Por Yanis Varoufakis para DiEM25.
Puede que Wolfgang Schäuble haya abandonado el Ministerio de Hacienda, pero su política de convertir la eurozona en una jaula de hierro de austeridad, que es la antítesis misma de una federación democrática, sigue adelante.
Lo que llama la atención del mandato del Dr. Schäuble es la forma en que invirtió fuertemente en mantener la fragilidad de la unión monetaria, en lugar de erradicarla para que la zona del euro fuera macroeconómicamente sostenible y resistente. ¿Por qué quería el Dr. Schäuble mantener la fragilidad de la zona euro? ¿Por qué, en este contexto, estaba tan interesado en mantener la amenaza de Grexit? La respuesta simple es: Porque un estado de permanente fragilidad fue instrumental en su estrategia para utilizar la amenaza de expulsión del euro (o incluso de la retirada de Alemania) para disciplinar a los países deficitarios, principalmente Francia.
En el pensamiento del Dr. Schäuble se creía que, como federación, el euro es un régimen de cambio fijo glorificado. Y la única manera de mantener la disciplina dentro de tal régimen era mantener viva la amenaza de expulsión o salida. Pero para mantener viva esa amenaza, no se podía permitir que la eurozona desarrollara los instrumentos e instituciones que la impedirían ser frágil. Así pues, la fragilidad permanente de la zona euro era, desde el punto de vista del Dr. Schäuble, un fin en sí mismo, más que un fracaso.
La ascensión del Partido Liberal Democrático hará que la salida de Wolfgang Schäuble no altere la política de hacer lo que sea necesario para evitar la evolución de la zona euro hacia una macroeconomía sostenible. La única promesa del FDP a sus votantes fue impedir que cualquiera de los planes de Emmanuel Macron, para alguna federación-lite, fuera acordado, y para perseguir a Grexit. Peor aún, mientras que Wolfgang Schäuble entendió que la austeridad y los nuevos préstamos eran catastróficos para países como Grecia (pero insistió en ellos como parte de su campaña para disciplinar a Francia e Italia), sus sucesores del FDP en el ministerio de finanzas probablemente serán menos «iluminados» creyendo que la «medicina dura» es adecuada para el propósito.
Y así continúa la crisis interminable de la economía social europea, que alimenta a los monstruos políticos xenófobos.