Los comunicadores y periodistas legitiman, a través del discurso, sentidos y marcos interpretativos; es allí, en las dinámicas de construcción de sentidos, que la comunicación cumple un rol cultural de primer orden debido a que inciden en las prácticas de las sociedades.
Pero también las poblaciones colocan su nota distintiva en este diálogo colectivo, a veces degradado o negado por la hegemonía discursiva. Aún cuando la violencia todavía campea en el mundo, millones de personas se manifiestan hoy en contra escenas callejeras a favor de la paz. Esto abre una ventana de oportunidad para mejorar la comunicación.
El discurso de odio que hoy se continúa destilando desde ciertas esferas y usinas periodísticas aparece ya como un anacronismo destinado a sucumbir. Pero, ¿cómo comunicar la paz?
En el proceso de fortalecimiento de la cohesión social, es fundamental generar e impulsar una narrativa para la diversidad y la paz, donde aquello que es diferente tenga un lugar de reconocimiento como el valor de la pluralidad, en la que el otro tiene rostro e historia, donde actualizamos continuamente nuestra identidad a través de la memoria que compartimos.
Entre vacuidades y mentiras, ¿cómo resignificar conceptos como diálogo, reconciliación, inclusión? ¿Cómo aportar veracidad a una renovada cohesión social sin dejar de abordar sus conflictos? ¿Cómo contrastar eficazmente los estigmas que convierten periodismo en panfletarismo incendiario y peligroso? ¿Con qué tono y herramientas puede construirse una nueva práctica comunicacional acorde a los tiempos complejos que corren, en los que un viejo mundo parece crujir, pero el futuro tarda en aparecer? ¿Cómo desarrollar una comunicación que deje de ser simplemente “alternativa” para convertirse en el canal central de los derechos humanos y sociales por y para todos?
Pressenza, RET Internacional y CIESPAL proponen este espacio de reflexión en el cual, desde un enfoque de paz y no violencia, se promueva la construcción de nuevos sentidos posibles, en la definición de un mundo humano y humanizado, en la apuesta definitiva por una nueva civilización humana universal, regida por la no violencia como metodología de acción.