Al acceder a la Asamblea Nacional del Ecuador, nos encontramos con gigantografías donde se distinguía a Rafael Correa, a Hugo Chávez, a José Mujica, a Néstor Kirchner, a Cristina Fernández, Evo Morales, Dilma Rousseff y Lula Da Silva, líderes icónicos de las últimas travesuras soberanistas en la región sudamericana.
No resultó sencillo ingresar al salón donde se desarrollarían las conferencias y exposiciones ya que la capacidad estaba sobrepasada. Se apiadaron de este cronista llegado de tan lejos y que quería poder hacer algunas fotos de cerca de los protagonistas del encuentro, en el marco del cual estaba previsto el lanzamiento de la Escuela de Formación Política Leonidas Proaño.
La Jornada del Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP 2017), tuvo como primeros participantes al exministro argentino Axel Kicillof, el alcalde de Valparaíso Jorge Sharp, el antropólogo y dirigente de MORENA Héctor Díaz Polanco, la candidata a vicepresidenta de Honduras Xiomara Castro y también a referentes de la comunicación y organizaciones de base de Brasil, Venezuela, País Vasco y del país anfitrión, Ecuador.
La sala era bulliciosa, los pañuelos verdes y las camisetas blancas delataban a los militantes de Alianza País que se agolpaban gritando consignas a favor de Rafael Correa, de la continuidad de la Revolución Ciudadana, sobre la inocencia del vicepresidente Jorge Glas, implicado en denuncias por corrupción, y manifestando un claro rechazo por las primeras medidas adoptadas por el presidente Lenin Moreno.
“Votamos un programa de gobierno y ahora está llevando adelante otro”, decía un referente barrial de Quito que arengaba a sus compañeros sacudiendo los brazos. Byron, llegado de Guayaquil, nos decía “necesitamos una constituyente que blinde la actual Constitución”. A su lado, se iluminaba la cara de la acompañante, “Rafael dijo que se presentaría de nuevo si se hacía la Constituyente”.
El clima era crispado, pero a la vez alegre. “¡Viva la Escuela de formación política!”, gritaba un hombre de más de sesenta años, a lo que la sala repleta contestaba “¡Viva!”. Jóvenes, originarios, mujeres, afroecuatorianos, militantes entrados en canas, se veía de todo entre los asistentes.
Rafael Correa se conectó por redes sociales y saludó el encuentro. Habló de los “ataques de politiquería”, de “mezquindades”, de “hipocresía” y “deslealtad”. Animó a los suyos a no aflojar y explicaba la historia poco seria relacionada con la cámara en su despacho o el odio que le guarda Odebrecht a Ecuador “por haber perdido 700 millones de dólares en contratos”. “En 2010 los echamos de Ecuador debiéndoles 80 millones de dólares, por eso nos guardan tanto rencor”, aseguró. “Ojalá trasciendan todos los documentos que se investigan”, decía, mientras se mostraba seguro de “haber dejado todo por la patria”.
Tras el expresidente, ahora en Bélgica, habló la secretaria ejecutiva de Alianza País, Gabriela Rivadeneira, quien puso de manifiesto que el 30 de septiembre se recordaba el triste aniversario del intento de golpe de estado contra Correa en 2010. La dirigente insistió sobre la necesidad de formarse políticamente para revertir los avances de la derecha que buscan destruir las conquistas de los gobiernos progresistas de la región.
Axel Kicillof, economista y diputado argentino, fue invitado para hablar de la crisis económica mundial y cómo afecta a la región, entender la coyuntura internacional donde el neoliberalismo busca “imponer los planes de exclusión, hambre y miseria en el continente”. Además convocó a “los pueblos latinoamericanos” que “tienen que estar unidos para combatir el neoliberalismo”.
Luego de un breve receso, la activista social y comunicadora de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Sally Burch, compartió con el auditorio las conclusiones de los Diálogos por una Internet Ciudadana que habían tenido lugar en Ciespal, entre el miércoles y el viernes de esta semana. Alertó sobre los riesgos del dominio de internet por parte de los grandes conglomerados empresariales, de las restricciones a las libertades que eso significa, de cómo coarta la soberanía de los países y, fundamentalmente, de cómo el activismo y la organización social pueden contrarrestar estas prácticas abusivas y ofrecer alternativas.
Tras las palabras introductorias de la vicealcaldesa de Quito, Anabel Hermosa, hizo uso de la palabra la hondureña Xiomara Castro, quien no tardó en reivindicar a sus referentes: Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro y Hugo Chávez. Además agradeció especialmente al pueblo ecuatoriano y a su anterior presidente, Rafael Correa, por el apoyo brindado a su país tras el golpe de estado contra el entonces presidente Manuel Zelaya, esposo de Xiomara.
Aseguró que en Noviembre, a través de las urnas, le pondrían fin a la dictadura que vive Honduras y se mostró muy preocupada por la falta de democracia en la región. Se refirió al golpe de estado parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil, pero también a los presos políticos, haciendo mención del caso de Milagro Sala en Argentina o las desapariciones forzadas, como la de Santiago Maldonado, señalando al presidente argentino, Mauricio Macri, como exponente del retroceso democrático de la región.
Al término de la jornada quedó de manifiesto que la formación de cuadros políticos es una necesidad de toda la región. Articular diferentes experiencias sobre las bases de la soberanía, el bien común, las prácticas del Buen Vivir y una política económica que favorezca la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos y todas, se convierten en la agenda urgente para que los intentos de complementariedad latinoamericana se plasmen en una integración de los pueblos en defensa de su emancipación ante el evidente embate de fuerzas conservadoras.