencia religiosa, sexual, cultural… Todas ellas con formas muy groseras o disimuladas.
Para terminar, decir que el tema, desde mi enfoque, que nos tiene inmersos en múltiples e infinitos problemas, es que estamos muy dormidos, muy alejados de nosotros mismos, muy en el para mí. Cada uno mira para sí, para sus propios intereses, aunque ello conlleve crear sufrimiento en otros. Si eres indiferente al dolor y sufrimiento de los demás toda ayuda que pidas no encontrará justificación.
Y hasta que no comprendamos que no habrá futuro ni progreso social verdadero, si no es de todos y para todos, estaremos mareando la perdiz, alterándonos inútilmente, desde la torre de Babel que hemos levando entre todos.
Paz, Fuerza y Alegría para todos.