Entrevistamos a uno de los tres diputados del Frente Amplio, el liberal Vlado Mirosevic, parlamentario por Arica, ciudad fronteriza con el Perú y con Bolivia. Lo hicimos allá mismo, en su tierra.
Pressenza: ¿Qué te llevó a fundar y dar forma al Partido Liberal?
Vlado Mirosevic: Un fuerte desencanto con las dos grandes coaliciones, una suerte de impotencia con un binominalismo en el que los partidos tradicionales han terminado por distribuirse cuotas de poder, sin abrir espacio a nuevas opciones. El rechazo ciudadano a las características actuales de la política se ha estado expresando en la abstención, ante la ausencia de nuevas opciones que valoren tanto la libertad como la igualdad, a la que aspiramos muchos.
Pressenza: ¿Qué es el Partido Liberal?
Vlado Mirosevic: Es la expresión de un movimiento centro reformista cuyas ideas fuerza resuciten el espíritu liberal, laico, progresista y federalista que existió en el siglo XIX y que dejó de existir. Nuestro liberalismo se siente heredero de los pipiolos.
Pressenza: ¿Qué te movió a ser político, a incursionar en la política?
Vlado Mirosevic: Mi incursión en el ámbito político obedece a un interés por ser partícipe activo en la recuperación de la democracia. El estado de abandono y postración en que estaba sumida Arica, mi formación profesional como cientista político, y las ganas por sacar adelante a mi ciudad natal, me impulsaron a meterme a fondo en la política.
Pressenza: ¿Cuáles fueron las claves de tu triunfo en las últimas elecciones parlamentarias?
Vlado Mirosevic: Desafortunadamente la política está muy desacreditada y Arica necesitaba un remezón, luego de décadas de esperanzas frustradas por la defraudación de muchos políticos. Cabe recordar que ha habido autoridades políticas (alcaldes y concejales) que han sido formalizados, procesados y algunos de ellos condenados. La población estaba abierta a un cambio. Por otra parte, realicé una campaña que implicó un fuerte trabajo en terreno, de contacto directo, el que complementé con mi incursión en las redes sociales cuando el mundo político aún no lo empleaba.
Pressenza: ¿Cuáles son las fortalezas de Arica?
Vlado Mirosevic: Su localización geográfica, como espacio de encuentro. En algún minuto, más temprano que tarde, Perú, Bolivia y Chile deberán dejar de estar de espaldas para mirarse de frente. Dejar atrás los conflictos del pasado, para proyectar un futuro conjunto donde tienen mucho que ganar.
Una segunda fortaleza está dada por su capacidad para generar energía solar, con capacidad para “exportar” al resto del país. Las condiciones climáticas que posee son inmejorables.
Por último, ser una ciudad a escala humana que facilita el entendimiento entre quienes tenemos el privilegio de vivir acá.
Pressenza: ¿Cuáles son las debilidades de Arica?
Vlado Mirosevic: Las debilidades de Arica las centraría en la existencia de un bajo estado de ánimo, que debemos revertir. Existe una suerte de sentimiento de orfandad, de abandono que se arrastra de los tiempos de puerto libre, del barrio industrial. Cabe recordar que a mediados del siglo pasado en Arica se vivió la primera experiencia regionalizadora del país, con la creación de la Junta de Adelanto de Arica, experiencia que se añora hasta la fecha por sus obras, las que perduran hasta hoy, y porque le permitió operar con autonomía respecto del poder central.
Pressenza: ¿Cuál es el destino que visualizas para Arica?
Vlado Mirosevic: El destino de Arica está dado por su localización y su geografía. Sueño Arica como una gran plataforma comercial y logística vinculada con un megapuerto, exportadora de energía solar.
Pressenza: ¿Qué medidas has estado impulsando a favor de Arica?
Vlado Mirosevic: He impulsado y seguiré impulsando acciones conducentes a la elección democrática de los intendentes, junto al traspaso de competencias y recursos a las regiones; a la generación de una nueva ley de puertos; a la aplicación de estándares y subsidios diferenciados que consideren las características que poseen las distintas regiones. A modo de ejemplo, en el sector vivienda, cada región tiene sus propias características, y resulta absurdo que las viviendas sociales sean las mismas en todo el país, dado que en cada una de las regiones las exigencias no tienen porqué ser iguales, al igual que los montos de los subsidios.